Amarcord

Once canguros sin piedad con el débil vecino

Australia ostenta desde 2001 el récord de la mayor goleada del fútbol de selecciones con un 31-0 sobre Samoa Americana

Australia protagonizó ante Samoa Americana la mayor goleada de la historia
Australia protagonizó ante Samoa Americana la mayor goleada de la historiaefeLa Razón

Hay que tener cuidado con no manosear las expresiones porque pueden terminar banalizándose. Hoy en día, por ejemplo, llamamos «goleada de escándalo» casi a cualquier marcador, un 0-4 de nada en cuanto presupongamos cierto equilibrio entre los contendientes, por ejemplo. Pero vivimos en un mundo prodigioso en el que se dan tanteos inimaginables, como ese 149-0 que se infligieron a sí mismos los jugadores del SO l’Emyrne, que se pasaron noventa minutos marcándose goles en propia meta frente al AS Adema en protesta por una decisión arbitral que, en la jornada anterior, lo había privado de la posibilidad de ganar la liga malgache.

Esa goleada verdaderamente escandalosa de octubre de 2002 es la mayor de la historia en un partido oficial, según el registro oficioso del Libro Guinness de los récords. Un año y medio antes, en el marco de las eliminatorias para el Mundial de Corea y Japón, Australia batió todos los registros en partidos entre selecciones absolutas. El cambio de siglo venía rumboso, pues la proliferación de federaciones nacionales había llenado el mapa balompédico de equipos de discutible calidad. Uzbekistán ganó 15-0 a Mongolia, sin poder igualar la marca (17-0) que Irán había logrado contra Maldivas, los mismos que República Dominicana marcó a Islas Vírgenes. Guam tuvo una mala presentación en sociedad, pues encajó 16 goles contra Tayikistán y 19 ante chinos e iraníes, aunque la plusmarca era de Kuwait, que le había metido 20-0 a Bután.

Estos resultados habían apartado por unos meses el foco de Oceanía, donde los pequeños archipiélagos sin tradición futbolística eran presa tradicional de Australia y Nueva Zelanda. Los neozelandeses, de hecho, se clasificaron en España 82 para su primer Mundial, al que llegaron tras batir a Fiyi por 13-0 en las eliminatorias y ésa era la referencia continental cuando todo explotó en el otoño austral de 2001, en el torneo premundialista disputado en Coffs Harbour, una pequeña ciudad de Nueva Gales del Sur. Era evidente que los anfitriones saldrían hacia la final contra Nueva Zelanda –que también arrasó en su feudo de Auckland–, pero nadie esperaba que saldasen los cuatro partidos imbatidos y con 66 goles marcados.

Fiyi se desquitó de su humillación de hacía veinte años en la primera jornada, cuando le coló a Samoa Americana –el archipiélago está dividido en dos naciones, este protectorado estadounidense y Samoa Occidental, que es una nación independiente– los mismos trece goles que le infligió Nueva Zelanda. Australia, en su debut, mejoró el 20-0 mencionado de Kuwait a Bután con un 22-0 sobre Tonga y estableció el récord legendario en el segundo partido, al marcarle 31 goles a los samoanos-americanos en un partido que tardó diez minutos en desbloquearse –anotó el primero Con Boutsianis a la salida de un córner– y en el que el delantero de origen neozelandés Archie Thompson –con paso fugaz por el PSV Eindhoven y fin de carrera en el Racing 1913, de la Preferente murciana– marcó trece tantos, una plusmarca casi imposible de batir, pues casi doblaba la precedente, 7, que compartían su compatriota Gary Cole y el iraní Karim Bagheri.

La portería de Samoa Americana estaba ocupada por un chico de 21 años llamado Nicky Salapu, que se recuperó de la humillación de recoger más de treinta veces el balón de la red y se mantuvo tres lustros en la meta de su selección, con la que logró en 2012 su primer triunfo oficial, un 2-1 sobre Tonga en la fase previa de la Copa de Naciones de Oceanía. Esa noche llegó a perder la cuenta de los goles, ya que el chaparrón fue tal, que el marcador del estadio señalaba al final un incorrecto 32-0. Natural de Pago Pago, la capital de la isla, Salapu vivió la aventura del fútbol profesional en el Mitra Kukar indonesio y tres años en Europa, en las filas del SC Mauerbach, un club de la tercera división austríaca.