Arsenal

Wenger ahora es Emery

Por primera vez en 22 años, el Arsenal arranca el curso sin su eterno manager y ha elegido al español para cuidar su legado

Unai da instrucciones durante un partido de esta pretemporada. Foto: Reuters
Unai da instrucciones durante un partido de esta pretemporada. Foto: Reuterslarazon

Por primera vez en 22 años el Arsenal arranca el curso sin su eterno manager y ha elegido al español para cuidar su legado

Después de haber tenido que despedir prematuramente a muchos futbolistas cuando eran ídolos absolutos del Sánchez Pizjuán, a nadie se echa más de menos en Sevilla que a Unai Emery. Su recuerdo es sinónimo de éxito y cada entrenador que ha llegado después ha sido sometido por parte de la afición a despiadadas comparaciones con el ganador de tres Ligas Europa consecutivas. Mañana comienza el vasco su nuevo desafío, uno tan enorme como el que afrontó en París y para lo que decidió dejar Sevilla, un lugar convertido hacía tiempo en su zona de confort. Quería nuevos retos y después de no darle al PSG esa Champions League que busca desesperadamente, ahora llega a la Premier League para ocupar el lugar de un mito en el banquillo del Arsenal. Desde 1996 todas las temporadas de los «gunners» habían empezado y terminado con Arsene Wenger al mando de todo. El francés era el dueño absoluto de la planificación deportiva del club, desde el fichaje de un juvenil hasta la última de las ventas. Su etapa tuvo momentos gloriosos en su primera mitad, con dobletes de Liga y Copa y una idea de juego más que romántica. Sus últimos años los ha pasado entre críticas y pancartas en su propio estadio que le pedían que se fuera de una vez. El equipo no gana la Premier desde 2004 y muchos en el Emirates Stadium creían desde hace tiempo que hacía falta abrir las ventanas y que entrase un poco de aire nuevo.

Esa labor de renovación se la han encomendado a Emery, ganador de un casting en el que se analizaron varios entrenadores antes de tomar la decisión. Su llegada al Arsenal tiene algo de su aterrizaje en Sevilla, porque si entonces fue Monchi el que lo eligió para formar parte del engranaje que ya tenía creado el ex portero, su nuevo club también lo ha escogido cuando parte del trabajo de reconstrucción ya estaba en marcha. Primero llegó desde el Dortmund Sven Mislintat para ponerse al frente del proyecto deportivo y más tarde se contrató a Raúl Sanllehí, con experiencia como director de fútbol del Barcelona. Ellos son el Monchi de Emery en su aventura «gunner», porque convencieron a los dueños estadounidenses del club de que el ideal para continuar sin Wenger era el técnico español.

La filosofía futbolística y de trabajo de ambos es prácticamente opuesta, pero los propietarios decidieron confiar en esta apuesta. A Unai le gusta el trabajo sin balón, los automatismos y el esfuerzo físico, mientras que al técnico francés le importaban más el estilo y la pelota que el sudor. Su legado es incuestionable, pero también que su sistema había dejado de funcionar y el equipo estaba lejos de los mejores en la Liga y en Europa. Emery sudó lo suyo el día de su presentación para expresarse en inglés, pero quería mostrar su compromiso. Hizo eso y también acordarse en sus primeras frases de Wenger y agradecerle la herencia que recibía. Dos actos simbólicos que le permitían liberarse y empezar a trabajar junto a Juan Carlos Carcedo, su inseparable ayudante con el que ya imaginaba sistemas de juego en el aparcamiento del estadio de Butarque cuando ambos todavía eran futbolistas y vestían la camiseta del Leganés.

El primer examen del nuevo Arsenal será ante el profesor más exigente: el City de Guardiola, vigente campeón e indiscutible favorito. No contará Emery con ninguno de los fichajes millonarios que la Premier ha vuelto a protagonizar, por mucho que no haya sido la ventana de mercado en la que más han despilfarrado. Kepa es el rey de una lista de traspasos (ver gráfico) en la que no brilla el Arsenal. El desembolso de los «gunners» se resume en el uruguayo Torreira, el portero Leno y el griego Sokratis, para completar una plantilla fiable en ataque y algo imprevisible en defensa.