Liga Europa

Rangers: del descenso y la desaparición a la final de la Liga Europa en diez años

El equipo escocés tuvo que ser refundado por las deudas en 2012. Se juega el título de la Liga Europa contra el Eintracht de Fráncfort en Sevilla

Giovanni van Bronckhorst, entrenador del Rangers, en un rondo con sus jugadores
Giovanni van Bronckhorst, entrenador del Rangers, en un rondo con sus jugadoresPablo GarciaAgencia AP

El Rangers celebra sus 150 años de vida en 2022, pero en realidad apenas cumple diez. El histórico Glasgow Rangers desapareció en 2012, ahogado por las deudas, y volvió a empezar desde la cuarta división con un nuevo nombre. El equipo que hoy disputa la final de la Liga Europa en Sevilla ya no es el Glasgow Rangers, aunque tiene los mismos símbolos, los mismos colores y juega en el mismo estadio que el anterior. Ahora se llama The Rangers Football Club y tiene la oportunidad de llegar directamente a la fase de grupos de la Liga Europa si consigue derrotar al Eintracht de Fráncfort en el Ramón Sánchez Pizjuán.

El club, el más exitoso de Escocia, ha ganado 55 Ligas y 33 Copas, pero sólo tiene un título europeo en su palmarés, la Recopa que ganó en 1972 al Dinamo de Moscú en Barcelona. El entrenador de aquel equipo era un mito del club, Jock Wallace, que años después entrenó al Sevilla.

Wallace es la conexión del Rangers con el estadio en el que juega la final. No cuadraron los tiempos para que hubiera otra. Gica Hagi no fichó a tiempo por el Steaua para disputar la de la Copa de Europa de 1986, en la que el equipo rumano derrotó en los penaltis al Barcelona. Ahora su hijo Ianis puede ser campeón de la Liga Europa con el Rangers, aunque no ha jugado en todo 2022 por una lesión de rodilla.

El equipo escocés tiene, además, la ausencia de Alfredo Morelos, el colombiano que ha marcado más goles que Radamel Falcao en la historia de la Liga Europa, que se ha perdido el último tramo de la temporada por una lesión muscular. Sin dos de sus mejores jugadores, la estrella es una rareza, su lateral derecho y capitán, James Tavernier, que es también el máximo goleador de la competición. «Siempre me ha gustado proyectarme en ataque, incluso en los entrenamientos. Me encanta marcar goles. Supongo que he sido muy competitivo desde que era joven. Siempre quise marcar. Y siempre me he fijado en Marcelo o Dani Alves. Eran mis favoritos, incluso Cafú. Cuando era mucho más joven, me encantaba ver a los brasileños; cómo jugaban y cómo atacaban», explica.

El Rangers hace 50 años que no gana una competición europea. Y la última final la disputó hace 14. El defensa español Carlos Cuéllar había sido elegido mejor jugador de la Liga escocesa y era la bandera del equipo. Pero los escoceses no pudieron hacer nada contra el Zenit de San Petersburgo que capitaneaba Arshavin antes de hacerse famoso en la Eurocopa 2008 que ganó España.

Eso fue en una vida anterior. Ahora se juega ganar una competición europea de nuevo y clasificarse directamente para la fase de grupos de la Liga de Campeones de la próxima temporada. Algo que resulta extraño también para el Eintracht, que ha quedado undécimo en la Bundesliga, fuera de los puestos europeos. La única posibilidad para el equipo alemán de disputar una competición continental la próxima temporada es ganar la Liga Europa. O Champions o nada.

El Eintracht tiene la posibilidad de ganar su segundo título continental. El primero fue en 1980, en esta misma competición, aunque entonces se llamaba Copa de la UEFA y la final se disputaba a dos partidos. El equipo de Fráncfort se impuso en la final a otro equipo alemán, el Borussia Moenchengladbach, que entonces era uno de los equipos más importantes de Europa.

Los alemanes tendrán menos aficionados de su parte, aunque en el estadio estén igualados. «El año que jugué allí recibía un montón de cartas de Nueva Zelanda, de Australia, de cualquier parte del mundo. Recuerdo una pretemporada en Alemania, jugabas contra equipos de Tercera o Cuarta división y a lo mejor había 10.000 o 5.000 personas del Rangers. Gente que se había cuadrado sus vacaciones para poder ir a la pretemporada», explica Carlos Cuéllar. «Para ellos es algo más que fútbol. Es historia, era religión en su día. Es ese sentimiento de pertenencia, desde pequeño. Luego ha habido mucho inmigrante que salió de Escocia, que se marchó fuera y que ha ido mostrando ese amor por el club y creando su peña. Y en cualquier parte del mundo. Hacíamos una gira por Estados Unidos y había gente del Rangers. Llegabas a sitios remotos que decías “pero si ahí no hay vida” y aparecía un aficionado del Rangers».