Opinión
Una goleada insípida del empecinado Luis Enrique
Ganar con facilidad a Georgia no es más que hacer los deberes. La realidad es que toca ganar todo y cruzar los dedos
Poco han durado las buenas sensaciones con las que terminó el periplo de la selección en la Eurocopa, y es que tras la derrota ante Suecia en la clasificación del Mundial de Qatar, el lío en el que estamos metidos es morrocotudo. No sólo porque ahora se depende de terceros, es que las sensaciones del juego han sido las peores posibles. Sensaciones que se han intentado recuperar goleando a Georgia, pero la diferencia de calidad entre ambas selecciones hace casi imposible sacar conclusiones válidas más allá de haber hecho los deberes. En su día el mayor problema era la falta de contundencia en las áreas, pero ante la selección amarilla apenas se generaron ocasiones de peligro mientras la debilidad defensiva hace temblar a cualquiera cada vez que el rival pasa del centro del campo.
Luis Enrique sigue empecinado en morir con su sistema independientemente del transcurrir del partido, limitando las variantes tácticas a cambiar unas piezas por otras, cambios que no sufre Eric García, cuya presencia en el once titular se ha convertido casi en debate nacional por su falta de contundencia defensiva, que pone en duda hasta qué punto se compensa por su buen trato con el balón. La realidad es que ahora toca ganar todo lo pendiente y cruzar los dedos esperando un tropiezo de los suecos que nos vuelva a dar opciones de no complicarnos en exceso nuestra presencia en el Mundial de los dineros.
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