Amarcord

El día que el “Glorioso” se quedó a un palmo de la gloria

Liverpool y Alavés, que llora su descenso a Segunda, disputaron una mítica final de la Copa de la UEFA en Dortmund

El gol en propia meta de Delfi Geli que sentenció la final de la Copa de la UEFA (5-4) entre el Liverpool y el Alavés en 2001
El gol en propia meta de Delfi Geli que sentenció la final de la Copa de la UEFA (5-4) entre el Liverpool y el Alavés en 2001DAVID DAVIESAgencia AP

Nadie más lo ha hecho, descontando obviamente a los pioneros de las primeras ediciones. Pero más allá de aquellos años heroicos, ningún club puede presumir de un debut en una competición continental tan homérico como el protagonizado por el Deportivo Alavés, «Glorioso» como inmemorial apodo, que se plantó en la final de la Copa UEFA en su primer paseo por Europa. ¡Y qué final! ¡Y contra qué adversario! El partido que el equipo babazorro y el Liverpool disputaron en el Westfalenstadion de Dortmund fue legendario, una orgía goleadora y un festival de emociones que unieron por un día a dos clubes que hoy viven en la sima y en la cima.

Aquel Liverpool-Alavés, con 65.000 enfervorizados hinchas abarrotando el estadio, ha sido la única final europea resuelta con un gol de oro, la muerte súbita vigente entre 1996 y 2004 que determinaba el final del encuentro en cuanto un equipo marcase en la prórroga. Pero sería terriblemente injusto reducir la ocasión a ese momento de infortunio (minuto 117) en el que Delfí Geli peinó un centro sin aparente peligro de McCallister y dejó con el molde a Martín Herrera. A tres minutos de la tanda de penaltis, se desmoronó la heroica resistencia de los chicos de Mané, que jugaban con dos menos debido a las expulsiones de Magno y Karmona.

Ese cruel desenlace sellaba el renacer en Europa del Liverpool tres lustros después del drama de Heysel y abría un siglo XXI de gloria continental para los «Reds», que añadieron la Supercopa a la cosecha de esa temporada –ganaron la FA Cup y la Copa de la Liga de la mano de Gerard Houllier– y han disputado desde entonces cinco finales internacionales, sin contar Mundialitos ni la que cerrará en París la presente edición de la Champions. El Alavés, por su parte, sólo regresó una vez más a la Copa UEFA. Dos temporadas después y todavía con Mané a los mandos, superó una ronda contra el Ankaragücü turco y se inclinó en la eliminatoria siguiente ante sus compatriotas del Besiktas.

La epopeya 2000/01 también empezó frente a un adversario otomano, el Gaziantepspor, y las dificultades para eliminarlo presagiaban una aventura corta: 0-0 en Mendizorroza y un emocionante 3-4 en Turquía, donde los alaveses fueron por debajo en el marcador en dos ocasiones. Tras dos emparejamientos resueltos ante los noruegos del Lillestrom y el Rosenborg, llegó el gran reto frente al Inter de estrellas como Recoba, Vieri, Seedorf, Blanc o Zanetti, entre otros, que empató a tres en Vitoria y al que liquidó en San Siro (0-2) con goles de Tomic y Jordi Cruyff. Otro debutante en Europa, el Rayo de Juande Ramos, fue su siguiente víctima antes de una semifinal histórica ante el Kaiserslautern, al que humilló con dos goleadas y un resultado global de 9-2.

Los pronósticos de la final eran unívocos: victoria fácil del histórico Liverpool contra el novato español. Al cuarto de hora, Babbel y Gerrard habían marcado dos goles que los confirmaban, pero Mané no se resignó: meneó el árbol con un cambio tempranero, Iván Alonso por el defensa Eggen, y el ariete uruguayo acortó distancias en su primer balón. Un penalti de McCallister puso al descanso un 3-1 que Javi Moreno enjugó con un doblete en tres minutos nada más reanudarse el encuentro. El 4-3 de Fowler parecía decantar el encuentro pero el Alavés tenía siete vidas y Jordi Cruyff mandó el partido a la prórroga en el primer minuto de descuento.

Ninguna final continental había ofrecido tantos goles desde el mítico 7-3 del Real Madrid al Eintracht de Fráncfort en el Hampden Park de Glasgow. Y será complicado que algo así se repita, aunque Barcelona y Sevilla replicaron el 5-4 (con triunfo culé en la prórroga) en la Supercopa europea celebrada en Tiflis en 2015. Tampoco parece probable, en vista de cómo está hoy el Alavés, que los vitorianos regresen a tan altas cotas.