Tenis

Así enamoró Nadal a la Philippe Chatrier

La grada de la central de Roland Garros acabó rendida al español en el partido de cuartos ante Djokovic

La Philippe Chatrier apoyo como nunca a Nadal ante Djokovic
La Philippe Chatrier apoyo como nunca a Nadal ante DjokovicMARTIN DIVISEKAgencia EFE

La victoria de Nadal ante Djokovic en los cuartos de final ha conquistado definitivamente al público de la Philippe Chatrier. Es el último capítulo de una larga relación con la grada de Roland Garros forjada a lo largo de 17 años de cortejo y que definitivamente se ha rendido a los pies del rey de la tierra batida. A medida que Rafa deja entrever que sus participaciones en el Grand Slam sobre arcilla roja, el lugar donde ha cimentado su leyenda, están contadas, los espectadores han aumentado su apoyo.

La cumbre del idilio se vivió ante el número uno del mundo con la grada disfrutando de un guion de cine, el bueno contra el malo. Los aficionados coreaban el nombre de Nadal, “¡Rafa Rafa! mientras abucheaban algunos gestos del serbio, que en señal de descontento, ni siquiera saludó cuando abandonaba la pista. “Saben que no voy a estar aquí mucho tiempo y el hecho de jugar en este lugar tan particular para mi carrera y ver el apoyo del publico es algo muy especial”, comentó luego Rafa.

Trece títulos después, más de 100 partidos ganados y una larga lista de gestas han acabado por conquistar a un público que allá por 2005 veía desembarcar a un jugador de otra era, vestido como un pirata, con las mangas recortadas y el gesto agresivo y que fue acogido con reservas.

Nadal revolucionó muchos aspectos del circuito y, sobre todo, aportaba en la pista un descaro poco visto. El público lo acogió con frialdad, cuando no animadversión. No gustan los jugadores que aplastan a sus rivales porque, entre otras cosas, acortan los partidos.

Rafa, que por entonces apenas hablaba ni inglés, fue cortejando a los franceses. A medida que sus hazañas reinaban en la pista, el tenista fue dejando caer frases en su idioma, siempre tuvo palabras de agradecimiento al público. Incluso cuando derrotaba a su ídolo local, Richard Gasquet. Durante años, la relación con el público estuvo marcada por la preferencia que los franceses reservaban a Federer, víctima propiciatoria de Nadal.

Con el tiempo, a medida que Nadal iba amasando títulos, el público pedía aire fresco, un ganador diferente y no dudaban en apoyar a los rivales del español. “Al principio costó más”, reconocía hace años Nadal, que recordaba que en 2009, cuando sufrió su primera derrota frente al sueco Robin Soderling, le faltó algo de respeto de la grada. Nada de eso perturbó al jugador, que siguió dejando caer frases en francés y prosiguió con su forma de ser, humilde, sin protestas en la pista.

Los aficionados han acabado por darse cuenta de que asisten a un momento excepcional de la historia del torneo, un tenista que, como nadie, ha sabido adaptarse a las condiciones y elevar el nivel a límites nunca antes alcanzados. Se han dado cuenta de que viven un momento histórico. “El público aprecia la historia que tenemos en este torneo. Saben que para mi es el torneo más importante de mi carrera, que he tenido un comportamiento adecuado en todos los sentidos, a nivel de lucha y a nivel de quejas”, explicó. “Aprecian el esfuerzo que llevo haciendo todos estos años, que he dejado todo aquí. Para mi significa mucho, es muy emocionante”, agregó.

Nadal deja caer en cada comparecencia que su final se acerca y esa perspectiva tiñe de cierta nostalgia a su relación con la grada.