Macroeconomía

El Banco de España avisa del temor a un parón económico por el aumento del coste laboral, la baja productividad y un contexto internacional adverso

Eleva al 2,6% el crecimiento de la economía este año, pero proyecta una senda de desaceleración constante de la tasa de crecimiento del PIB. Advierte de que el gasto crece por encima del plan fiscal y que la deuda se reduce solo marginalmente

Economía/Finanzas.- La percepción de acceso al crédito de empresas mejora en el segundo trimestre, según Banco de España
Banco de EspañaEuropa Press

El Banco de España se muestra menos optimista que el Gobierno en sus proyecciones macroeconómicas para el presente ejercicio, después de que el Ministerio de Economía haya actualizado hoy su previsión de PIB de este año por encima del 2,6%. Sin embargo, el supervisor bancario prefiere ser más cauto y en su informe trimestral de protecciones de septiembre revisa al alza en dos décimas la perspectiva de crecimiento de la economía española en 2025, hasta el 2,6%, que justifica por "dos factores de signo opuesto", apuntó el director general adjunto de Economía.

Por un lado, destaca el "destacado comportamiento" de la actividad económica en los últimos meses, junto a la "fortaleza que muestran los indicadores coyunturales más recientes", que implica un ajuste al alza de tres décimas en la tasa de crecimiento del PIB del conjunto del año. Por otro, la incorporación de nuevos supuestos -como los precios de la energía y al tipo de cambio- dibuja un escenario "ligeramente más adverso" que en junio, y resta una décima a la actividad de 2025. Por su parte, se mantienen sin cambios las tasas de crecimiento proyectadas en 2026 y 2027 -que alcanzarían el 1,8% y el 1,7%, respectivamente-, si bien la ausencia de cambios en la previsión de 2026 enmascara una ligera revisión al alza por el efecto arrastre del mayor crecimiento proyectado para 2025, "que se compensa con una revisión a la baja por el efecto de un empeoramiento en el entorno exterior de acuerdo con los supuestos técnicos", en concreto, sobre los precios de la energía, el tipo de cambio y los mercados mundiales.

Los analistas del regulador han basado estas previsiones en la "notable capacidad de resiliencia en el actual contexto internacional", que registró en el segundo trimestre un comportamiento más favorable del previsto, impulsado por el "buen desempeño de la demanda interna y, en particular, del consumo privado y la inversión". Así, el PIB creció a una tasa intertrimestral del 0,7%, superior tanto al ritmo observado en el trimestre precedente (0,6%) como al contemplado en el ejercicio de proyecciones del Banco de España de junio (entre el 0,5% y el 0,6%). Este dinamismo de la actividad estaría respaldado, entre otros factores, por unas "condiciones financieras favorables", caracterizadas por un menor coste del crédito y un aumento de los flujos de financiación a hogares y empresas. En su predicción de cara al tercer trimestre estima que "los indicadores coyunturales más recientes apuntan a que la economía mantendrá un ritmo de crecimiento robusto, con una tasa estimada entre el 0,6% y el 0,7%".

Pese a ello, el Banco de España advierte de que si bien la economía española ha logrado sortear hasta el momento el complejo entorno internacional y el elevado grado de incertidumbre que rodea a las políticas económicas, "no puede descartarse un eventual deterioro del contexto externo o que dicha incertidumbre tenga un impacto más adverso que el observado hasta ahora". Por tanto, en este entorno internacional complejo, advierte valoraciones elevadas de los activos financieros con riesgo en los mercados internacionales -en particular en la renta variable de Estados Unidos y, especialmente, en el sector tecnológico-, de modo que "una corrección abrupta de estas valoraciones podría endurecer las condiciones financieras y lastrar la actividad a escala global y, por tanto, reducir el crecimiento de la economía española".

El regulador advierte también del peligro del continuado aumento de los costes laborales, que podría "dificultar la continuación del proceso de desinflación y afectar a la competitividad de nuestra economía", por lo que es preciso "monitorizar la evolución de la productividad", que sigue mostrando "signos de debilitamiento en 2025", y poner en revisión la remuneración por asalariado, ya que los salarios negociados han experimentado un repunte y la incertidumbre sobre su evolución futura es más elevada, al "no existir aún un acuerdo entre los agentes sociales de cara a los próximos años, .

Por todo ello, Nuño alerta sobre el "riesgo intensificado" por el tensionamiento que presenta el mercado laboral -en particular en lo relativo a la

disponibilidad de mano de obra-, las dudas sobre la fortaleza de la demanda interna y por la "evolución contenida" que vienen mostrando los márgenes empresariales en lo que llevamos de año. En la misma línea, avisa de que todas estas proyecciones mantienen "una elevada incertidumbre acerca de la magnitud y el efecto macroeconómico de los fondos europeos", así como sobre el gasto en defensa que se ejecutará en la economía española en los próximos años. En consecuencia, en el escenario central de estas proyecciones se mantiene la hipótesis de una ejecución íntegra de todas las transferencias de los fondos Next Generation asignadas a España, pero el Banco de España reclama que debe impulsarse la aceleración en el ritmo de despliegue de dichos fondos durante este año y el siguiente en comparación con lo observado hasta 2024 "si se quiere alcanzar el efecto esperado".

Respecto a la tasa de inflación promedio la sitúan en el 2,5% este año, una décima superior a la prevista en junio. Esta ligera revisión responde al "encarecimiento de los precios de la energía y, en menor medida, de los alimentos, que se ha visto compensado parcialmente por un crecimiento de los precios de los servicios", algo inferior al previsto gracias a la introducción en julio del nuevo sistema tarifario del transporte público. De cara al resto del horizonte de proyección, y en línea con lo previsto en junio, se anticipa una desaceleración de la tasa de inflación, hasta el 1,7%, en 2026 y un repunte, hasta el 2,4%, en 2027, resultado principalmente de la introducción de un nuevo régimen de comercio de derechos de emisión de la UE.

En cuanto a la previsión de déficit público para 2025, esta se revisa a la baja en tres décimas, hasta el 2,5% del PIB, como consecuencia de la evolución favorable de los ingresos públicos, ligada en parte al mayor dinamismo de la actividad económica, y pese a un crecimiento de los gastos mayor de lo esperado. De este modo, el déficit público se situaría en 2025 por debajo del objetivo del Gobierno del 2,8% del PIB. Esta mejora se traslada igualmente a los años 2026 y 2027, en los que en ambos casos se espera un saldo deficitario de las cuentas públicas del 2,3% del PIB.

Eso sí, el Banco de España afea al Gobierno que en ausencia de nuevos Presupuestos Generales del Estado y de medidas concretas ligadas al plan fiscal, las "proyecciones continúan basándose en un escenario inercial, que no incorpora el cumplimiento de los compromisos de gasto". Teniendo en cuenta la información disponible para el año en curso, el supervisor estima que el gasto neto computable crecería entre un 4,4% y un 5,1% en 202518, un rango muy por encima del 3,7% de crecimiento máximo comprometido para 2025 en el plan fiscal. En los años siguientes, el gasto neto computable crecería en torno al 4%, también por encima también de los límites del plan fiscal (3,5% y 3,2% en 2026 y 2027, respectivamente). En este contexto, la ratio de deuda pública se reduciría solo marginalmente, desde el 101,8% del PIB en 2024 al 100,7% a finales de este año y al 100% en 2027.