Alrededor de 200.000 ingenieros necesitará España a lo largo de la próxima década, indica el último informe del Observatorio de la Ingeniería en España, una profesión en la que solo hay un dos por ciento de paro en nuestro país. Los ingenieros desempeñan un papel imprescindible en la sociedad para el desarrollo y mantenimiento de las infraestructuras urbanas y para resolver problemas que son complejos y globales. Un área en la que su contribución es especialmente crítica es la eficiencia energética. La decana del Colegio Oficial de Graduados e Ingenieros Técnicos Industriales de Sevilla (Cogitise) y vicepresidenta del Consejo General de Colegios Oficiales de Ingenieros Técnicos Industriales de España (Cogiti), Ana Jáuregui, explica que «de nada sirve trabajar la divulgación en materia de sostenibilidad, la reconducción de nuestros hábitos y reorientación de los objetivos productivos de las pequeñas, medianas y grandes empresas» si las infraestructuras no están «construidas de acuerdo con los objetivos de eficiencia energética que marca la Agenda Europea».

Europa, como muchos otros actores globales, se enfrenta a los desafíos, cada vez mayores, que plantea el cambio climático. Los ingenieros ya están trabajando en el desarrollo de «equipamientos y sistemas destinados a prestar servicios esenciales a la ciudadanía, generen la mínima huella de carbono y cumplan con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)», asegura Jáuregui. «En particular aquellos enfocados en la industria, la innovación y la infraestructura (ODS 9) y en la acción por el clima (ODS 13)», añade la decana.

En este marco, la ingeniería juega un papel crucial, ya que entre sus cometidos están desde la construcción de edificios con estándares de alta eficiencia energética, hasta el desarrollo de vehículos eléctricos y la integración de fuentes de energía renovable en la red eléctrica. La energía y la construcción son dos sectores intrínsecamente ligados y fundamentales para el desarrollo y bienestar de la sociedad. «Tenemos que descarbonizar las infraestructuras que dan servicio en nuestras ciudades», sentencia la decana de Cogitise.

La huella de carbono de las ciudades es un tema crítico por la gran concentración de población, servicios e industrias. Los ingenieros técnicos industriales se enfrentan al reto de diseñar sistemas que sean «eficientes, limpios y respetuosos» con el medioambiente. Esto abarca desde el tratamiento y suministro de agua, gestión de residuos, iluminación urbana, hasta el transporte público y los sistemas de energía. Por ejemplo, en el ámbito del agua y residuos, trabajan en la optimización de plantas de tratamiento para que sean más eficientes y menos contaminantes. Implementan tecnologías avanzadas que permiten el reciclaje y la reutilización del agua, así como la generación de energía a partir de residuos, contribuyendo a un círculo virtuoso de sostenibilidad. En cuanto a la iluminación urbana, los ingenieros técnicos industriales están a la vanguardia de la transición hacia sistemas de iluminación LED y de gestión inteligente de la iluminación.

España se enfrenta al desafío de reducir su huella de carbono en los próximos años

Por otro lado, la colaboración público-privada representa una alianza estratégica en la que los ingenieros técnicos industriales juegan un papel vital, ya que la colaboración entre profesionales, universidad y Administración pública da vida a proyectos de gran envergadura que requieren una amplia gama de conocimientos técnicos y de gestión. Estas asociaciones son especialmente relevantes en el contexto de los ODS, ya que permiten combinar la visión estratégica del sector público con la eficiencia y la innovación del sector privado.

La gestión del agua es otro ámbito crítico para la sostenibilidad. Más del 40% de la población mundial se ve afectada por la escasez de agua y se prevé que, si seguimos con las prácticas actuales, el mundo enfrentará un déficit del 40% entre la demanda prevista y el suministro disponible de agua para 2030. En este contexto, los ingenieros técnicos industriales se encargan «de garantizar el suministro de agua de alta calidad; reducir al mínimo los efectos de las aguas residuales en nuestro entorno; y favorecer su tratamiento y recirculación», insiste la decana de Cogitise. En el ámbito de la gestión, los ingenieros pueden liderar este campo en la aplicación de tecnologías innovadoras y en el fortalecimiento de la gestión integrada de recursos hídricos. Por ejemplo, hay empresas que han desarrollado dispositivos de medición inteligente y sistemas automáticos de prevención de fugas que han resultado en un ahorro de agua de hasta el 35% en hogares.

En definitiva, los ingenieros técnicos industriales se encuentran en una posición sin precedentes para liderar el cambio hacia una sociedad más sostenible. Históricamente, han sido esenciales en el diseño, mantenimiento y adecuación de infraestructuras. Sin embargo, el contexto actual exige una evolución de sus roles tradicionales hacia una práctica más holística e interdisciplinaria. Ya no es suficiente construir y mantener; los ingenieros deben también asegurarse de que «las infraestructuras contribuyan al bienestar a largo plazo de las comunidades y no comprometan la salud del medioambiente», incide Jáuregui. Este cambio de paradigma hacia la sostenibilidad implica innovar en materiales y procesos, adoptar energías renovables, diseñar con una mentalidad de economía circular y utilizar la tecnología para optimizar la eficiencia.