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Vuelve el escudo

Sergio Llul reaparecerá mañana en el tercer partido de la serie ante Panathinaikos después de ocho meses y medio lesionado

El instante de la lesión con España, un momento del proceso de recuperación y su gesto típico después de una canasta decisiva
El instante de la lesión con España, un momento del proceso de recuperación y su gesto típico después de una canasta decisivalarazon

Sergio Llul reaparecerá mañana en el tercer partido de la serie ante Panathinaikos después de ocho meses y medio lesionado.

Es el Sergio Ramos del baloncesto blanco. El «hombre milagro» que permite mantener la fe en el triunfo cuando todo parece perdido y que tiene una conexión especial con la grada. Por eso, mañana, en la visita del Panathinaikos por el tercer partido de la serie de octavos de la Euroliga, el Real Madrid ya ha metido la primera canasta. Vuelve Llull después de ocho meses y medio lesionado y el WiZink Center se va a venir abajo sólo con verlo aparecer en la rueda de calentamiento. Quizá no esté para competir muchos minutos, pero en el caso del «23», cualquier conclusión puede ser precipitada. Es uno de los jugadores, junto al Chacho, más decisivos de esta competición, en la que el Madrid ha sobrevivido sin él y ahora va a tratar de ganarla ya con su líder a bordo.

Han pasado 258 días desde el 9 de agosto, una noche de verano en la que parecía que no iba a pasar nada y Llull se retorció de dolor en el amistoso de la selección española en Tenerife previo al Eurobasket. Rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha, adiós al torneo con España y a más de media temporada con el Real Madrid. Además, las dudas de si volvería a ser el mismo un jugador tan explosivo como él. Desde entonces se ha convertido en el primer fan del equipo y uno de los «empleados» de Valdebebas que más tiempo ha pasado en la Ciudad Deportiva. Un proceso largo que algunos veían terminado para la Copa del Rey en el mes de febrero, pero que tanto los médicos como el propio jugador han alargado. No había ninguna prisa, como si tenía que regresar la temporada que viene, lo importante era que la articulación quedase perfecta. Más allá de una escapada a Venecia y otra a Canarias, todo ha sido trabajo para Llull, que primero se deshizo de las muletas para después empezar a correr soportando la mitad de su peso en una de esas cintas con tecnología de la NASA que reducen la fuerza de la gravedad. Pesas, ejercicios en la piscina y hasta empujar colchonetas por el parquet del pabellón de baloncesto de Valdebebas. Papá Noel le trajo como regalo las primeras carreras continuas reales y tiros después de bote. Más tarde llegaron los uno contra uno ante jugadores de la cantera y luego, dos contra dos, tres contra tres... Casi juego real que alternaba con «running» en la Casa de Campo. Mientras volvía a sentirse jugador nunca dejó de ser el líder espiritual del vestuario, arropando a los fichajes de este año –Edy Tavares reconoce que le sorprendió la cercanía de Sergio y de Felipe Reyes– y apoyando al equipo cuando llegaban las derrotas.

Ahora, tal y como avanzó «Onda Cero», Llull está de vuelta. Como el Cid, su sola presencia cambiará los planes del Panathi naikos y subirá los decibelios en el Pabellón. Si además juega...