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Todos los días son el primer día

El entrenador del Real Madrid, Rafa Benítez, durante la rueda de prensa que ha ofrecido hoy en la ciudad deportiva de Valdebebas
El entrenador del Real Madrid, Rafa Benítez, durante la rueda de prensa que ha ofrecido hoy en la ciudad deportiva de Valdebebaslarazon

Mientras Sergio Ramos subía al palco del Bernabéu para recoger el trofeo de campeón del torneo del Madrid, en el campo, Rafa Benítez no dejaba de hablar con Danilo y Casemiro: movía las manos e indicaba posiciones sobre el césped, sin apenas atender a lo que sucedía alrededor. Era una charla distendida (o un monólogo, mejor), en la que los jugadores y el entrenador sonreían y que sólo terminó cuando Ramos llegó al campo con el trofeo y la plantilla y el entrenador posaron para los fotógrafos. Esas charlas con los futbolistas están siendo una constante en el trabajo de Rafa Benítez en el Real Madrid. «Ayer hablé con Carvajal sobre algunos detalles y entiende todo perfectamente», dijo ayer el técnico cuando le preguntaron por el lateral. Todos los futbolistas han dialogado con él porque quiere que enseguida se enganchen al proyecto, que entiendan su forma de trabajar. También los que van a jugar menos. Necesita un grupo de futbolistas comprometidos con su entrenador: «Hablaba con la plantilla al principio del caso de Smicer y de su aportación en la final de la ‘‘Champions’’ con el Liverpool en la que marcó un gol decisivo. Era un jugador que entrenaba muy bien, pero no jugaba mucho. Todos tienen que estar preparados y trabajar y dar su 100% cuando el equipo lo necesite. Los que no juegan tienen que entrenar incluso más», explicó ayer.

Estos días, frente a la Prensa, se ve a un entrenador que saluda a antiguos conocidos de cuando él entrenaba en el filial, que deja claros sus planes para el futuro y que busca crear buen ambiente. Lo mismo o parecido está haciendo dentro del vestuario: quiere contagiar sus ideas, pero también su emoción. Ésa es una palabra que repite a pocas horas de su debut oficial con el Real Madrid: emoción y madridismo.

Se enfrenta a uno de los grandes retos de su carrera deportiva y por ahora, lo está afrontando con naturalidad y confianza, sin separarse de su forma de trabajar. La imagen que se tenía de él cuando entrenaba en equipos extranjeros era la de un técnico demasiado serio y rígido, pero en el Real Madrid está desmintiendo esa proyección. Es un hombre muy comunicativo, que hace vestuario con buen humor y entregado a su profesión. El fútbol vale como ejemplo o metáfora de casi todo. Y más para Rafa Benítez, apasionado de este deporte, que siempre encuentra un modo de acabar comparando todo con el fútbol.

Cuando llegó de Nápoles, nada más salir del aeropuerto se marchó a Valdebebas y, menos las pequeñas vacaciones que se tomó (y en las que siguió trabajando sin descanso desde Liverpool), la ciudad deportiva del Madrid ha sido su centro de operaciones. Y actúa como si siempre fuese el primer día, porque considera que siempre se aprender o tener la oportunidad de enseñar algo nuevo. Está entusiasmado.

Es la versión más didáctica de un entrenador que quiere que los futbolistas aprendan cuanto antes el modo de alcanzar los objetivos de esta temporada, que no son otros que ganarlo todo: «Yo claramente, como soy de Madrid y madridista, sé el sentir de la gente. Lo que quieren es que el Madrid gane la Liga, pero también la ‘‘Champions’’ y la Copa. Hay que empezar a hacerlo bien desde el encuentro contra el Sporting».

Fue también en el encuentro contra el Galatasaray en el Santiago Bernabéu cuando se vio el mejor ejemplo de Benítez: llamó a Nacho para darle instrucciones cuando Ronaldo preparaba una falta. Éste se las transmitió a Modric, que después se lo explicó a Danilo. Al final, mientras Cristiano lanzaba, siete futbolistas del Madrid hablaban entre ellos sobre lo que había que hacer.

A partir de hoy se le va a empezar a medir y él lo sabe bien. «No es una presión añadida. Sé que tengo las herramientas para competir e intentar ganar», explica, sin perder la calma, ni dejarse llevar por los nervios del primer día, por la exigencia que se le echa encima ahora. En un mundo donde todo se sobredimensiona y se exagera, Rafa Benítez, dicen los que le han visto trabajar en este Madrid, está a pie de tierra, sin presumir de nada. Sólo trabajando.