Fútbol
Isco o cuando el físico derrota a la actitud
Su comportamiento es irreprochable desde su llegada al Sevilla, pero su pésima condición física tiene pinta de ser irreversible
Por las razones que sea, el talentoso Francisco Alarcón dejó de comportarse como un deportista de élite en algún momento de la temporada 2019/20. Mediado agosto de 2022, tras muchos meses de molicie y sobrepeso, Julen Lopetegui lo reclutó para su Sevilla, donde su llegada suscitó muchas esperanzas. Isco, a quien nadie niega su condición de excepcional futbolista, se reencontraba con el entrenador que mejor rendimiento le sacó. Dos meses y pico después, el balance es desolador.
Para empezar, por razones ajenas a Isco, que dejó algunos gestos esperanzadores en sus primeros partidos como sevillista, aunque la destitución de su valedor lo ha devuelto al fondo del hoyo. Lopetegui tenía fe ciega en el malagueño, al que invistió de galones en la segunda jornada, contra el Valladolid, con apenas tres entrenamientos en sus piernas, pero la etapa del técnico guipuzcoano terminó de mala manera, con el Sevilla rozando los puestos de descenso en la Liga y encadenando vergonzantes goleadas en la competición europea.
Hasta el parón de selecciones, que marcó el fin de Lopetegui, Isco era el mejor del Sevilla. El tuerto en el país de los ciegos, más bien, pero es cierto que sacó a relucir su clase y se atisbaba una mejoría en su físico. La única aportación contable al equipo, dos asistencias, llegaron en ese periodo. Al iniciarse octubre, cayó de nuevo en barrena y volvió a mostrarse como un futbolista superado por el ritmo de la alta competición, que se ve obligado a vivir cerca de sus centrales para entrar en contacto con la pelota porque, en posiciones más avanzadas, la presión del rival lo asfixia y su eficacia en los duelos es nula porque no se tiene en pie al menor contacto.
Jorge Sampaoli, que es fino catador de fútbol, aprecia las virtudes del viejo Isco, en quien ve a un jugador «capaz de liderar una idea de juego porque pasarán cosas si entra en contacto con el balón cerca del área contraria». Sin embargo, es consciente de que su plantilla carece de piernas para vivir en campo ajeno y el malagueño, sencillamente, no le servirá si el plan pasa por jugar arropados para intentar sorprender a la contra, como probablemente suceda en el Santiago Bernabéu. Y cada día que pasa, crece la sensación de que estamos ante un talento definitivamente malogrado.
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