Agresión sexual

De las bofetadas a la "penetración violenta": el durísimo auto de procesamiento que sienta hoy a Alves en el banquillo

La Audiencia de Barcelona juzga al brasileño por un delito de agresión sexual con acceso carnal

Dani Alves
Dani AlvesArchivo

Dani Alves se sienta hoy en el banquillo de los acusados tras ser procesado el pasado mes de julio por un delito de agresión sexual con acceso carnal (violación). La juez concluyó que hay suficientes indicios para enviarlo a juicio por violar a una joven en la discoteca Sutton de Barcelona el pasado 30 de diciembre.

En el juicio, se espera que declaren un total de 28 testigos, incluyendo al propio Alves y la esperada declaración de Joana Sanz, así como a peritos que explicarán los informes médicos de la víctima y los daños que sufrió. También se visionarán imágenes captadas en la puerta de la discoteca y por agentes de los Mossos d'Esquadra que acudieron a atender a la mujer.

Gracias al "blindaje" por parte de los Mossos del baño en el que se produjo la agresión, huellas dactilares y pruebas de ADN complican y mucho la defensa del brasileño.

¿Qué decía el auto de procesamiento que sienta a Alves en el banquillo?

A pesar de la insistencia de Alves en que hubo sexo consentido y que incluso, en varias ocasiones preguntó a la víctima si le estaba gustando, no lo tendrá fácil. El auto de procesamiento es demoledor. En su escrito, la jueza ratifica la situación de prisión provisional para el exfutbolista brasileño y acuerda imponerle una fianza de 150.000 euros para cubrir una eventual indemnización a la víctima. Una cantidad que ya fue consignada gracias al apoyo económico de su amigo Neymar.

Además, según detalla la jueza en su auto, debido a la agresión sexual, la víctima, de 23 años de edad, sufre un trastorno de estrés postraumático de intensidad "globalmente elevada" .

"La penetró violentamente"

En el escrito, la juez precisa que, esa noche, la joven, junto con una amiga y su prima, se dirigieron a la discoteca Sutton. Accedieron a la sala central y después a la zona VIP, junto con un grupo de chicos mexicanos. Un camarero les dijo que se cambiaran de mesa porque un cliente quería invitarles a una consumición. No hicieron caso, pero el empleado del local insistió. "Un amigo mío quiere que estéis allí". Al final, accedieron y se trasladaron a la mesa donde se encontraban Alves y un amigo, Bruno. El futbolista - según expone la magistrada- estuvo bailando "muy junto" con las tres jóvenes. Hasta en dos ocasiones, incide la magistrada, el jugador cogió la mano a la denunciante y se la puso en el pene. Ella retiró las dos veces la mano.

Poco después, según el auto, Alves llamó a la víctima para que fuera hacia un pequeño pasillo que comunica con un reservado y donde hay un minúsculo baño. La joven no sabía qué había allí y al entrar en el habitáculo se dio cuenta de que era un lavabo. El jugador cerró la puerta, prosigue la resolución, y "tiró con fuerza de ella hacia su cuerpo". A pesar de que la denunciante le repetía que parara, el futbolista hizo caso omiso. La tiró al suelo y como la joven se negó a hacerle una felación, se "enfureció y le pegó varias bofetadas en la cara". Después, mantiene la jueza, "la penetró violentamente".

Estrés postraumático "globalmente elevado"

Asimismo, los forenses han certificado -según recoge el auto- que la joven padece un trastorno de estrés postraumático de intensidad "globalmente elevada con repercusión funcional y deterioro en varias áreas de funcionamiento".

La joven continúa de baja laboral y acude dos veces al mes a una asociación especializada en atender a víctimas de de violencias sexuales y machistas. En su visita al médico forense, a la que acudió con su madre, aseguró sentir “rabia”, “tristeza” y “asco” al recordar lo que ocurrió. Además, mencionó la angustia que siente porque a menudo se cuestionan sus palabras y su miedo a salir a la calle por si algún detective contratado por Alves o su equipo legal la estuviera siguiendo, lo que podría terminar dando a conocer su identidad. Asimismo, según el citado informe, rememorar los hechos le provoca un “llanto incontrolable” y ataques de pánico.