César Lumbreras

Garzón reincide y Planas ni «mu»

Rodríguez y Alegría han dicho que Garzón habló a título personal y no como miembro del Gobierno

A tenor de las declaraciones ayer de dos ministras, la portavoz, Isabel Rodríguez, y la de Educación, Pilar Alegría, ya está clara la línea de defensa gubernamental para apoyar a su colega de Consumo, Alberto Garzón, tras conocerse el contenido de una entrevista en un medio británico y su posición sobre la ganadería intensiva, la extensiva y el consumo de carne.

Rodríguez y Alegría han dicho que Garzón habló a título personal y no como miembro del Gobierno. El argumento se cae por su propia base, porque dudo mucho que los del periódico británico se hubiesen fijado en Garzón en caso de no haber sido ministro del Gobierno de Sánchez. Es más, en la presentación del citado medio se deja bien claro que se entrevista al ministro de Consumo de España, no al ciudadano Garzón.

En cualquier caso, habrá que reconocer el empeño de ambas en salir a la palestra, en un asunto que no entra dentro de sus competencias. Contrasta con lo «no» hecho por Luis Planas, el miembro del Ejecutivo más directamente afectado por las declaraciones contra el sector ganadero y cárnico. El ministro de Agricultura, fiel a su estilo de ponerse de perfil, no ha dicho todavía ni «mu». Lo mismo que en la planificación hidrológica de Teresa Ribera o en la reforma laboral de Yolanda Díaz, por citar tan solo otros dos asuntos de vital importancia para el sector agrario, en los que Planas también ha estado desaparecido.

Respecto a la polémica sobre macrogranjas, la ganadería intensiva y la extensiva, también habría que contemplar el asunto desde el punto de vista del consumidor. A principios de los 60 solo los muy pudientes podían permitirse el lujo de comer pollo con asiduidad. La incipiente clase media y la baja degustaban el pollo en circunstancias muy excepcionales. Pocos años después, y gracias a las primeras explotaciones avícolas intensivas, se generalizó el consumo de pollo en España a precios asequibles. ¿Alguien está dispuesto a renunciar hoy a comer pollo todas las semanas? Evidentemente nadie quiere tener una macrogranja o una explotación intensiva de cualquier tipo de ganado cerca. Pero en algún sitio tendrán que ponerse. O eso, o renunciamos a comer carnes de todo tipo o huevos y a los ingresos que entran en España por su exportación. Toca elegir.