Turismo
El Gobierno intenta calmar la indignación del turismo con un plan para “antes de final de año”
El sector entra en cólera tras el retraso del plan de choque y amenaza con mayores movilizaciones ante “la inacción” del Gobierno. “Es una tomadura de pelo”, denuncian los hoteleros canarios
“Tras nueves meses de restricciones, e incluso el cierre en gran parte del país, la hostelería se encuentra en una situación desesperada y de desamparo total por parte del Gobierno. Es incomprensible que anunciaran hace más de un mes un plan de Rescate al sector y parece que nunca llega”. Así de contundente se ha mostrado José Luis Yzuel, presidente de Hostelería de España, para mostrar por enésima vez la absoluta decepción del sector turístico con el Gobierno, que sigue sin cumplir con su palabra y aprobar un plan de choque que salve evite la quiebra definitiva de la infinidad de empresas que lo componen. La patronal estalló ayer después de que el Consejo de Ministros no aprobara ninguna medida concreta y acusó al Ejecutivo de dejar al sector en una situación “desesperada y de desamparo total” al no haber aprobado ningún paquete de ayudas específicas. A través de un comunicado ha recordado que se comprometió hace un mes a implementar un plan que sigue sin ver la luz. “Es incomprensible, parece que nunca va a llegar”, ha lamentado en un comunicado Yzuel, quien ha considerado que se trata de “una falta de respeto absoluta del Gobierno hacia un sector que es motor de la economía”. Varias patronales ya han confirmado que endurecerán sus protestas.
Dos oportunidades ha tenido el Ejecutivo esta semana para poner fin a la agonía a la que está sometiendo al sector turístico y al comercio en espera del prometido plan de choque desde hace más de un mes. Y por dos veces la ha perdido. Primero fue el lunes, cuando el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la ministra de Turismo, Reyes Maroto, intervinieron en la inauguración de la cumbre del turismo mundial que se celebra en Canarias. Ninguno de los dos habló del plan de choque y en la cita semanal de ministros. Ayer, el Consejo de Ministros pasó de puntillas ni siquiera aprobó alguna medida de emergencia para tranquilizar al sector. “Ya adelantamos la nueva financiación de los ICO”, se excusan fuentes gubernamentales.
La patronal ha acusado al Gobierno de “inacción” y de seguir con sus “promesas incumplidas” ante una situación límite. “Todos estos trabajadores están desamparados por un Gobierno que prometió no dejar a nadie por el camino”, ha recalcado Yzuel. En su opinión, se trata de un nuevo retraso injustificado a la hora de aprobar ayudas directas a la hostelería, en contraste con la puesta en marcha de iniciativas específicas en Alemania, Francia o Países Bajos.
Fuentes ministeriales confirmaron a LA RAZÓN que “el plan está cerca, deben tener un poco de paciencia. Creemos que podremos presentarlo antes de que finalice el año”. Según explican, este plan tendrá dos vertientes: una que pretende preservar en lo posible el tejido productivo -a través de medidas como la bonificación y exención de cuotas a la Seguridad Social, condiciones diferenciadas y más flexibles en los créditos ICO, como un mayor plazo de amortización y carencia de los préstamos, o medidas para poder renegociar el alquiler de los locales-, y una segunda para reordenar la disparidad de restricciones aprobadas por las diferentes administraciones para contener el rebrote de la pandemia, y que afecta a la apertura de locales, horarios de cierre y el aforo en los mismos, así como la menor actividad por las restricciones de movilidad.
Desde Canarias, Maroto, aseguraba que el Gobierno estaba “acabando de definir” las medidas de este plan, analizando las medidas ya adoptadas por las administraciones autonómicas y cómo podía complementarse con “un plan muy quirúrgico”. Pero a hosteleros, comerciante y hoteleros ya no les vale. En juego están 100.000 establecimientos que van a cerrar hasta final de año si no llegan ayudas, y la correspondiente pérdida de empleos, hasta 1,1 millones de empleos, entre directos e indirectos, según las previsiones de las patronales.Por eso consideran “inadmisible” que el Gobierno siga sin conceder un paquete de ayudas directas de 8.500 millones, que sería “decisivo para salvar decenas de miles de negocios”.
Ante la reiterada inacción gubernamental, las patronales han acudido a Bruselas, donde ya han comenzado “una ronda de contactos con europarlamentarios” para obtener fondos directamente de la Unión Europea que, a posteriori, se devengarían de la parte que corresponde a España del programa de reconstrucción ideado por Bruselas. El sector hostelero español recuerda al Ejecutivo cómo en el resto de Europa los anuncios de restricciones han ido acompañados de manera simultánea con planes de ayudas proporcionales que han evitado la ruina del sector. Así,, la patronal destaca el caso de Alemania y los Países Bajos que han destinado entre 10.000 y 15.000 millones de euros respectivamente, seguidos por Francia, en el que se destinan 6.000 millones de euros a las ayudas directas para bares y restaurantes. “Se trata de una falta de respeto absoluta del Gobierno hacia un sector motor de nuestra economía. Todos esos trabajadores están desamparados por un Gobierno que prometió no deja a nadie en el camino”, ha indicado.
También han cargado con dureza las patronales turísticas de Canarias (Ashotel, FEHT, Federación Turística de Lanzarote (FTL) y Asofuer), que están buscando vías legales alternativas que permitan los test de antígenos ante la “vergonzosa” inacción del Estado. Avisan de que solo les quedan las movilizaciones en la calle si no se ponen en marcha medidas claras de revitalización del turismo. “Los incumplimientos reiterados del Gobierno central ponen al motor económico de las islas al borde de cierres masivos”. También han criticado la “enorme decepción” que ha supuesto el paso de Maroto por la citada Conferencia Internacional de Turismo. “De nada sirven medidas propuestas como el reenfoque de la actividad hacia una senda verde y sostenible o las referidas a la flexibilidad de reservas y mayor valor añadido de los negocios turísticos en un escenario en el que muchas empresas están en riesgo de cierre. Es una tomadura de pelo”.
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