Paro
Julio destruye empleo pese a la temporalidad encubierta
Es la primera vez de dos décadas que sufre cifras negativas de afiliación. España pierde 7.366 empleos y el paro sube en 3.230 personas. Los contratos temporales vuelven a superar a los indefinidos
Hacía más dos décadas que no se veía nada igual, una subida del paro en plena campaña de verano y con la temporada turística en su apogeo, el periodo “contratación premium» del sector servicios. Salvo el «golpetazo» sufrido tras el estallido de la Gran Crisis Financiera de 2008 no se recordaban tasas negativas de ocupación en un mes de julio, y mucho menos de destrucción de empleo. Ni siquiera en los peores momentos de la crisis de los años 90. Pero en julio, 3.230 personas engrosaron las listas de desempleo, un aviso de navegantes tras situar la cifra global en 2.883.812 personas sin empleo. Destacan desde el Ministerio de Trabajo que es la cifra más baja en un mes de julio desde 2008, pero no pueden obviar la «cierta ralentización» que han reconocido ya tanto la titular de Economía, Nadia Calviño, como el de Seguridad Social, José Luis Escrivá. «Es una situación marcada por la incertidumbre internacional», insistieron las mismas fuentes.
El paro registrado subió especialmente en el ámbito de Servicios, con una pérdida de 11.237 personas. En concreto, en el área de la Educación es donde se ha acusado más ese ascenso, con 23.708 personas más, debido al fin del año escolar. Tampoco se ha comportado como debería el turismo. El sector hostelero, el que más tira del empleo en julio, ha creado casi la mitad del empleo de media que en los tres meses previos. Entienden los expertos que puede deberse al efecto rebote causado por el adelanto de las contrataciones desde Semana Santa y hasta junio, que rozaron cifras récord. De ahí la cifra de más 15.000 empleos creados en la hostelería con respecto a las cifras prepandemia, aunque los meses veraniegos auguran un retroceso drástico en esta cifra.
Pero realmente el dato preocupante corresponde a la afiliación a la Seguridad Social, que perdió 7.366 afiliados en julio respecto a los datos registrados el mes anterior, el peor dato en 20 años, incluso más negro que el del año 2012, cuando únicamente sumó 4.896 trabajadores. Se rompe así la tendencia que históricamente había mantenido siempre este mes desde que se tienen registros, incluidos los peores momentos de la Gran Crisis e incluido el año 2020, el crítico de la pandemia, en el que la afiliación sumó 161.217 empleados respecto a junio.
Con este descenso, el número total de cotizantes cerró julio en 20.340.964, un 3,8% más de los que había hace un año (749.236 ocupados más), de los que 10.880.380 fueron hombres y 9.480.585 mujeres. En términos desestacionalizados, datos a los que se ha agarrado Escrivá para defender «el buen comportamiento de la reforma laboral», el número de afiliados a la Seguridad Social subió en 9.104 trabajadores, pero éste el más bajo desde que comenzó el año.
En cuanto al desempleo entre los jóvenes menores de 25 años, disminuyó en 12.604 personas, un 6,26% menos respecto a junio, que coloca la cifra total en 188.605 parados, «la mejor de la serie histórica», destacó Trabajo, aunque obvió que la tasa de desempleo juvenil es la más alta de la UE y duplica su media.
Desde el Ministerio también se presumió del impacto positivo que la reforma ha tenido en la contratación, ya que durante el mes de julio se registraron 1,66 millones de contratos, de los que un 41,44% fueron de carácter indefinido, con lo que se afianza «la pauta ya observada en meses precedentes», se aseguró desde Trabajo, ya que la firma de 685.992 contratos indefinidos en julio multiplica por cuatro la media histórica. Sin embargo, en el montante global de estos contratos apenas 285.000 fueron a tiempo completo, mientras que 159.150 lo fueron a tiempo parcial y 241.590 fijos discontinuos, que una vez finaliza en contrato cobran el desempleo, pero no computan como parados al seguir activos. Además, los contratos de carácter temporal se situaron en 969.523, lo que representa más de la mitad, un 58,56% del total, aunque caen un 42,04% en comparación con el mismo mes de 2021 forzados por la nueva legislación. Por tanto, únicamente 285.000 contratos fueron realmente indefinidos y el resto se engloban dentro de una «temporalidad encubierta» que el Gobierno no reconoce.
Al igual que desde Trabajo se mostraron optimistas pese al mal dato de julio, Calviño fue más prudente. Pese a reconocer «un cambio de tendencia» con la reforma laboral, volvió a reconocer la «ralentización del mercado de trabajo» en julio. «Es evidente que hay mayor incertidumbre y menor dinamismo que hasta mediados de ese mes», afirmó en declaraciones a la Cadena Ser. Además, advirtió de que «hay que prepararse para lo peor, pero esperando por supuesto que no suceda». Así, la ministra económica descartó que se pueda producir una recesión, pero sí admitió el momento de «elevadísima incertidumbre» por la guerra, la inflación, los suministros y los alimentos. «Vienen curvas, y lo que hay que hacer es no perder la vista de la carretera y mantener firme el volante», rubricó.
No siguió el mismo ejemplo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que pidió «leer los datos con unas lentes distintas» tras la reforma laboral y reclamó «sentido común» para poner en valor que hay medio millón de afiliados más que antes de la entrada en vigor de la reforma laboral. «El Gobierno no caerá ni en la euforia ni en el catastrofismo», sentenció sobre la subida del desempleo.
Mientras tanto, el gasto en prestaciones por desempleo alcanzó en junio (último mes disponible) los 1.544 millones de euros, para 1,67 millones de beneficiarios, con un gasto medio mensual de 944,3 euros en el quinto mes del año.
Hacía más dos décadas que no se veía nada igual, una subida del paro en plena campaña de verano y con la temporada turística en su apogeo, el periodo contratación «premium» del sector servicios. Salvo el «golpetazo» sufrido tras el estallido de la Gran Crisis Financiera de 2008 no se recordaban tasas negativas de ocupación en un mes de julio, y mucho menos de destrucción de empleo. Ni siquiera en los peores momentos de la crisis de los años 90. Pero en julio, 3.230 personas engrosaron las listas de desempleo, un aviso de navegantes tras situar la cifra global en 2.883.812 personas sin empleo. Destacan desde el Ministerio de Trabajo que es la cifra más baja en un mes de julio desde 2008, pero no pueden obviar la «cierta ralentización» que han reconocido ya tanto la titular de Economía, Nadia Calviño, como el de Seguridad Social, José Luis Escrivá. «Es una situación marcada por la incertidumbre internacional», insistieron las mismas fuentes.
El paro registrado subió especialmente en el ámbito de Servicios, con una pérdida de 11.237 personas. En concreto, en el área de la Educación es donde se ha acusado más ese ascenso, con 23.708 personas más, debido al fin del año escolar. Tampoco se ha comportado como debería el turismo. El sector hostelero, el que más tira del empleo en julio, ha creado casi la mitad del empleo de media que en los tres meses previos. Entienden los expertos que puede deberse al efecto rebote causado por el adelanto de las contrataciones desde Semana Santa y hasta junio, que rozaron cifras récord. De ahí l a cifra de más 15.000 empleos creados en la hostelería con respecto a las cifras prepandemia, aunque los meses veraniegos auguran un retroceso drástico en esta cifra.
Pero realmente el dato preocupante corresponde a la afiliación a la Seguridad Social, que perdió 7.366 afiliados en julio respecto a los datos registrados el mes anterior, el peor dato en 20 años, incluso más negro que el del año 2012, cuando únicamente sumó 4.896 trabajadores. Se rompe así la tendencia que históricamente había mantenido siempre este mes desde que se tienen registros, incluidos los peores momentos de la Gran Crisis e incluido el año 2020, el crítico de la pandemia, en el que la afiliación sumó 161.217 empleados respecto a junio.
Con este descenso, el número total de cotizantes cerró julio en 20.340.964, un 3,8% más de los que había hace un año (749.236 ocupados más), de los que 10.880.380 fueron hombres y 9.480.585 mujeres. En términos desestacionalizados, datos a los que se ha agarrado Escrivá para defender «el buen comportamiento de la reforma laboral», el número de afiliados a la Seguridad Social subió en 9.104 trabajadores, pero éste el más bajo desde que comenzó el año.
En cuanto al desempleo entre los jóvenes menores de 25 años, disminuyó en 12.604 personas, un 6,26% menos respecto a junio, que coloca la cifra total en 188.605 parados, «la mejor de la serie histórica», destacó Trabajo, aunque obvió que la tasa de desempleo juvenil es la más alta de la UE y duplica su media.
Desde el Ministerio también se presumió del impacto positivo que la reforma ha tenido en la contratación, ya que durante el mes de julio se registraron 1,66 millones de contratos, de los que un 41,44% fueron de carácter indefinido, con lo que se afianza «la pauta ya observada en meses precedentes», se aseguró desde Trabajo, ya que la firma de 685.992 contratos indefinidos en julio multiplica por cuatro la media histórica. Sin embargo, en el montante global de estos contratos apenas 285.000 fueron a tiempo completo, mientras que 159.150 lo fueron a tiempo parcial y 241.590 fijos discontinuos, que una vez finaliza en contrato cobran el desempleo, pero no computan como parados al seguir activos. Además, los contratos de carácter temporal se situaron en 969.523, lo que representa más de la mitad, un 58,56% del total, aunque caen un 42,04% en comparación con el mismo mes de 2021 forzados por la nueva legislación. Por tanto, únicamente 285.000 contratos fueron realmente indefinidos y el resto se engloban dentro de una «temporalidad encubierta» que el Gobierno no reconoce.
Al igual que desde Trabajo se mostraron optimistas pese al mal dato de julio, Calviño fue más prudente. Pese a reconocer «un cambio de tendencia» con la reforma laboral, volvió a reconocer la «ralentización del mercado de trabajo» en julio. «Es evidente que hay mayor incertidumbre y menor dinamismo que hasta mediados de ese mes», afirmó en declaraciones a la Cadena Ser. Además, advirtió de que «hay que prepararse para lo peor, pero esperando por supuesto que no suceda». Así, la ministra económica descartó que se pueda producir una recesión, pero sí admitió el momento de «elevadísima incertidumbre» por la guerra, la inflación, los suministros y los alimentos. «Vienen curvas, y lo que hay que hacer es no perder la vista de la carretera y mantener firme el volante», rubricó.
No siguió el mismo ejemplo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que pidió «leer los datos con unas lentes distintas» tras la reforma laboral y reclamó «sentido común» para poner en valor que hay medio millón de afiliados más que antes de la entrada en vigor de la reforma laboral. «El Gobierno no caerá ni en la euforia ni en el catastrofismo», sentenció sobre la subida del desempleo.
Mientras tanto, el gasto en prestaciones por desempleo alcanzó en junio (último mes disponible) los 1.544 millones de euros, para 1,67 millones de beneficiarios, con un gasto medio mensual de 944,3 euros en el quinto mes del año.
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