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Otro jarro de agua fría para el Gobierno: el Banco de España alerta de que la crisis está “lejos de acabar”

Hernández de Cos advierte de que sus efectos finales se materializarán cuando se retiren las medidas de apoyo

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de CosPedro Puente HoyosAgencia EFE

Nuevo aviso para navegantes y para el optimismo del Ejecutivo de Pedro Sánchez. El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ha avisado de que la crisis económica provocada por la pandemia del coronavirus “está lejos de haber terminado”, y su impacto final en el sector bancario y la estabilidad financiera se materializará a medida que se eliminen las medidas de apoyo. El regulador ya presentó en septiembre unas previsiones de crecimiento mucho más cautas que las del Gobierno, dejando el avance del PIB dos décimas por debajo de lo pronosticado por el Ejecutivo para este año (6,3%) y 1,1 puntos para el que viene (5,9%).

El Banco de España no es el único que ha rebajado las ínfulas triunfadoras de La Moncloa. El pasado fin de semana, el Fondo Monetario Internacional (FM) dejó el crecimiento previsto para España en el 5,7%, en línea con el Instituto Nacional de Estadística (INE), que apenas unos días antes había rebajado el crecimiento del último trimestre nada menos que 1,7 puntos, del 2,8% a sólo al 1,1%, el mayor del que se tiene registro. Pese a este cúmulo de advertencias, el Gobierno, en el Plan Presupuestario de 2022 remitido el pasado viernes a la Comisión Europea, recoge el mismo escenario macroeconómico que presentó el pasado miércoles al Congreso en el proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE). Así, el Ejecutivo insiste en su previsión de que el producto interior bruto del país crecerá un 6,5% este año y un 7% en 2022.

Más protegido

Hernández de Cos ha hecho su advertencia este lunes durante la inauguración de la Tercera Conferencia de Estabilidad Financiera, organizada en cooperación con el Centro de Estudios Monetarios y Financieros (CEMFI). En su discurso, ha enfatizado que la pandemia ha llegado en un momento en el que los bancos estaban mucho mejor preparados que durante la anterior crisis financiera. La crisis de 2008 motivó las reformas implementadas en Basilea III, que se han mostrado eficaces durante la crisis del coronavirus, pero es preciso recordar que no fueron diseñadas para hacer frente a una pandemia global. La presente crisis ha propiciado la adopción de “amplias y extraordinarias medidas de apoyo monetario y fiscal”, que en gran medida han limitado el impacto en el sector bancario, que de otro modo se habría enfrentado a una recesión económica mundial en peores condiciones. De no ser por las medidas adoptadas, ha explicado, los bancos habrían reducido su capacidad de financiar la economía real.

Un año y medio después del comienzo de la pandemia, se puede constatar que, si bien algunos bancos experimentaron “tensiones financieras”, cuando la liquidez del mercado se deterioró y los costos de la financiación bancaria “aumentaron drásticamente”, ningún banco internacionalmente activo “ha quebrado o ha requerido una financiación significativa del sector público desde el inicio de la pandemia”. En términos generales, los bancos han mantenido sus niveles de préstamos y otros servicios críticos para los hogares y las empresas.

Otra de las lecciones que se pueden sacar del último año y medio, ha dicho Hernández de Cos, es que el sistema bancario global ha podido “complementar y apoyar los esfuerzos de las autoridades monetarias y fiscales para mantener la actividad económica durante la pandemia”, ayudando a absorber el impacto en lugar de aumentarlo, al contrario de lo que ocurrió durante la crisis de 2008.

Datos de exportaciones

También hoy, la Encuesta de Coyuntura de la Exportación que elabora el Ministerio de Industria y Comercio del tercer trimestre arroja datos que invitan a pensar en una cierta ralentización de la recuperación. Según el sondeo, el Indicador Sintético de la Actividad Exportadora (ISAE) fue de 9,1 puntos, en la escala que va de -100 a +100; lo que representa un descenso de 7,2 puntos respecto al segundo trimestre. La percepción del comportamiento de la cartera de pedidos de exportación en el trimestre presenta un valor positivo, aunque inferior al del trimestre anterior, situándose en 2,5 puntos, frente a los 11,9 del segundo trimestre, según la encuesta. Las expectativas de las empresas son también positivas, pero en menor medida que en el trimestre previo, tanto a tres meses (pasa de 14,1 a 13,5) como para los próximos 12 meses (pasa de 36,1 a 27,1).

A pesar de estos datos, para la secretaria de Estado de Comercio, Xiana Méndez, la evolución del indicador refleja el crecimiento de la actividad exportadora a lo largo de estos meses y la consolidación de su recuperación, y ha destacado que todos sus componentes, tanto la cartera de pedidos actual como las expectativas de exportación a tres y doce meses, siguen en positivo. Así, los tres factores más citados por su influencia positiva sobre la actividad exportadora son la evolución de la demanda externa, la competencia en calidad y la disponibilidad de los recursos humanos adecuados para la exportación. Por el contrario, el precio de las materias primas, el precio del petróleo y la competencia internacional en precios han sido los factores más mencionados por su influencia negativa.