Baloncesto

Baloncesto

Laura Nicholls, pívot de España: «Disfrutamos con la expectación que hay»

La líder del juego interior de la Selección recomienda que la gente se lo pase bien «porque para sufrir ya estamos nosotras»

Laura Nicholls, pívot de España: «Disfrutamos con la expectación que hay»
Laura Nicholls, pívot de España: «Disfrutamos con la expectación que hay»larazon

La líder del juego interior de la Selección recomienda que la gente se lo pase bien «porque para sufrir ya estamos nosotras».

Laura Nicholls (26-2-1989, Santander) confiesa que «con tanto jaleo, en cuanto hay un rato libre lo primero que hago es tumbarme». Asidua a Netflix y enganchada a la serie Ozark, es mucho más que una pieza clave en la Selección.

–La última vez que disputó un torneo con España en Tenerife fue campeona de Europa junior...

–Sí, pero eso fue en 2006, hace mucho. Supongo que sigo siendo la misma, he pulido muchas cosas, he intentado mejorar, he cogido poso... Pero sigo siendo luchadora, una jugadora con carácter, generosa y que no doy nunca un partido por perdido.

–¿Cómo se digiere lo de llevar media vida sin vacaciones?

–Se lleva bien porque cuando estás en la Selección siempre hay retos. Siendo España todo el mundo te quiere y te puede ganar. Por eso cada verano nos reinventamos, damos lo mejor de nosotros mismas e intentamos no tener despistes tanto en el baloncesto como en la vida.

–Ustedes presumen de ser una familia, ¿ha cambiado mucho la familia este verano?

–Nos hemos hecho un poco más mayores (risas), pero siempre estamos en una dinámica muy buena, de crecimiento personal que hace crecer al grupo... Somos más un equipo que una selección. Somos una familia que tiene sus días buenos y sus días malos.

–Una familia que lleva cinco veranos seguidos ganando medallas. Habrá quien piense que es fácil...

–La gente no sólo se debe centrar en el resultado. Hay que disfrutar de muchas cosas. De las canastas, de los errores, de la defensa, de nuestra espontaneidad, de la simbiosis que tenemos con el público, del esfuerzo que se ve, del compañerismo... Ya vamos a estar nosotras para sufrir. Aquí trabajamos día a día para ofrecer nuestra mejor versión y el grupo está muy concentrado en lo que nos estamos jugando y la responsabilidad que tenemos.

–¿Se ven capaces de transmitir todo eso?

–En mi caso soy muy consciente de que sí. Cada vez nos dice más gente que transmitimos humanidad, esfuerzo, compañerismo... Nos pueden conocer por lo que ganamos, pero si además transmites valores y tu lado más humano no puede ser más bonito... Que la gente se sienta partícipe de nuestros logros es algo indescriptible.

–Da la sensación de que se lo pasan muy bien...

–Es que no hay nada mejor que cuando haces tu trabajo bien o haciendo todo lo que puedes para que salga bien, se disfrute.

–¿Sienten más presión que en otros torneos al ser en casa?

–Hay más expectación. Cuando llegamos a Tenerife había un despliegue de Policía, una seguridad... que no me esperaba tanto. Esto hace años no era así, pero ese aumento también lo hemos ido notando de forma paulatina porque los éxitos enganchan a cualquiera. Hay más demanda, más eco, nos conoce más gente, hay una trayectoria... La gente nos hace más suya ahora.

–¿En qué ha evolucionado el equipo respecto al que fue campeón de Europa en 2017?

–Somos casi las mismas y los cambios se han acomodado perfectamente al grupo. La forma de actuar y de comportarse hace fácil que la gente se integre. Y sintiéndote parte de algo, estás más cómoda y juegas mucho mejor.

–Su compañera Ndour ha dicho que puede ser el momento de ganar a las yanquis...

–Nunca salimos a un partido pensando que vamos a perder y si jugamos contra ellas también será así. Están a un nivel muy alto, pero es algo muy lejano. Hay que dar muchos pasos antes, porque si miras tan lejos te terminas tropezando antes.

–¿Con qué jugadora no se querría encontrar en el torneo?

–Pues no sé, porque siempre me toca bailar con la más fea. Siempre me toca una que me saca una o dos cabezas, menos mal que tengo esa raza cántabra... Hay muchas de nivel. Grinner, las belgas Wauters y Meesseman... Muchas.

–¿Por qué decidió dar un paso tan excepcional en el deporte español como revelar su relación con una modelo?

–No decidí dar ningún salto en los medios. Lo publiqué en Instagram porque las redes llegan a gente más joven, gente que puede tener dudas o gente que ve el tema como algo tabú. Era un guiño a la gente que tiene miedo a que se conozca su relación y no pasa nada. Hay gente joven que me escribe preguntando cómo lo llevo, porque ellos no lo llevan bien y a través de esa noticia muchos me dan las gracias. Quizá si pudiera volver a atrás no hubiera subido la foto, pero... Si con eso he ayudado a cuatro o cinco personas, que yo creo que han sido más, pues está bien. Se trata de expresarse con libertad.