Distribución

El mercado de segunda mano resiste a las embestidas de la digitalización

En España, no existe mucha cultura de los artículos de segunda mano. No obstante, estas tiendas cuentan con un público fiel
En España, no existe mucha cultura de los artículos de segunda mano. No obstante, estas tiendas cuentan con un público fiellarazon

La saturación del mercado e internet son los principales hándicaps a los que se enfrenta el sector. El 2% de los negocios se encuentra en riesgo de impago. Cerca del 90% de los establecimientos son pymes y microempresas.

La mayoría de los negocios dedicados a comprar y vender artículos de segunda mano nacieron durante la incipiente etapa de una cruel crisis económica, en 2008. Una década después luchan para mantenerse a flote. Casi el 60% de los negocios fueron fundados después del 2008, según un estudio de Insight View y hasta el 21 por ciento de ellos –la mayoría microempresas y pymes– se encuentran, actualmente, en riesgo elevado de impago.

En concreto, el sector pasó de generar 1,44 millones de euros en 2011 a 920.000 euros en 2016. La facturación del conjunto del sector de segunda mano en España descendió por lo tanto en un 36% entre el año 2011 y 2016, según datos de Iberinform, compañía filial de Crédito y Caución.

España carece de cultura de reutilización, denominado por los anglosajones como «upcycling» y que conocemos como comercio sostenible. A diferencia de nuestros vecinos europeos, los españoles preferimos el consumo de masa y las primeras marcas. Nos gusta estrenar. «Muchos comercios han adaptado los precios a los tiempos que corren manteniendo la calidad, sobre todo las cadenas de ropa y accesorios. Marcas como Zara o las de su grupo –Inditex– son ahora más baratas, más accesibles que hace unos años, asegura Paula, una joven veinteañera de compras en el centro de la capital. Sin duda, la recuperación económica ha alejado a algunos consumidores de los comercios de segunda mano, también apodados «vintage». La captación de nuevos clientes requiere de esfuerzos de marketing, o herramientas tecnológicas que en muchas ocasiones estas pequeñas tiendas no disponen. De hecho, estos comercios acumularon una media de pérdidas de casi 80.000 euros entre el año 2013 y 2016. Aún así, la mayoría de ellas confían en ese público fiel que acude a sus «store» en busca de productos retro, singulares. El Templo de Susu es uno de los comercios de segunda mano con más historia de Madrid. Ubicado en el céntrico barrio de Malasaña, ha visto evolucionar el mercado y a sus compradores a lo largo de veinte años. Beatriz, empleada en el Templo, afirma a Tu Economía que, «efectivamente, ha habido un bajón en comparación a la época de la crisis pero la gente sigue llegando hasta nuestra tienda. El perfil suele ser el de gente joven, de entre 30 o 35 años que busca productos originales, singulares, que no puede encontrar en las tiendas convencionales y que, además, aquí, tienen un precio mucho más competitivo. Algunos, incluso, nos preguntan si los precios son de broma».

Saturación

Broma o no, lo cierto es que, desde 2011 la facturación media del sector ha experimentado un importante retroceso, hasta volver a niveles previos a la crisis financiera. La saturación del mercado así como el auge de las plataformas on-line son algunos de los factores que inciden en este mercado.

«Busco productos que necesito a un precio más asequible, aunque ahora acudo más a internet. Creo que el mercado de segunda mano se está trasladando de las tiendas de toda la vida a las aplicaciones móviles, que hacen el método de compra mucho más fácil», explica Fernando, un madrileño que recorre las calles del popular Rastro de Madrid en busca de aquellos enseres particulares, imposibles de encontrar en otro lugar, salvo en la red. «Hay que tener cuidado con lo que se adquiere, como en todos los sitios, pero especialmente en internet y sobre todo con productos tecnológicos. Pese a todo, la comodidad que te ofrecen las nuevas plataformas y la seguridad de tener una gran empresa a la que poder reclamar detrás de ti, no la encuentras en la calle». Su novia, Marianne, de origen alemán, asegura que «en España no existe la cultura de “upcycling” que podemos ver en el norte de Europa». Es verdad que los «hipster» –una subcultura urbana de jóvenes bohemios generalmente de clase media– ha vuelto a poner de moda los productos «vintage» que, muchas veces, sólo puedes encontrar en tiendas de segunda mano. Sin embargo, España sigue estando alejada de los estándares europeos.

Plataformas como Facebook, que desde hace meses ofrece a los usuarios gestionar la compra y venta de productos –a precios competitivos– a través de su página, o la irrupción de la app geolocalizada Wallapop, que ofrece un servicio de visibilidad que permite a los usuarios destacar sus artículos en el muro con un formato premium durante 24 horas, en el mercado han forzado la transformación digital del sector. Pese a que algunos como Beatriz se resistan. «Aunque ha habido un auge de las plataformas on-line, nosotros seguimos vendiendo. No tenemos redes sociales ni página web, el éxito de nuestro negocio está en el boca a boca, lo cierto es que en su mayoría, los comercios apuestan por la venta en internet».

Según Iberinform, cerca del 23% de los comercios de segunda mano se encuentran en Cataluña, seguidos de Madrid (un 19%), Andalucía (un 15%) y Comunidad Valenciana (un 12%). La mayoría de los negocios, entorno al 80%, son microempresas, cerca de un 10% se consideran pymes, y apenas un 2% llega a ser mediana empresa. Para muchas de estas tiendas, reinventarse es la única opción. Un ejemplo de ello es Vintalogy, en la calle Atocha (Madrid), es conocida como el «templo vintage» más grande de Europa, cuyo éxito radica en su apuesta por la sostenibilidad, la originalidad y la calidad. Abrió el pasado mes de marzo y, con más de 1.500 metros cuadrados de superficie, muchos lo llaman «El Corte Inglés del segunda mano», donde además de comprar la gente puede disfrutar de conciertos de música en directo o un aperitivo los domingos. Es el ejemplo de un modelo de negocio innovador, que, como ha anunciado, en breve e inevitablemente, también vender sus productos a través la red.