Liga de Naciones
Las herramientas de Luis Enrique
Comenzó subiéndose a un andamio para dirigir los entrenamientos. En marzo le añadió una pantalla gigante para analizar movimientos y ahora, un «walkie talkie»
La cosa empezó con un andamio desde el que Luis Enrique comenzó a observar los entrenamientos cuando entrenaba al Celta. La utilidad, en principio, era que Robert Moreno, que ya formaba parte del cuerpo técnico del entrenador asturiano, grabara desde ahí los entrenamientos. Luego se ha ido complicando y a la sencilla estructura metálica del comienzo le ha ido añadiendo tecnología para que los entrenamientos puedan ser más provechosos.
El último aparato que ha añadido el seleccionador a sus entrenamientos es un «walkie talkie» desde el que se comunica con sus jugadores a través de un pequeño altavoz que llevan en la espalda.
«Sirve para que el míster pueda corregir, ya que él ve los entrenamientos muchas veces desde el andamio. Puede hablar con los que están lejos y está bien. Es algo efectivo y novedoso», asegura Eric García, uno de los centrales convocados por el seleccionador. «Está evolucionando mucho todo. Sobre todo aquí en la selección, que es donde más lo estamos comprobando, con la pantalla, con los micrófonos. La tecnología avanza y en el fútbol se está implementando un poquito. Al míster le gustan estas cosas y son efectivas. Sobre todo el micrófono porque puedes escuchar muy bien lo que dice aunque esté en la otra punta y puede corregir las jugadas», añade el defensa azulgrana.
Luis Enrique explicó a sus futbolistas antes del primer entrenamiento en qué consiste el artilugio que utiliza para comunicarse con ellos durante las prácticas. «Vais a oír la voz del míster en la espalda para daros las consignas y así no me dejo la voz», les decía en el gimnasio antes del entrenamiento, como se puede ver en un vídeo difundido a través de los canales de la selección. «Espero que no se acople mucho y espero que os pueda servir», añadía. Las indicaciones del seleccionador suenan más tranquilas y pausadas de lo que acostumbran en los entrenamientos de cualquier equipo.
Luis Enrique es un gran aficionado al ciclismo y el sistema que utiliza es una evolución del que llevan años utilizando los directores de equipo a través del «pinganillo». La diferencia es que la comunicación, por el momento, es sólo unilateral, del seleccionador hacia los jugadores, que llevan el receptor en la espalda.
En marzo, Luis Enrique ya había añadido una pantalla enorme, de seis metros de ancho por tres de alto, situada a pie de césped, que le permite analizar en directo lo que hacen sus jugadores.
Con el entrenamiento parado, analizan las jugadas y corrigen las acciones que no se han ejecutado bien. Para el seleccionador es lo mismo que dar instrucciones sobre una «tablet» con la diferencia de que puede involucrar a todo el grupo. La pantalla le permite parar un ejercicio para bajarse del andamio y corregirlo en directo.
Luis Enrique se preocupa de que los entrenamientos sean lo más productivos posible. Son pocas las fechas de las que dispone para trabajar con ellos y quiere aprovechar el tiempo al máximo. Más ahora, que quedan apenas dos meses para el comienzo del Mundial.
Los «gadgets» que utiliza son un paso más avanzado de lo que se utiliza ya en todos los clubes y selecciones de élite, en lo que todo está medido. Desde lo más básico, como los kilómetros que recorren los futbolistas o los pases que dan hasta situaciones más complejas, como los movimientos dentro del campo que se analizan a través de una aplicación que permite ver una visualización del partido en 3D en tiempo real, obtener estadísticas en directo o hacer el seguimiento táctico de los jugadores durante el encuentro.
Luis Enrique recurre también al big data, no sólo para analizar lo que hacen sus futbolistas sobre el campo sino también antes de elaborar las listas de convocados. El programa Wyscout le permite conocer las estadísticas más avanzadas de cada futbolista. Un conocimiento que va más allá de lo que puede observar el ojo humano en un partido o en un entrenamiento. Aunque el seleccionador tampoco se olvida del factor humano a la hora de trabajar con sus futbolistas.
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