Turismo
El peor verano de la historia para el turismo: el parón del sector afectará a un millón de empleos
La desescalada apenas mejora un 10% las previsiones. El desplome turístico será el culpable del 57% del hundimiento del PIB de toda la economía nacional
España, el país más competitivo en materia turística de todo el mundo, se enfrenta a su verano más ruinoso. El huracán que ha supuesto la crisis sanitaria del coronavirus se ha llevado por delante las perspectivas de un verano que, a priori, habría vuelto a pulverizar un récord histórico en cuanto a la cifra de llegada de viajeros internacionales y, lo que es más importante, en el gasto turístico realizado en destino.
Pero la realidad es otra. La industria turística española hace cuentas y los números no salen, ya que la menor actividad turística (directa e indirecta) supondrá unas pérdidas de más de 83.134 millones de euros hasta final de año, lo que significa una caída libre del 54% respecto al ejercicio anterior, según avanzó ayer la encuesta trimestral de confianza empresarial realizadala por la Alianza para la Excelencia Turística, Exceltur, entre más de 2.000 unidades de negocio del sector.
Y como si de unas piezas de dominó se tratara, el descalabro económico de la industria turística supondrá, irremediablemente, el desplome de la economía nacional: «El turismo explicaría el 57% de la caída del 11,6% del PIB de toda la economía española, cifra estimada hace unos días por el Banco de España según su último escenario de recuperación gradual. Este dato supone asimismo unas pérdidas de 43.975 millones de ingresos en divisas en comparación con el año 2019, por lo que supone un mazazo para las cuentas del Estado», reconoció a LA RAZÓN José Luis Zoreda, vicepresidente ejecutivo de Exceltur.
Los números resultan dramáticos: las estimaciones del sector auguran la caída de 28.000 millones de euros de actividad turística en el tercer trimestre de este año y la pérdida de 12.000 millones de euros en el cuarto trimestre, lo que representa una caída total adicional de 40.000 millones sobre los 43.000 millones de euros de pérdidas que ya se han acumulado hasta junio con el cierre total de la actividad.
Golpe al empleo
Según Exceltur, el derrumbamiento de la actividad turística tendrá una repercusión directa en el empleo, pues afectará a un millón de trabajadores turísticos en el conjunto del año, «pudiendo alcanzar los 725.000 en el último trimestre, ya sea a través de la figura de los ERTE o acogidos al desempleo», detalla Zoreda. En este sentido, Javier Morillas, catedrático de Economía Aplicada en la Universidad CEU San Pablo de Madrid, advierte que «los contratos temporales, propios de las características de este sector en algunas regiones durante estas fechas, serán los más afectados por la menor afluencia de viajeros internacionales, aunque lamentablemente quizá también repercuta más a medio y largo plazo en pequeñas y medianas empresas del sector que acaben viéndose obligadas a echar el cierre».
La estimación que publicó ayer el lobby turístico apenas mejora un 10% el último escenario central que había previsto a partir del estado de alarma y donde se vaticinaban unas pérdidas de hasta 92.600 millones de euros. «A pesar de que sí habrá temporada turística a partir de julio, las previsiones han mejorado muy tibiamente porque todavía reina la incertidumbre. A tan sólo dos semanas de arrancar seguimos sin saber cómo ni a quién recibiremos», lamenta Zoreda, quien hace hincapié en que «el turismo no ha estado en la agenda política de estos meses. Las numerosas contradicciones realizadas desde el propio Gobierno y sus vaivenes en cuanto a criterios y fechas han sido determinantes para que España se quede a la cola de los destinos más atractivos para este año, al menos en julio, mientras que otros países como Grecia, Portugal o Croacia han sabido reaccionar antes y mejor y parece que se comerán nuestro pastel».
En esta idea también coincide Morillas, quien reconoce que «el planteamiento de partida del Gobierno con el sector turístico y su política de apertura ha sido errónea», pero el catedrático de Economía Aplicada se muestra algo más optimista y confía en que aunque será un verano dramático en el que no salgan las cuentas, «las ganas de viajar a España no se han ido de los turistas internacionales. Probablemente no llegarán en julio porque hay cosas que se han hecho muy mal, pero todavía hay esperanzas de que lleguen en los últimos meses del año, sobre todo a Canarias, donde es su temporada alta». Pero a juicio de Zoreda, lo más grave «es que a día de hoy España haya sido incapaz de garantizar corredores turísticos con nuestro
Un «plan de rescate» propio para el turismo
Las dramáticas previsiones turísticas de 2020 sitúan al sector turístico español como el más dañado de la economía nacional, tal y como ya anticiparon los Comisarios Europeos que han diseñado el Plan de Reconstrucción de la Unión Europea, «sugiriendo asignar al turismo un 25% del total de fondos previstos a través de transferencias y prestamos», apuntó Zoreda, quien recordó que «la última estimación de la OCDE nos sitúa a España como el país desarrollado cuya economía se verá más golpeada por el derrumbe turístico». Por ello, la situación «exige abordar un urgente y muy potente plan de medidas y eventual rescate del sector por el Gobierno con fondos propios y de Bruselas para asegurar la mayor supervivencia del tejido empresarial y del empleo», reclamó Zoreda. Una idea que también comparte Morillas, «pues asegura que, dado que el turismo es uno de los cinco pilares de la economía nacional, hay que insistir en que el dinero dedicado a esta industria no debe verse como un gasto, sino como una inversión a largo plazo, ya que se recupera con creces. España exporta turismo y sin un sector fuerte y saneado la economía sufrirá mucho».
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