Tenis

Garbiñe Muguruza anuncia su retirada del tenis: adiós a la niña que "mordía" con la mirada y que rememoró la época de oro de Arantxa y Conchita

La ganadora de dos Grand Slams y exnúmero uno del mundo, que llevaba 15 meses sin competir, anuncia que cuelga la raqueta a los 30 años. Nació en Venezuela y su familia viajó a Barcelona para que sus hermanos fueran tenistas... Pero la buena era ella

"Ya está", dijo Garbiñe Muguruza. Y suspiró aliviada. Detrás de la sonrisa que mostró en la previa de los Premios Laureus, que este año se celebran en Madrid y de los que es Embajadora, del vestido floral que llevaba, “muy primaveral”, como dijo ella, la tenista española tenía algo que anunciar y estaba nerviosa: “Ha llegado el momento de despedirme. Ha sido una carrera larga, preciosa, llena de anécdotas. Siento que ha llegado el momento de retirarme, de empezar una nueva era", comunicó la jugadora de 30 años.

La incógnita quedó resuelta. La comparecencia que anunció podía ir en dos caminos: volver a las pistas o colgar la raqueta. Lo lógico era apuntar a esta segunda, pues había decidido parar y llevaba 15 meses sin competir. "La decisión la he ido tomando poco a poco. Estos meses han sido claves, cuando dejé de competir, me fui a casa y a ver qué tal me encontraba. Cada día que pasaba me encontraba mejor, ni echaba en falta la disciplina que requiere ser tenista. Ha sido progresivo, no fue un día en el que te levantas y dices que lo dejas", desveló.

Roland Garros, Wimbledon, número uno...

Se retira la tenista que devolvió el tenis femenino español a lo más alto después de la época de oro de Arantxa Sánchez Vicario y Conchita Martínez. Conquistó dos Grand Slams: Roland Garros en 2016, ni más ni menos que ante Serena Williams; y Wimbledon 2017, ante Venus Williams. La de la hierba de Londres es la victoria que recuerda con más cariño, porque “la historia del tenis se formó en Wimbledon, entonces ganar ahí... No hay más”. También ha sido una de las 29 tenistas que ha sido número uno del mundo en la historia, la segunda española después de Arantxa. Ella estuvo cuatro semanas en la cima.

Durante mucho tiempo había debates sobre la irregularidad que tenía, aunque después era capaz de sacar lo mejor de sí en las grandes citas. Era un poco su forma de entender el tenis, agresiva, era un poco rebelde en ese sentido, para bien y para mal, todo o nada. “Definiría mi carrera como buenísima. Todos soñamos con ganar Grand Slams, llegar a la cima, y siento que he cumplido muchos sueños. Hacer historia no sé que es. ¿Ganar 25 Grand Slams? Sabía que eso no iba a pasar. Yo he hecho mi historia, y ha sido fantástica”, aseguró quien también fue finalista en Wimbledon 2015, donde pagó la novatada lógica; y en el Open de Australia 2020. Su último título fue otro de los más importantes: las WTA Finals de 2021. Cuando estaba bien y centrada, las rivales sabían que delante había un hueso duro.

Garbiñe nació en Venezuela, país de su madre. Su padre es español, del País Vasco, y viajaron a Barcelona para que sus hermanos, Asier e Igor, intentaran abrirse camino en el mundo del tenis. Fueron a la escuela de Lluís Bruguera. “Igor tenía calidad, pero le faltaba carácter”, recuerda Lluís. Voluntad le sobraba a la pequeña de la familia, que casi jugaba porque no había más remedio, para acompañar a sus hermanos, pero que no tardó en destacar: aparte del talento tenía la mentalidad. “Con ocho años ya mostraba una voluntad enorme por la victoria. Todavía no era nada, pero ya mostraba una voluntad enorme por llegar arriba. Si para ganar tenía que tirarse al suelo diez veces o lanzar diez globos, lo hacía. Se le veía algo distinto, un toque especial, el gen competitivo que distingue a los que van a tener el tenis como afición de los que serán figuras de este deporte”, afirma Lluís Bruguera. “Desde los tres años que cogí una raqueta era un demonio, me contaban mis padres. Siempre he sido muy competitiva, hasta en las chorradas más grandes”, confesaba Garbiñe en una entrevista con este periódico.

“A esa edad no se sabía dónde podía llegar, era pequeña, pero tenía esa mirada que decías: esta muerde, esta gana”, dice Lluís. Todavía era pequeñita. El estirón llegó cuando tenía 14 años, después las dudas de la adolescencia y la apuesta definitiva por la raqueta. En 2012 empezó su carrera.

El futuro

Esa mirada demoledora ya la ha perdido para el tenis. “Cuando veo que pasan los días y no deseas ir, por ejemplo, a Roland Garros a competir...”, explicó sobre el tiempo de parón y cómo se fue formando en su cabeza la retirada. La mirada la centrará en muchas otras cosas a partir de ahora: “Cosas comunes, estar con mi familia, con mis amigos, tengo planes de formar familia, de casarme, de tener un perro, aunque parezca una tontería; de seguir ligada al mundo del tenis, he comentado, he hecho cosas con los sponsors... No me gusta quedarme sentada sin hacer nada, me gusta hacer cosas y saldrán”, finalizó.