¿Otro Lehman Brothers?
El silencio de Evergrande sacude los mercados
Aunque los expertos descartan que su caída pueda tener efectos mundiales, las bolsas han caído tras los problemas de este coloso
El asediado promotor inmobiliario chino Evergrandese acerca al posible impago que temen los inversores tras incumplir uno de los plazos de pago de intereses. La empresa, que tiene una deuda total de unos 305.000 millones de dólares, se ha quedado sin liquidez y los inversores temen que un colapso pueda suponer riesgos sistémicos para el sistema financiero chino y tener una repercusión mundial.
Mientras el conglomerado lucha por sobrevivir, no ha ofrecido información alguna acerca de otro pago de intereses internacional de bonos de 83,5 millones de dólares que vencía esta semana, ni de los 47,5 millones de dólares que vencen el 29 de septiembre. La firma se encuentra en una situación sin precedentes y de incertidumbre, mientras entra en un periodo de gracia de 30 días para hacer frente a su deuda. Si éste vence sin que se produzca el abono, entrará en situación de impago.
Por si tuviera pocos problemas, es posible, además, que uno de los principales inversores corporativos intente vender toda su participación. Chinese Estates Ltd, la compañía de inversión inmobiliaria propiedad del magnate de Hong Kong Joseph Lau, ha anunciado planes para deshacerse de algunas o todas sus acciones de Evergrande dentro de un año. Chinese Estates controla un 5,66% del accionariado a 31 de agosto de este año.
Noticias alentadoras
A pesar de este sombrío panorama, la empresa insignia de China Evergrande Group anunció el miércoles que había negociado un acuerdo con los acreedores para liquidar el pago de los intereses de un bono nacional, ofreciendo cierto alivio a unos mercados financieros tensos y en vilo por el temor a que un impago del promotor número dos de China pudiera repercutir en el sistema financiero mundial. En un comunicado enviado a la Bolsa de Shenzhen y sin proporcionar muchos detalles, el grupo aseguró que una de sus filiales, Hengda Real Estate, había negociado un plan de reembolso de los intereses de un bono con vencimiento en 2025 y añadió que este “ya se habría resuelto mediante negociaciones privadas.”
El banco central de China también inyectó esta semana 120.000 millones de yuanes (15.826 millones de euros) en el sistema bancario, en una señal de apoyo mientras los mercados del país reabrían y se estabilizaban.
¿La historia se repite?
La quiebra de Evergrande, ha disparado los rumores sobre si podría ser el “momento Lehman Brothers” para la segunda economía del mundo, estableciendo un paralelismo con el colapso del banco estadounidense en 2008, en medio del estallido de la burbuja inmobiliaria que desencadenó una crisis financiera internacional. Los mercados bursátiles de todo el mundo han registrado caídas a raíz de las noticias procedentes de China, si bien hay expertos que aseguran que es poco probable que la situación de la empresa se convierta en una caída total de los mercados a nivel global. No obstante, la situación ya está empujando a los inversores a desertar de todo lo relacionado con el sector inmobiliario.
La OCDE descartó esta semana el riesgo de un escenario como el de Lehman Brothers. “La conexión entre los mercados financieros chinos y los demás es menos grande que la que vemos en el mundo occidental”, declaró el economista jefe de la organización internacional, Laurence Boone a Bloomberg. “El impacto sería relativamente limitado, salvo para algunas empresas”, añadió, estimando que “las autoridades chinas tienen capacidad presupuestaria y monetaria para amortiguar el choque”. Sin embargo, reconoció que una posible disminución del crecimiento chino tendría un impacto a nivel mundial.
Crecimiento desbocado
La multinacional empezó vendiendo agua embotellada en 1996 para más tarde dedicarse a la cría de cerdos, y es ahora propietaria del mejor equipo de fútbol profesional de China (el Guangzhou Football Club, dirigido por el ex central del Real Madrid Fabio Cannavaro, que acaba de renunciar al banquillo).
Fundada por el antiguo ejecutivo chino del acero Xu Jiayin y con sede en Shenzhen, es ahora el segundo promotor inmobiliario del país por ventas y sus actividades abarcan desde la promoción inmobiliaria hasta la gestión de patrimonios. En la actualidad emplea a 200.000 personas directamente e indirectamente es responsable de unos 3,8 millones de puestos de trabajo al año.
Propietaria de más de 1.300 proyectos de construcción, se ha apoyado en el aumento sostenido de los precios de la propiedad en el gigante asiático -el principal motor de la expansión económica china tras la pandemia- para abrirse paso en más de 280 ciudades chinas, vendiendo el sueño de la vivienda en propiedad a la clase media del país. El floreciente negocio, que ha aprovechado muchos sectores de la creciente economía nacional, también ha convertido a Xu en uno de los miembros más ricos de la élite empresarial, quien según la revista Forbes, posee una fortuna personal de unos 10.600 millones de dólares.
En 2020, las autoridades chinas instituyeron límites de endeudamiento en el sector inmobiliario para frenar la especulación. Evergrande empezó a vender el 28% de su negocio de gestión inmobiliaria y a deshacerse de propiedades con grandes descuentos. En junio de 2021, las autoridades prohibieron la venta de propiedades hasta que se terminaran las obras. El grupo ya no puede vender propiedades antes de que hayan terminado formalmente la construcción, aunque Evergrande había utilizado tradicionalmente los depósitos de los compradores para financiar su crecimiento y mantener sus actividades a flote.
Dado el deterioro de su posición financiera, dos meses más tarde las principales agencias de calificación internacionales rebajaron sus calificaciones, dificultando aún más la obtención de créditos por su parte.
El asediado grupo inmobiliario se enfrenta ahora a una enorme herida financiera con una carga de pasivos de 350.000 millones de dólares (250.000 millones de euros) que ha diezmado su calificación crediticia y el precio de sus acciones. Tiene que hacer frente a casi 800 edificios residenciales inacabados, proveedores impagados y más de un millón de compradores de viviendas que han abonado parcialmente sus propiedades.
¿Quién pagará la deuda?
Algunos entendidos se inclinan por la idea de una reestructuración dirigida por el gobierno, que subsane las deudas al tiempo que mantiene algunas de las operaciones de la empresa para limitar las pérdidas. Esta solución protegería, los intereses de los hogares que compraron viviendas y de las empresas que las construyeron. Para los inversores, sin embargo, la factura será elevada.
Si se opta por esta solución, se pondría freno a un sector inmobiliario que se considera sobrecalentado. En China, los precios se han multiplicado por seis en quince años. Y las deudas combinadas de los cuatro mayores promotores inmobiliarios de China han alcanzado la suma de 851.000 millones de euros.
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