Fútbol

Alavés - Real Madrid (0-1): Lucas arregla lo de Nacho

Un gol de Lucas Vázquez en un balón parado al final del partido dio la victoria y el liderato al Real Madrid contra el Alavés. Nacho fue expulsado otra vez

El fútbol es así, decían para explicarlo, para explicar que no se puede explicar. El fútbol es así. El Real Madrid pensaba que el empate en Vitoria no iba a ser del todo malo, por el frío, por el mal día porque Nacho ha perdido la serenidad, porque el Girona tampoco había ganado, el mal menor. Apenas había tenido ocasiones, un día feo y tuvo un saque de esquina cuando había pasado el minuto noventa. Ya estaba Joselu en el campo y Bellingham y también Rüdiger. Los futbolistas a tener en cuenta en las jugadas a balón parado. Seguro que el encargado de preparar esas jugadas en el Alavés habría avisado a sus hombres sobre ellos. Y quizá no les dijo nada de Lucas Vázquez.

Porque no suele jugar y porque cuando lo hace no suele formar parte de esas jugadas. Pues fue Lucas Vázquez, el lateral derecho desde hace unas temporadas, titular por la lesión de Carvajal, el que llegó a la pelota, con mucha limpieza y la metió en la portería del Alavés. El fútbol es así.

Cumplió el Madrid cuando parecía que no iba a cumplir el día que no cumplió Nacho. Fue un partido muy de invierno del Real Madrid, frío, feo, sin ocasiones. El Alavés no dejó jugar en ningún momento y los de Ancelotti no encontraron ninguno de sus recursos habituales esta temporada. Bellingham pisó el área como siempre, pero no le llegó un balón nuevo y Rodrygo sólo tuvo una ocasión, pero esta vez su tiro cruzado a la escuadra más lejana se marchó fuera. No gozó de muchas más oportunidades el brasileño. No tuvo gol ni acabó el partido: se marchó cojeando, lo que le faltaba al Real Madrid. Tampoco tuvo ocasiones Joselu, el recurso de emergencia de Ancelotti para partidos como el que vivió el Real Madrid en Mendizorroza. Como no había manera de llegar al área rival, el italiano buscó en los últimos minutos, balones para Joselu. No llegaron muchos. Sólo uno, ese saque de esquina.

La expulsión de Nacho, sin embargo, cambió al Real Madrid: jugó mejor y eso que tenía uno menos y ya sin Modric, que se fue para que Tchouameni saliese de central Por si el tema del central ya estaba dando para muchas conversaciones en el club blanco, el partido en Mendizorroza dio más arsenal a los que piensan que no se puede vivir todo el invierno con sólo dos defensas en esa posición.

Y menos si uno de ellos es este Nacho. Porque el equipo blanco recibió muchas faltas y protestó por la permisividad del árbitro, que no impidió la estrategia del equipo local de romper el juego blanco; sí, pero la entrada de Nacho, en mitad del campo, sin peligro de nada, carece de sentido. El árbitro le enseñó la amarilla y el VAR le confirmó que era roja. Nacho ya hizo una falta parecido en el partido de Girona, cuando el partido estaba decidido, pero que también era innecesaria. Sorprende este Nacho.

Sin él, el Madrid se quitó el aire sosote. Hacía semanas que Ancelotti había avisado acerca de jugar tan tarde en Vitoria y puede que tuviese razón, porque el equipo blanco estuvo frío casi todo el partido, ese frío que se te mete en los huesos y no hay manera de quitarse de encima. Fue un Madrid desapasionado cuando más pasión tenía que ponerle para dar un pequeño asalto a LaLiga.

Empezó con cierto ritmo en la primera parte, pero se fue dejando ir y luego en la segunda parte vio que todo se había complicado. Apenas llegaba, no ponía balones. No era el día. Pero el fútbol es así.