Fútbol
El Barcelona sigue en la angustia: sólo empata contra Osasuna (2-2)
El equipo de Xavi se adelantó dos veces, pero los locales, con un fútbol muy intenso, lograron empatar con merecimiento
La realidad del Barcelona es que su primer gol lo marcó Nico, un chico de 19 años, y el segundo Abde, que tiene la misma edad y que además fue el mejor de los suyos, el más peligroso. Un grupo de adolescentes están «tirando del carro» azulgrana, como dice Xavi, que admitió también que eso es «difícil de asumir». Y tampoco es suficiente para ganar un partido como el de Pamplona, con un Osasuna muy intenso que supo recuperar por dos veces la ventaja que había obtenido su rival, para llevarse un empate que le supo a gloria. Y que mereció, porque la nueva era del Barça que había anunciado su técnico comenzó como la anterior, ya que los jugadores son los mismos. Sigue siendo un equipo escaso de recursos y frágil de moral que cada vez impone menos respeto a sus rivales y que no sabe jugar los mini partidos que hay dentro de cada partido. El del tramo final de El Sadar era para defender con la pelota, pero la perdió y Osasuna se lo comió.
Con lo que le cuesta al Barcelona marcar goles, en El Sadar encontró rápido el camino, pero no tardó en volverse a perder. Nico buscó un desmarque de ruptura y cuando parecía que se había rendido y se paró, le llegó el pase de Gavi para que resolviera. La duda era si estaba en fuera de juego, pero no. Pero en el ataque siguiente Osasuna mostró su potencial en el juego aéreo y David García dejó las cosas como estaban. Tenía muy trabajado el partido Jagoba Arrasate: una presión bien arriba y en cuanto hubiera problemas, hacer una falta. Su equipo lo estaba ejecutando a la perfección y tenía muchas dificultades el conjunto de Xavi para intentar jugar a lo que quiere su entrenador. No tenía posesiones largas, no encerraba a su rival atrás, apenas llegaba al área contraria e incluso no hacía llegar el balón a su jugador más peligroso, Dembélé. Sí lo intentaba Abde por la otra banda, la izquierda, a pie cambiado, pero sus amenazas no se concretaban. Tampoco es que Osasuna pusiera en muchas dificultades a Ter Stegen, pero más o menos el encuentro estaba donde quería con sus recuperaciones y sus balones a Kike García, que se las sabe todas como delantero. El empate al descanso era una victoria moral para los locales.
Luuk de Jong no consiguió rematar ni una vez y sentía que se le escapaba una oportunidad en su primera titularidad con Xavi. Pero el problema no era él, era global.
El partido se le volvió a poner de cara al Barcelona nada más volver de los vestuarios, con cierta polémica. Marcó Abde de volea, pero hay que retroceder un poco la jugada, que empezó en el área catalana con un despeje de Gavi que tocó en la mano de Busquets. No está en posición antinatural e intenta apartarla, pero le da en la mano, la acción siguió y llegó a Dembélé, que pudo correr por fin, para que resolviera el canterano. Eso enfureció a El Sadar, que ya lo protestó todo.
El duelo subió de temperatura y Osasuna se embravecía cada vez más, hasta hacer diminuto a su rival. El Barça no tuvo personalidad, la protección con el balón no llegó y se metió demasiado en campo propio. Piqué lo despejó casi todo por alto, pero en el rechace de un córner a Chimy Ávila le salió un buen disparo que llevó a su equipo al empate otra vez. Lo había buscado antes con los centros de Roberto Torres o la insistencia de Budimir, el sustituto de Kike. Dos acciones a balón parado, y adiós Barcelona, que no tuvo respuesta en los diez minutos que quedaban y sigue viviendo esta Liga como una tortura.
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