Juegos Paraolímpicos
París acoge los Paralímpicos mientras sus calles siguen siendo un reto para la accesibilidad
Aunque la Villa Paralímpica está diseñada para ser inclusiva, gran parte de París sigue siendo inaccesible
La villa paralímpica es de ensueño para quienes se encuentran en silla de ruedas, presentan ceguera o cualquier otra dificultad de movilidad; y es que, pensada para acoger a los mejores atletas con discapacidad del mundo, París se lució con la construcción de alojamientos con todas las comodidades. Hablamos de baños accesibles, duchas a ras de suelo, pasamanos, tecnología asistencial de primera, rampas, señalización en braille e incluso scooters adaptados para engancharse a la parte delantera de las sillas de ruedas.
Todo parece indicar que París fue la ciudad idónea para recibir los juegos y, con ellos, la gran diversidad que estos conllevan. Sin embargo, basta con salir de la villa paralímpica para que este sueño de inclusión se evapore. Si bien París hizo modificaciones y mejoras importantes con el fin de acoger tanto los Juegos Olímpicos como los Paralímpicos, aún no es suficiente.
Transformación inclusiva de Paris
En 2017, cuando París se hizo con la candidatura olímpica, tanto el Gobierno central como el ayuntamiento de París invirtieron altas sumas de dinero con el fin de remodelar la infraestructura de la ciudad. Estamos hablando de sumas superiores a los 125 millones de euros dedicados exclusivamente a mejorar la accesibilidad y promover la inclusión en los diferentes espacios.
De ahí, según se puede leer en El Mundo, se desarrollaron 17 barrios de accesibilidad mejorada con autobuses y tranvías completamente diseñados para el transporte de personas con movilidad reducida, eso sin contar los 1.000 taxis adaptados a sillas de ruedas, los módulos de sonido en los diferentes cruces viales y las legislaciones que exigen que todos los edificios, tanto residenciales como de servicios, sean accesibles para todos.
Pero aunque suene como un gran avance, el metro de París, tan útil como histórico, con más de 124 años de antigüedad, es el desafío más grande. A pesar de la considerable inversión, solo el 25% del sistema de transporte público, incluyendo metro, tren y tranvías, está pensado para personas con movilidad reducida. Y, según relata The New York Times, solo una línea de metro (la número 14, que es la más moderna) está totalmente adaptada con rampas o ascensores.
El metro subterráneo de París al que es difícil entrar
Para quienes han viajado y explorado los rincones de la hermosa ciudad de la luz, es evidente que existen ciertas estaciones en lo más profundo del sistema cuyo acceso demanda un gran esfuerzo, no solo para las personas con discapacidad sino también para el viajero corriente. Además, existen algunas ubicaciones, estaciones y bocas de metro en lugares clasificados como Monumentos Históricos en un entorno parisino muy denso y con muy poco espacio disponible para crear un nuevo acceso o instalar ascensores.
La página oficial de Ile de France, de hecho, confirma que la realización de obras de accesibilidad supondría una amenaza para las estructuras existentes, con riesgo de hundimiento y/o colapso en determinadas líneas, con costos que ascenderían a miles de millones de euros. Por ende, solo el 9% de las estaciones de metro son accesibles, según AFM-Téléthon y APF France Handicap.
Ahora bien, eso para quienes tienen movilidad reducida, pero ¿qué pasa con las personas sordas y ciegas? No todas las líneas cuentan con avisos visibles (solo la 1, 2, 3, 5, 9, 13, 14) y tampoco todas las líneas presentan avisos sonoros (solo la 1, 2, 3, 4, 5, 9, 13, 14), y eso in mencionar que la línea 6 (una de las más turísticas) no cuenta ni con uno ni con otro.
La ley de igualdad de derechos y oportunidades para personas con discapacidad
En Francia, la Ley de Igualdad de Derechos y Oportunidades para Personas con Discapacidad, conocida como la "Loi pour l'égalité des droits et des chances, la participation et la citoyenneté des personnes handicapées" (Ley de 11 de febrero de 2005), establece un marco integral para garantizar la inclusión de las personas con discapacidad en la sociedad francesa. Dicha ley estipulaba que la fecha límite inicial para hacerse efectiva era en 2015, año que llegó sin mayores consecuencias respecto al retraso.
En 2023, el Consejo de Europa criticó duramente a Francia por no haber mejorado el acceso a la educación, la sanidad, los edificios y el transporte para las personas con discapacidad. Como resultado, poco después, el presidente Emmanuel Macron respondió anunciando una inversión de 1.500 millones de euros destinada a mejorar la accesibilidad de los espacios públicos en todo el país.
Hay que reconocer tanto lo bueno como lo malo, y es que, a pesar de que los Juegos Olímpicos y Paralímpicos han destacado los avances en accesibilidad para atletas y espectadores, muchas personas con discapacidad siguen señalando que la vida cotidiana en París persiste como un desafío considerable.
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