Fútbol

La imagen de Carlo Ancelotti a punto de las lágrimas, superado por la emoción, antes del Barcelona - Real Madrid

El entrenador italiano se sentará en el banquillo en su último Clásico y todo tiene ya un sabor a despedida de la entidad blanca

MADRID, 10/05/2025.-El entrenador del Real Madrid Carlo Ancelotti, durante la rueda de prensa previa al entrenamiento de este sábado, preparatorio del clásico que mañana le enfrenta al FC Barcelona.-EFE/ Daniel González
Carlo Ancelotti se ha emocionadoDaniel GonzalezAgencia EFE

La conferencia de prensa de Carlo Ancelotti previa al Clásico de mañana ante el Barcelona ha estado marcada por una emoción inusual en el técnico italiano, consciente de que este será, salvo giro inesperado, su último enfrentamiento ante el eterno rival como entrenador del Real Madrid. El partido, que se jugará en el Estadi Olímpic Lluís Companys, no solo puede decidir LaLiga, sino que también simboliza el cierre de una era antes de su inminente marcha a la selección de Brasil y la llegada de Xabi Alonso al banquillo blanco.

Un Clásico decisivo y un adiós anunciado

El contexto deportivo no puede ser más dramático: el RealMadrid llega a cuatro puntos del Barcelona (79 a 75), con solo tres jornadas por disputarse después del Clásico. La obligación de ganar es absoluta para los de Ancelotti, ya que una derrota dejaría el título prácticamente sentenciado a favor de los azulgranas. Un empate tampoco serviría de mucho, pues el Barça mantendría la ventaja.

En este escenario, Ancelotti compareció ante los medios sabiendo que su futuro está decidido. Aunque ha evitado confirmaciones tajantes en las últimas semanas, la sensación de despedida ha sido creciente en cada intervención pública. Ya se da por cerrado su acuerdo con la Confederación Brasileña de Fútbol, y fuentes del club reconocen que Xabi Alonso será su sucesor tras finalizar la temporada.

Durante la rueda de prensa, Ancelotti no pudo ocultar la carga emocional del momento. Sus palabras, lejos del habitual tono pragmático y sosegado, sonaron a despedida y a balance vital: “La luna de miel con este club no se acabará nunca, como con el Milan, son los dos equipos de mi corazón. La pasión es al inicio, pero luego surgen otras cosas como el cariño. Será así hasta el último día de mi vida”. El técnico se mostró agradecido y visiblemente emocionado al hablar del Real Madrid como un club “especial, que merece una actitud especial, algo que he intentado cada día”.

Ancelotti también reflexionó sobre la dificultad de ganar LaLiga, reconociendo que el Barcelona llega con ventaja, pero recordando que “si ganamos, es posible”. No rehuyó el simbolismo del partido, ironizando sobre que será “el último Clásico de la temporada porque el Barcelona no va al Mundial de Clubes”, pero dejando claro que para él, cada enfrentamiento ante el Barça ha sido especial.

El futuro: Brasil y Xabi Alonso

La rueda de prensa estuvo inevitablemente marcada por el futuro del banquillo blanco. Ancelotti no solo no esquivó el tema, sino que abrió “todas las puertas” del club a Xabi Alonso, a quien calificó como “uno de los mejores entrenadores del mundo”, tras su brillante paso por el Bayer Leverkusen. El propio Alonso ha anunciado su salida del club alemán y todo apunta a que tomará las riendas del Real Madrid en cuanto finalice la temporada, iniciando así una nueva etapa tras la salida del técnico italiano.

La marcha de Ancelotti a Brasil es ya un secreto a voces. El acuerdo verbal con la CBF está cerrado, y solo falta la oficialización tras el final de LaLiga. El reto de devolver a la canarinha a lo más alto del fútbol mundial será el último gran desafío de una carrera legendaria, en la que el italiano ha conquistado todos los títulos posibles con el Real Madrid, incluyendo tres Champions League, dos Ligas y numerosos trofeos internacionales6.

El Clásico de mañana, pues, es mucho más que un partido: es el epílogo de una de las etapas más exitosas en la historia reciente del Real Madrid y el adiós de un entrenador que ha dejado huella en el club y en la afición. Ancelotti lo afronta con la serenidad de quien sabe que ha cumplido, pero también con la emoción de quien se despide de uno de los grandes amores de su vida profesional.