Arabia Saudí

La batalla del golf

Europa y EE UU deben despertar del letargo y poner a su gente a trabajar o acabaremos todos en manos del dinero saudí y chino

Sergio García, en el torneo inaugural de LIV Golf Invitational
Sergio García, en el torneo inaugural de LIV Golf InvitationalAlastair GrantAgencia AP

Desde los orígenes, el escocés Royal and Ancient Golf Club of Saint Andrews, fundado el 14 de mayo de 1754, y la USGA estadounidense han regido el orden del golf. En 1754, Arabia Saudí ni siquiera existía. La casa de los Saud acababa de fundar el emirato de Diriyah, en torno a una ciudad de adobe a las afueras de la que hoy es Riad y en la que se pretendía centralizar el poder de los pueblos nómadas de la península arábiga. Desde la muy reciente apertura de Arabia Saudí al turismo se puede visitar Diriyah, cuya belleza es especialmente intensa durante el atardecer. Cuando Ibn Saud selló su alianza con Al Wahab, padre del rigor islámico wahabí aún imperante en el reino, y comenzó a tratar de agrupar a las tribus, los británicos ya llevaban un tiempo repartiendo bolazos en los campos de golf de su vasto imperio. Pero en estas llegó el siglo XXI y la fiebre contra las energías fósiles para tratar de detener el deshielo del Ártico, que permitiría a los rusos y chinos ganar ventaja competitiva mandando sus mercancías por el estrecho de Bering, lo que les ahorraría Malaca-Suez y un 30% del trayecto. ¿Cómo lo sabemos? Porque el 16 de agosto de 2017, un metanero de la rusa Sovcomflot completó la ruta entre Corea del Sur y Noruega en 19 días sin ayuda de rompehielos. Resulta que esa fiebre antipetrolera, unida a las menguantes reservas de Estados Unidos y las nulas de sus socios, a excepción de Canadá, dieron un vuelco al futuro energético global. Y Arabia Saudí comenzó a invertir los ingentes recursos del reino en los más variopintos sectores, al estilo de la exitosa transición realizada por otros países del golfo. Apuntaron a todos los sectores, también al del ocio. Y así llegó el dinero saudí al golf. Como no pudieron comprarse el PGA, montaron un circuito paralelo llamado Liv Golf. Tras meses de enfrentamientos, ambos circuitos –así como el europeo DP World Tour– anunciaron el martes su fusión en uno solo. Parece claro que los saudíes ganan una batalla mordisqueando el PGA, lo que da idea del nuevo orden económico global. Europa y EE UU deben despertar del letargo y poner a su gente a trabajar o acabaremos todos en manos del dinero saudí y chino, donde rige la transparencia más absoluta.