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La guardería de Luis Enrique funciona

El seleccionador ha rejuvenecido a España y los jóvenes le responden. Gavi y Yeremy Pino han sido los últimos en debutar, pero han llegado para quedarse

Luis Enrique da instrucciones a Yeremy Pino durante el Italia-España
Luis Enrique da instrucciones a Yeremy Pino durante el Italia-EspañaMarco Betorello / POOLEFE

Luis Enrique no tiene miedo de incluir a los jóvenes en el equipo, aunque apenas hayan jugado media docena de partidos en la élite, como sucede con Gavi. El jugador del Barcelona y Yeremy Pino son los últimos debutantes de la cantera del seleccionador, que ya ha hecho debutar a 27 jugadores en sus dos etapas con el equipo nacional. Y cada vez llegan más jóvenes.

Tres de los siete debutantes más jóvenes con la Roja en su historia se han estrenado con Luis Enrique en el banquillo. Ahora Gavi es el más precoz de siempre. Ansu Fati es el tercero en esa clasificación y Pedri, el séptimo. Yeremi Pino no entra entre los diez primeros por poco.

El seleccionador ha desterrado el temor a apostar por los jóvenes que había en otros tiempos. Raúl, por ejemplo, tuvo un estreno arrollador con el Real Madrid. Sólo tenía 17 años, cuatro meses y dos días cuando Jorge Valdano le hizo debutar en Zaragoza con el primer equipo. Sin embargo, tuvo que esperar casi dos años para que Javier Clemente le permitiera debutar con la selección. Algo que no le hubiera ocurrido con Luis Enrique.

Al técnico español no le parece nada extraordinario lo que hace con los jóvenes y se lo toma con «absoluta normalidad». El secreto está en la mezcla con los veteranos. «Hay jugadores veteranos que juegan como si tuvieran 17 años. Si llegan a este nivel los jóvenes saben a quién se tiene que parecer y se tienen que parecer a los veteranos que tenemos en la selección», dice.

Hay veteranos que juegan como debutantes y debutantes que juegan como si llevaran años vistiendo la camiseta de la selección. Y la mezcla funciona porque los mayores asumen con naturalidad la llegada de los nuevos y los ayudan a integrarse. «La edad es un número, da igual la edad que tienes si compites bien. Da igual jugar con 17 que con 37, lo importante es sumar», reconoce Koke. Como Gavi. «Lo de Gavi es excepcional en el día de su debut. Juega como en el patio de su casa. Como ya lo he visto muchas veces en categorías inferiores y en el primer equipo del Barcelona sabía lo que nos iba a aportar: valentía, personalidad, calidad técnica, no le pesa la situación. Es un jugador muy completo, un portento físicamente, corre muchísimos metros, y lo importante no es el debut sino que tiene la personalidad y la calidad suficiente para jugar a este nivel», explicaba Luis Enrique después del partido. «Es anormal que haya un jugador con esa personalidad y ese fútbol. Es un perfil típico de interior de nuestro sistema, tiene capacidad para dar el último pase, personalidad, no sólo será el futuro de la selección sino el presente», asegura Luis Enrique.

Gavi superó el récord de precocidad en la selección, pero lo asume con la naturalidad que demostró sobre el césped. «Es un orgullo para mí ser el jugador más joven en la historia en representar a mi país y encima con victoria», reconocía tras el partido. «Salir de titular no me lo esperaba, pero estaba atento para cualquier cosa. Intenté siempre ser yo mismo y darlo todo», añadía.

Yeremy Pino, el otro debutante, mostró un atrevimiento impropio de su edad. Y encuentra una explicación para que haya tantos jóvenes en la selección. «Las canteras en España están trabajando muy bien, cada vez salen jugadores más jóvenes», afirma. Pero hay algo más una vez que los jugadores cruzan por primera vez la puerta de la residencia de la Ciudad del Fútbol para integrarse en la selección absoluta. «La confianza que nos da el míster para jugar como jugamos», destaca. «Es muy cercano, arropa mucho a los jóvenes. Es gracioso», dice del seleccionador. «No lo conocía mucho, pero la impresión es muy buena y estoy muy contento por toda la confianza a que me ha dado», reconoce. «Todos los [jóvenes] que conozco tienen una personalidad increíble y en el campo no demuestran la presión. Juegan como en el barrio o con sus amigos», afirma. Asumen la responsabilidad en el campo y en el vestuario. Como el propio Yeremy, que pidió perdón por el gol de Italia. «Fue fallo mío», asume.