China

China reina en medio de la recesión mundial

El gigante asiático será el único gran país que crezca este año tras superar la pandemia. Créditos y subsidios, la fórmula del éxito de su resiliencia

Una mujer con un bandera de China
Una mujer con un bandera de ChinaMark SchiefelbeinAgencia AP

Ocho días para gastar. Así es como China celebró la conocida como la Semana Dorada. Unas jornadas en las que los nacionales de un país que aparentemente ha recuperado la normalidad previa al coronavirus se dedicaron a viajar, consumir y acelerar la economía de una de las pocas naciones que crecerá en este 2020, según las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI). Algo impensable en la mayor parte del mundo, donde la crisis sanitaria ha dado un vuelco a las finanzas y ha puesto contra las cuerdas a países que por fin habían asomado la cabeza recuperados de los palos previos.

Casualidades de la vida, este año la celebración del Día Nacional en China coincidió con el Festival del Medio Otoño, por lo que las tradicionales vacaciones de una semana se extendieron hasta ocho días para jugar a favor de los datos económicos. El turismo interno experimentó un fuerte repunte gracias a las políticas implementadas por el país para contener a la Covid-19 como el cierre de fronteras. Concretamente, 637 millones de nacionales viajaron a destinos turísticos, un 79% del total registrado el año pasado, según las cifras oficiales; y los ingresos generados de ese turismo doméstico se situaron en 68.700 millones de dólares, el 69,9% de la cifra de 2019.

Con estos datos sobre el papel, queda de manifiesto que China se está recuperando. Después de unos meses en los que la fábrica del mundo dejó de echar humo al apagar su maquinaria, cerró ciudades enteras e impidió la movilidad interior y exterior, China ha vuelto a una normalidad en la que sus confiados ciudadanos van al parque, al cine, a los centros comerciales o viajan mientras los cielos vuelven a lucir contaminados por la producción en masa. Y es que no hay que olvidar que durante estos meses el gigante asiático ha sido el principal proveedor de otros países gravemente afectados por la pandemia, algo que pudo llevar a cabo gracias a haber mantenido a raya a la Covid-19.

El PIB del país crecerá un 1,9% este año, frente a la caída mundial del 4,9%

«China exporta los productos que todo el mundo ha estado comprando estos últimos seis meses: equipos médicos, mascarillas, EPI y, por supuesto, el tipo de bienes electrónicos que mucha gente ha necesitado para teletrabajar desde casa. Así que desde abril estamos viendo estas cifras de exportaciones realmente muy altas», apunta Mark Williams, analista de Capital Economics.

Por todo ello, tras un primer trimestre en el que el PIB chino se hundió un 6,8%, el segundo dejó ver la ansiada recuperación en forma de V con un crecimiento del 3,2% interanual. A esa subida se le sumó el aumento de un 30,7% en la compraventa de viviendas, de un 11,6% interanual en la venta de automóviles o de un 0,5% del consumo. Todos ellos barómetros que con esos resultados positivos igualaron o superaron a los anteriores al estallido de la pandemia.

Septiembre también mostró la recuperación del comercio internacional cuando se disparó un 10% y esta misma semana la Administración General de Aduanas indicó que los intercambios de China con el resto del mundo se situaron en 384.832 millones.

Locomotora mundial

Las previsiones también son halagüeñas. El FMI ha avanzado que China crecerá este 2020 un 1,9%, una cifra que aunque se aleja del 6% fijado a principios de año por las autoridades comunistas es sin duda muy superior a la del resto de las grandes economías, la mayoría de ellas en recesión. Según la institución, habrá una contracción mundial del 4,9%, con Estados Unidos retrocediendo un 4,3% y España un 12,8%, lo que la convierte en la economía desarrollada que más se hundirá este año.

Según el semanario «The Economist», China es la potencia económica que mejor está resistiendo la pandemia, por encima de EE UU, la Unión Europea o Japón. Y para lograrlo, el Gobierno ha tirado de la misma fórmula que en ocasiones anteriores: crédito y subsidios a las empresas. Con estos estímulos, se ha invertido en el sector público en áreas como la logística y las infraestructuras, que a su vez generan numerosos puestos de trabajo. Por eso, según Qu Hongbin, economista jefe para China del banco HSBC, se prevé que el gasto en infraestructuras del segundo semestre crezca un 15% con respecto 2019.

Sin embargo, al igual que en otras crisis económicas, la recuperación no está siendo igual para todos. Los peor parados han sido los hogares con rentas más bajas y las pequeñas empresas, que han quedado muy tocados, agravando la desigualdad social que ya de por sí existe en el país comunista. Según las estimaciones, en China hay unos 130 millones de personas que viven en pobreza relativa y unos 270 millones de inmigrantes rurales, que son aquellos que no tienen «hukou», el permiso de residencia que les da acceso completo a los servicios educativos y sanitarios.

Por eso, esta recuperación a dos velocidades genera un problema extra para la nueva política económica de Pekín, que busca potenciar el consumo doméstico para convertirlo en el motor de crecimiento al tiempo que continúa apoyando las exportaciones. Un modelo de «circulación dual» que también deberá lidiar con la guerra comercial con Washington o el deterioro de las relaciones con Australia, la UE o India.

Con este escenario, todos los ojos quedan puestos en el pleno anual del Comité Central del Partido Comunista a finales de este mes, momento en el que se definirán las líneas básicas del XIV Plan Quinquenal de 2021 y 2025 para la segunda economía del mundo. Allí será donde se hable de esa «doble circulación» y las autoridades refuercen el mensaje de que el modelo chino es mejor que cualquier otro y ha logrado lo que muchos no han podido: salir bastante airosa de una crisis mundial y con buenas previsiones de crecimiento.