Ciclismo

Vingegaard incendia el Tour en el primer día de los Pirineos

Ataca en el Marie Blanque a Pogacar y le mete más de un minuto en meta. La etapa ha sido para Hindley, que es el nuevo maillot amarillo

Hinley levanta los brazos en la meta de Laruns
Hinley levanta los brazos en la meta de LarunsAgencia AP

Ya lo advertía Mikel Landa en el instante que el Tour abandonaba Euskadi, su tierra y sus carreteras que han quedado plagadas de pintadas con su nombre y su religión, el Landismo. Su gente. «Etapas como ésta primera de los Pirineos este año a veces hacen más daño que las que son finales en alto». Porque entonces el guion está ya escrito de antemano. Ataques al final del último puerto y apurar al máximo hasta las últimas rampas. Han pasado las horas y a la meta de Pau Mikel Landa llega tarde, demasiado para las buenas sensaciones de los primeros días. En realidad todos llegan tarde, todos menos Jonas Vingegaard que acaba de destrozar el Tour a las primeras de cambio. «No sé si iba mal o es que me han puesto en mi sitio», dice el alavés cuando echa el pie a tierra.

Vingegaard lo hizo con todos, no sólo con Mikel Landa. Cuando le quedaban un par de kilómetros al Marie Blanque, el último puerto del día, se dice que ya es el momento de probar a Pogacar. Que para qué esperar. Aunque sea el primer combate montañoso de este Tour, que puertos tiene unos cuantos, especialmente en la última semana, la alpina. Piensa Vingegaard que aquello queda muy lejano. Que el hoy es lo único que cuenta y en el Marie Blanque, con una veintena de kilómetros por delante, con la etapa más dura de la cordillera pirenaica en este Tour esperando aún a ser escrita esta tarde, ¿quién quiere esperar?

Se decide y acierta el dorsal 1. Actúa como lo que es, el patrón de la carrera. Pogacar se ha pasado las primeras etapas vascas de la ronda gala arañando segundos aquí y allá en cada pancarta volante. «Cada segundo cuenta», decía. Con su lesión en la muñeca, llegó a Bilbao repitiendo que no estaba al cien por cien. Ayer, en el Marie Blanque, demostró que no podía. O quién sabe, como dice Mikel Landa, igual es Vingegaard el que está poniendo a todos en su sitio.

Lleva este Tour cinco etapas y Vingegaard ya cuenta con un botín de más de un minuto sobre su más duro rival. Una jornada redonda, porque ni siquiera cogió el maillot amarillo, mucho mejor para cuidar a sus compañeros del Jumbo. El éxito recayó en las piernas enjutas de Jai Hindley. El ganador del Giro del pasado año se filtró en la numerosa y madrugadora fuga que buscó el triunfo de etapa y se llevó premio doble, además de mostrar su candidatura al podio de París. «No sabía qué esperar en mi primer Tour y ahora estoy sin palabras», aseguraba el australiano en la línea de meta.

El favor a Vingegaard es doble porque mete a otro equipo en liza, especialmente para que hoy tire en el que será el primer final en alto de la carrera y así guardar las fuerzas de los suyos, y además, le quita la presión, al menos por ahora, de llevar el amarillo. Jornada redonda y brillante. El destrozo que ha hecho en una sola etapa de montaña puede valer casi por un Tour. Nadie pudo seguirle, fue él quien se dedicó a recoger gente de la fuga: Ciccone, Buchmann,…nadie quiso darle un relevo.

Por detrás, la etapa ya era una cuestión de supervivencia, «de perder el menor tiempo posible o ganarlo con respecto a los demás», contaba Carlos Rodríguez, el jovencito corredor del Ineos que es ya, ante la explosión de Landa, la mejor opción española. Noveno, a poco más de un minuto de Vingegaard a su paso diésel. Es su primer Tour, pero no se achanta ante nadie. «He trabajado duro para estar aquí y no tengo ninguna presión del equipo, no me voy a cebar a tirar como un loco y los últimos kilómetros del Marie Blanque se me han hecho eternos, pero aquí estoy y quiero hacerlo lo mejor posible», asegura el andaluz. Él es ya la esperanza española.

Este jueves, plato fuerte de los Pirineos

Por la cercanía geográfica con Euskadi, punto de partida de este Tour 2023, los Pirineos llegan pronto y algo descafeinados en esta edición de la ronda francesa. Van a ser apenas dos etapas aunque, visto lo visto ayer, suficientes para hacer un daño enorme. Hoy será la despedida del primer bloque de montaña con la gran etapa entre Tarbes y Cauterets, primer final en alto de este Tour. Entre medias, la Cote de Capvern les Bains (de tercera categoría), el Aspin (de primera) y el Tourmalet (de categoría especial) por su vertiente más mítica, la de la Mongie, antes de la ascensión final. Y además con mal tiempo, según anuncian los pronósticos meteorológicos.