Vivienda

¿Y por qué no vivir en una antigua mercería?

Tecnocasa propone generalizar las viviendas en bajos comerciales sin uso. Madrid ha concedido 778 licencias de este tipo desde 2016. En Barcelona sumaron 200 en el primer trimestre de 2019

Uno de los comercios, de los muchos, que han cerrado las puertas
Uno de los comercios, de los muchos, que han cerrado las puertaslarazon

Las calles secundarias de las grandes ciudades están repletas de locales fantasma. Antaño hogar de tradicionales comercios como zapaterías, mercerías o ultramarinos, ahora languidecen con pocas opciones de volver a la vida que tuvieron. El comercio electrónico está barriendo poco a poco del mapa estos negocios, que ubicados fuera de las grandes arterias comerciales, permanecen con la persiana echada. Pero no todo está perdido para estos locales. Al tratarse de inmuebles bien ubicados en zonas con escasez de oferta de vivienda, los inversores han encontrado en la reconversión de estos inmuebles en viviendas una salida poco explotada. Potenciarla es lo que pidió ayer el catedrático de Economía de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) José García Montalvo, que aboga por generalizar el uso como residencias, con cédulas de habitabilidad, de los bajos comerciales y de oficinas vacíos “que nunca más van a ser un comercio porque la venta por internet se los ha comido". En opinión de Montalvo, la administración debería ser “más flexible” con las cédulas de habitabilidad en este ámbito si de verdad considera que hay un problema de acceso a la vivienda, según explicó durante la presentación del XXX Informe sobre el Mercado de la Vivienda de Tecnocasa que coordina.

La obtención de una cédula de este tipo no es sencilla. Para empezar, no todas las comunidades autónomas contemplan la aprobación del cambio de uso de los locales comerciales. No existe un código único para este tipo de proyectos y la responsabilidad directa de conceder una nueva vida a espacios construidos en su momento con fines comerciales recae en los planes de ordenación urbana de cada ayuntamiento, según explican desde la tasadora Tinsa. Pero la demanda está ahí. Según cifras oficiales, en los últimos tres años la petición de este tipo de licencias en Madrid y Barcelona se ha triplicado. En la capital, el consistorio ha aprobado 778 licencias de este tipo desde 2016, aunque en barrios periféricos como San Blas, Tetuán, Carabanchel o Vallecas. En Barcelona, sólo en el primer trimestre de 2019 alcanzaron las 200. Y ello a pesar de que, desde un punto de vista jurídico, hay sustento legal. El Tribunal Supremo falló en septiembre de 2013 que la descripción del inmueble como local no priva al propietario de la posterior posibilidad de destinarlo a vivienda, si no consta la prohibición expresa en el título constitutivo o en los estatutos.

Requisitos

No obstante, para transformar un local en vivienda hay que conseguir un cambio de uso y así poder solicitar la licencia de ocupación. Para ello, hay que cerciorarse de que el inmueble cumple con las condiciones de habitabilidad establecidas en las normativa urbanística y en el Código Técnico de Edificación. Además, habrá que asegurarse de que el local admite uso residencial, que no hay limitación en el número de viviendas por hectárea conforme a la normativa urbanística y que la comunidad de vecinos está de acuerdo. A estos requisitos se pueden sumar otros municipales. Madrid, por ejemplo, exige que la superficie mínima útil sea de 38 metros cuadrados.

Montalvo considera que los locales serían una “solución imaginativa” habitable, no los “pisos colmena” de Barcelona que están a punto de llegar a Madrid. Una vía con la que atajar los problemas de vivienda que hay en España, donde los precios de los pisos de segunda mano bajaron un 2,1% el año pasado por primera vez desde 2014 porque la oferta no satisface la demanda, según Tecnocasa. La falta de producto, combinada con el incremento de precios de los últimos años y el cada vez mayor esfuerzo para adquirir una casa, ha empujado a mucha demanda del mercado de la propiedad al alquiler. Un movimiento que ha incrementado los precios de los arrendamientos y llevado a que los precios de venta bajasen. Tecnocasa considera que mientras la situación económica española siga su curso, “la pauta de decrecimiento no será muy acentuada, aunque es esperable”.