Ciclismo
Pogacar hace historia con su tercer Lombardía consecutivo
A pesar de sufrir calambres en el último tramo de carrera, se exhibió con un ataque en solitario y entró solo en meta
El esloveno Tadej Pogacar (UAE) logró un histórico tercer triunfo consecutivo en Il Lombardía tras imponerse con una portentosa exhibición en solitario en la 107 edición, quinto y último monumento del calendario, disputada entre Como y Bérgamo. En su mejor versión, el ciclista de Komenda, de 25 años, logró a lo campeón su quinto monumento en el sector de clásicas y el tercero seguido en la «Carrera de las hojas muertas» que cierra el calendario internacional. De esta forma el doble ganador del Tour de Francia pone su nombre junto a mitos como Gino Bartali o Sean Kelly, también con 3 entorchados.
Pogacar soltó la carta vencedora a 30 kilómetros de meta, en el descenso del Passo di Ganda, donde se la lanzó en solitario en una especie de crono individual hasta meta, donde levantó lo brazos con tiempo para el deleite, para la celebración. Marcó un tiempo de 5h.55.33, a una media de 40,1 km/hora.
Nada pudieron hacer el resto de favoritos, condenados a la persecución. No estaba Evenepoel, soltado mucho antes de la refriega, ni Enric Mas, ni Mikel Landa, pero sí estaban otros rivales directos. El grupo encabezado por el italiano Bagioli, con Roglic, Vlasov, Richard Carapaz, los hermanos Adam y Simon Yates y el granadino Carlos Rodríguez, siempre con los mejores, se presentó en meta a 52 segundos.
Impresionante Pogacar, con 15 victorias en 2023, entre ellas Tour de Flandes, Amstel Gold, Flecha y Lombardía. En su palmarés 5 monumentos, además de 2 Tours de Francia. Una locura para un chico joven que ya suma 69 triunfos en su palmarés.
El monumental Lombardía comenzó con buen tiempo y altas expectativas para los escaladores, quienes iban a poder mostrar sus aptitudes con cinco cotas incómodas que apenas ofrecían respiro. Una fuga de 11 corredores amenizó la primera parte del recorrido, pero no fueron muy lejos. Los equipos de los favoritos iban pidiendo paso a pasos agigantados.
No fue hasta el ascenso al Passo di Ganda (9,3 km al 7,1) cuando salieron a escena los nombres ilustres. En es punto, a 35 de meta, rompieron el orden los hermanos Simon y Adam Yates, Richard Carapaz, Vlasov, Woods y Bagioli. Mucho antes, a más de 100 de meta llegó el hundimiento y retirada de Enric Mas, segundo el año pasado, afectado por una caída.
Este grupo, que si resultaba peligroso, espoleó los ánimos de los grandes favoritos, menos los de Evenepoel, quien sufrió una caída, fue a remolque y cedió pronto. Pogacar no quiso tolerar esa situación y tomó el mando para enlazar con el grupo cabecero. El esloveno tensó el ritmo llevándose a Vlasov a rueda.
Una situación tensa en un ascenso por carretera estrecha donde la afición puso sus dosis de pasión. Roglic tuvo que reaccionar para sumarse al grupo de Pogacar, lo que logró el triple ganador de la vuelta con un esfuerzo en solitario antes de coronar la cima.
Del movimiento se aprovecharon, entre otros, Carlos Rodríguez, único representante español en la refriega. Con 30 kilómetros a meta y en pleno descenso, un nuevo latigazo de Pogacar atacó de nuevo, incansable, obstinado con su tercer Lombardía.
El doble ganador del Tour se lanzó en solitario. Era el inicio de una crono en solitario, ya sin mirar atrás e "in crescendo", ajeno al grupo perseguidor, incapaz de organizarse, impotente ante el objetivo imposible de echar el lazo a Pogacar.
Siete contra uno. A 10 km de meta tenía Pogacar un botín de 40 segundos, que aumentó a 1 minuto a 7. El sector de Roglic y Carlos Rodríguez tiró la toalla antes de tiempo ante el impulso del monstruo esloveno.
Pogacar llegó a la ciudad de Bérgamo abriéndose paso por un pasillo cerrado por la locura de los aficionados, que aclamaban al campeón, y el campeón llegó a la recta definitiva. Miró hacia atrás, no venía nadie, claro, y empezó a animar al público. Quería ruido, aplausos, reconocimiento para una hazaña. Nada menos que el tercer Lombardía consecutivo.
Pero no fue sencilla la victoria para el esloveno. «En el momento en que conseguí un pequeño hueco hice el descenso mucho mejor que hace dos años. Tuve calambres en la pierna derecha y pensé que ya había terminado, pero seguí adelante. ¡Es increíble!», confesaba. Y se mostraba feliz: «Ganar por tercera vez en mi tercera participación y por segunda vez en Bérgamo es un sueño hecho realidad. Disfruté mucho los últimos kilómetros, aunque me dolieron mucho las piernas. Primero tuve calambres en la pierna derecha, luego en la izquierda. Por un momento pensé: todo se acabó», añadía. Pero al final le esperaba la victoria.
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