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“Hemos hecho de la Administración un monstruo que no funciona. Algo tiene que cambiar”.

Entrevista con Belén Fernández, empresaria y directiva

Belén Fernández
Belén FernándezLa Razón

– Ex presidenta y, ahora, vicepresidenta de las Empresarias y Directivas de Asturias, es una mujer con amplia experiencia empresarial viviendo de cerca esta crisis. ¿Ve la luz al final del túnel?

– Saldremos, pero esto va para dos meses y pico largos. En China, han estado 78 días confinados y en Wuhan, ciudad que conozco bien, con 27 millones de habitantes, aún no se ve a gente por la calle. Los españoles vamos a estar en casa hasta el 30 de junio y hay que aprender a gestionar el confinamiento y aprender mucho de todo lo que ha pasado. Como, por ejemplo, que la Administración quizás no sea quien debe ocuparse de gestionar una situación como esta.

– ¿Lo dice por lo que ha vivido estos últimos días?

– Lo digo porque en situaciones de emergencia no se puede esperar 10 días a que alguien dé el «ok» a lo que estás haciendo. Nuestra Administración es lenta y farragosa y nadie se responsabiliza de nada. Todos quienes han formado parte durante años, da igual su tendencia, hicieron de ella un monstruo que no funciona. Esta situación nos abre los ojos. Algo tiene que cambiar.

– ¿Por qué recibe la llamada del secretario general de Sanidad y acaba usted en Toledo organizando producción de mascarillas a nivel nacional?

– Estaba en Nueva York cuando me llama Faustino Blanco para ver si puedo fabricar mascarillas. Lo hace porque durante muchos años dirigí una empresa de ropa laboral y equipos de protección individual, Novatex, experta en Sontara, un material de alta resistencia. Me implica Angela Santianes, presidenta de Dupont, que fue nuestro principal cliente. Ella y yo no coincidimos en el tiempo, pero sabe de mi experiencia y del conocimiento que tengo del material. Sin embargo, mi empresa cerró hace cuatro años. Ahora, trabajo para unos antiguos proveedores, así que le ofrezco nuestra colaboración. En España, necesitamos unos 80 millones de mascarillas y apenas tenemos cinco. Traerlas de fuera es complicado.

– Y se han puesto a hacerlas...

– Mi actual empresa tiene talleres en Guadalajara, Madrid, Toledo.... En Talavera de la Reina, estamos cortando a mano las mascarillas y las montamos en San Pablo de los Montes. En pocos días, han pasado por allí varios ministerios y una certificadora de Aenor y nos hemos asegurado de tener todo lo necesario para trabajar. Ahora, estoy en Asturias, replicando el modelo que espero tenga continuidad.

– ¿Esta crisis nos va a hacer ver que un país no puede desprenderse de su industria?¿Veremos a partir de ahora una relocalización en España y sus regiones?

– No podemos depender de terceros en productos de primera necesidad. Son errores que no podemos repetir.

– ¿Por qué usted?

– Soy guerrillera e insumisa. Lo peor que le podía pasar a una mujer divorciada en 1989 era quedarse sin trabajo y a mí me pasaron ambas cosas. Así fundé un proyecto de reinserción socio-laboral con 17 mujeres. La llegada de Sontara a España nos hizo crecer mucho y en tres años nos convertimos en una empresa industrial. Aprendimos sobre la marcha: rentabilidad, productividad, control de calidad,transformación, trazabilidad, importación y exportación... fueron casi 20 años, llegamos a tener 275 trabajadoras.

– ¿Quebró con la crisis anterior?

– No, ahí aguantamos. Cerramos en 2016... cuando Dupont vende la planta de Sontara a un tercero que decide prescindir de nosotras. Entramos en concurso de acreedores y ha sido duro.

– ¿Qué le duele más de aquella experiencia?

– Que lo conseguido y demostrado, en otros países se premia, pero en este país, el fracaso marca. Sin embargo, tengo un carácter muy determinado y, aunque tengo 62 años, como ve, quedarme en casa no va conmigo.