Opinión

El superávit comercial alemán se esfuma

Con la desaparición del superávit comercial alemán, también lo ha hecho el superávit comercial de la Eurozona

El canciller alemán, Olaf Scholz (C), Rainer Dulger (R), presidente de la asociación sindical alemana (BDA) y la presidneta de la federación de sindicatos (DGB), Yasmin Fahimi
El canciller alemán, Olaf Scholz (C), Rainer Dulger (R), presidente de la asociación sindical alemana (BDA) y la presidneta de la federación de sindicatos (DGB), Yasmin FahimiFILIP SINGERAgencia EFE

Uno de los datos económicos más preocupantes que hemos conocido en las últimas semanas, más allá de la inflación, ha sido que el famoso superávit comercial alemán, aquél que había acompañado al país desde la Reunificación, que había dotado de fortaleza financiera a su economía y que había servido como respaldo de valor primero para el marco y luego para el euro, se ha esfumado.

En mayo de 2022, Alemania no sólo no fue capaz de amasar un superávit comercial, sino que entró en déficit: importó más de lo que exportó. Un hecho inédito para cualquier mes del año desde 1991. Y con la desaparición del superávit comercial alemán, también lo ha hecho el superávit comercial de la Eurozona, pues el grueso del mismo venía de Alemania.

Pero, ¿por qué Alemania está súbitamente empezando a importar más de lo que exporta? Pues porque su modelo tradicional de negocio consistía en importar energía barata desde Rusia para producir manufacturas que exportar al resto del mundo (incluyendo Rusia). Sin embargo, ahora esta estrategia ha dejado de ser viable (al menos de momento). La energía rusa se ha encarecido muy notablemente (mayores importaciones) y la competitividad del país para exportar se está resintiendo (no digamos ya si, además, ha perdido el acceso al mercado ruso).

Por supuesto, otros factores como los cuellos de botella en la industria de microchips, lo que limita la fabricación y exportación de automóviles, también están influyendo: pero si la ruptura económica entre Europa y Rusia prosigue durante los próximos años, Alemania deberá reestructurar de manera muy seria su economía pues su modelo de antaño habrá dejado de ser viable. Y nada de todo esto son buenas noticias para la Eurozona: si, en un momento en el que el euro se halla en mínimos, la Eurozona padece déficit comercial, entonces cuando el Banco Central Europeo comience a subir tipos de interés buscando contener la inflación y apreciar el euro, nuestra competitividad se resentirá todavía más.

Estamos mostrando debilidad cuando deberíamos estar exhibiendo músculo (euro débil) y eso no augura nada bueno para nuestro futuro.