Fútbol
El Atlético ocupa su lugar en la clasificación a costa del Betis (1-2)
El francés logra un doblete. Fekir redujo distancias y Álex Moreno manda al larguero el empate
Todavía hay un curso de distancia entre el Atlético y el Betis, que esta temporada no esconde su propósito de convertirse en el campeón de la Liga de los mortales. También otras cosas influyen, como esta estadística imponente de Simeone contra los verdiblancos: dieciséis victorias y una derrota en veintidós enfrentamientos. Es casi una tradición que los colchoneros pesquen en el Benito Villamarín, máxime si el anfitrión recibe sin Canales, sancionado, ni Fekir, recién salido de lesión y a quien por poco le bastó un cuarto de hora para remontar el 0-2 que su compatriota Griezmann había puesto antes de que reapareciese.
«Respeto» es una palabra adecuada para definir cómo plantearon el partido Pellegrini y Simeone, acaso para no usar algún término menos eufemístico como «prudencia», que se escribe como leen pero que, en Chile y en Argentina, se pronuncia «cagazo». Las órdenes a los centrocampistas de ambos bandos eran taxativas: toda la fricción que quieran, chicos, todos los pases de seguridad que hagan falta y prohibido perder la pelota en el pasillo central, porque ahí es donde el rival te puede crucificar. Y así se fue la primera parte, entre remates tímidos del Betis en la estrategia y alguna escaramuza de Correa y Griezmann que no llegó a ninguna parte.
Así habría seguido el partido entero, en realidad, de no haberse desatado los demonios al comienzo de la segunda parte. Intentaba sacar provecho el Atlético de una estrategia horriblemente sacada y peor defendido el despeje a cualquier lado de la zaga local por Reinildo, que cedió a Rodri con un control deficiente. El extremeño puso con un toque a Borja Iglesias delante de Oblak, ganó el mano a mano el esloveno y remachó Luiz Henrique en la continuación. Gol... anulado por fuera de juego y réplica en el siguiente córner madrileño, que Griezmann mandó directo a la red. En fin, se llenará la boca el periodismo con esa cursilada del «gol olímpico» pero la cosa fue más un churro bajito al primer palo que no peinó Saúl, pifió Rui Silva e introdujo en propia meta Pezzella, confundido por un bote traicionero.
Acusó el Betis el golpe con un rato de letargo, en las lindes de la catalepsia, y lo aprovechó Griezmann para reincidir con el gol, al ajustar entre las piernas del portero un pase de Correa. Estaba el francés habilitado por Víctor Ruiz, despistado, que tardó un verano en achicar.
¿Estaba resuelto el partido? Eso parecía pero no, porque faltaba el show final de Fekir. Pellegrini sacó a su crack sin demasiada esperanza, tal vez para que cogiera un poco de ritmo, pero el genio lionés (¿Cómo es posible que no vaya a ir al Mundial, Dios mío de mi alma?) revolucionó el partido con un clínic de juego corto en las inmediaciones del área de Oblak. Al quinto o sexto arabesco, Giménez lo cazó en el semicírculo y Nabil marcó de falta el 1-2. Quedaban pocos minutos, sí, pero fueron suficientes para que el Atlético se atrincherase con pánico y el Betis rozase el empate con un cabezazo al larguero de Álex Moreno.
Betis: Rui Silva; Sabaly, Pezzella, Luiz Felipe, Álex Moreno; Guido Rodríguez, Guardado; Luiz Henrique, William Carvalho, Rodri; y Borja Iglesias.
Atlético: Oblak; Molina, Savic, Giménez, Reinildo; Correa, Witsel, Kondogbia, Saúl; Griezmann y Morata.
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