Cuentas públicas
Las finanzas del Vaticano, una herencia envenenada para el próximo Papa
Pese a sus esfuerzos por reconducir la situación financiera, Francisco no logró acabar con el abultado déficit que la Curia Romana tiene desde hace una década
El Santo Padre que salga elegido en el Cónclave que se celebrará en los primeros de días de mayo en la Capilla Sixtina del Vaticano para designar al sucesor del Papa Francisco no sólo tendrá que guiar a la Iglesia católica en lo espiritual en los próximos años sino que tendrá que encargarse también de otros aspectos que tal vez puedan parecer más prosaicos para una institución tan volcada en lo espiritual pero que resultan igual de relevantes para su futuro como, por ejemplo, sus finanzas. Y es que en este aspecto, los denodados esfuerzos de Francisco para revertir los números rojos que reflejan las cuentas de la Curia Romana, el conjunto de órganos de gobierno de la Santa Sede y de la Iglesia católica, no surtieron efecto.
Aunque el Vaticano no ha publicado un informe presupuestario completo desde hace varios años, en septiembre del año pasado, el Papa envió una carta al Colegio Cardenalicio, que luego se hizo pública, en la que daba cuenta de la delicada situación financiera del Vaticano. La misiva revelaba que su déficit operativo se había disparado hasta los 83 millones de euros en 2023, cincuenta más que el año anterior.
El agujero en las cuentas de la Santa Sede, sin embargo, no es nuevo. Desde 2014, acumula 444 millones de euros de déficit sin que Francisco haya podido hacer nada por darle la vuelta a la situación pese a sus múltiples esfuerzos para lograrlo. El difundo Papa tomó medidas como recortar los salarios de los cardenales que dirigen el Vaticano tres veces desde 2021 y exigió una agenda de "déficit cero" en la misiva de septiembre. "Seleccionar bien las prioridades, favoreciendo la colaboración mutua y las sinergias. Cada Institución debe esforzarse por encontrar recursos externos para su propia misión. A las Instituciones que registren algún superávit, les pido que contribuyan a cubrir el déficit general, siguiendo el modelo de la solidaridad de las buenas familias", decía la carta.
Tan delicada es la situación y tanto le preocupaba que, según informó la revista religiosa «Vida Nueva» en un extenso análisis de sus finanzas publicado el pasado mes de febrero, Francisco rechazó las cuentas que elaboraron para 2025 cada uno de los departamentos de la Curia para tratar de cerrar la brecha entre ingresos y gastos.
Rechazo
Esta misiva, según informó Reuters, le generó a Francisco una firme resistencia de algunos de sus propios cardenales respecto a cómo enderezar las finanzas del Vaticano. "En una reunión a puerta cerrada a finales del año pasado, los jefes de los departamentos del Vaticano, incluidos cardenales de alto rango, se manifestaron contra los recortes y contra el deseo del Papa argentino de buscar financiación externa para solucionar el déficit", dijeron dos funcionarios a agencia, demostrando que la delicada salud de las finanzas del Vaticano fue un problema que preocupó a Francisco hasta sus últimos días de vida.
Las limitadas fuentes de ingresos son, precisamente, el talón de Aquiles de las finanzas vaticanas. Dado que no emite deuda, no vende bonos ni cobra impuestos, la Santa Sede cuenta con tres fuentes principales de ingresos: las donaciones a través del fondo oficial del Papa; sus inversiones, que incluyen acciones y más de 5.000 propiedades, la gran mayoría en Italia; y las entradas a los Museos Vaticanos.
Aunque las donaciones se han mantenido estables con un promedio de 45 millones de euros anuales en la última década, la facturación de los museos sufrió una importante disminución durante la pandemia de covid de 2020 a 2022, debido a los confinamientos prolongados en Italia, si bien los visitantes han regresado en masa desde 2023.
Para compensar el déficit en sus cuentas, el Vaticano ha ido tirando en los últimos años de los beneficios que le han reportado sus inversiones. La Santa Sede informó de que logró unas ganancias de 45,9 millones de euros gracias a sus inversiones el pasado ejercicio. Aunque no especificó si estaba vendiendo parte de su patrimonio, sí que detalló que 35 millones de euros provinieron de una mejor gestión de sus propiedades en alquiler.
Los rendimientos inversores han venido a ocupar el lugar de la que durante muchos años actuó de red de seguridad de las finanzas vaticanas, el Óbolo de San Pedro. El remanente que dejaban las donaciones que la Iglesia universal realiza al Papa para que lo destine a aquello que considere oportuno estaría ahora mismo casi a cero, según la información de «Vida Nueva». Sólo en 2023, sus ingresos ascendieron a 52 millones de euros, mientras que sus gastos rozaron casi los 110 millones, según el informe sobre el Óbolo publicado a mediados del pasado ejercicio.
La esperanza para que el déficit dé un respiro a las finanzas vaticanas son las visitas récord que se esperan este ejercicio con motivo del Año Santo Católico, también conocido como Jubileo. Se esperan unos 32 millones de turistas en el Vaticano a lo largo del año que dejen una buena suma en sus museos y también donaciones.
Aunque la venta de parte de su extenso patrimonio inmobiliario, valorado en algo más de 3.800 millones de euros, podría solventar a corto plazo los problemas financieros del Vaticano, lo cierto es que especialistas como J.F. Pollard, historiador británico que ha escrito sobre las finanzas del Vaticano, han advertido de que se trataría de una solución a corto plazo que no arregla el problema de fondo pues aunque cualquier venta generaría ingresos inmediatos, reduciría futuras ganancias que se pudieran lograr con ese patrimonio. "Eso pospone el problema para algún futuro Papa", dijo Reese. Pero, como advirtió, "ya sea el próximo papa o el siguiente, llegará el día del ajuste de cuentas".
Los pasivos de su fondo de pensiones alcanzan los 631 millones de euros
Pero el desequilibrio entre ingresos y gastos no es el único quebradero de cabeza en las finanzas del Vaticano del que tendrá que preocuparse el sucesor de Francisco. Los pasivos en su fondo de pensiones también van en aumento y, según los últimos datos hechos públicos, los de 2022, alcanzaban entonces los 631 millones de euros. Algunos analistas de la actualidad de la Santa Sede, no obstante, advierten de que es muy probable que la cifra se haya incrementado desde entonces.
Muchos fondos públicos de pensiones han subestimado el crecimiento experimentado por la esperanza de vida de los jubilados en los últimos años, lo que ha distorsionado sus cálculos presupuestarios. Y no está claro a este respecto si el Vaticano ha realizado los ajustes necesarios para adaptarse a la nueva realidad poblacional dado que mientras que en 1960, la esperanza de vida media en Italia era de 69 años, en la actualidad ha escalado hasta los 83 años.
Para corregir el grave desequilibrio que sufre el fondo de pensiones, Francisco pidió medidas estructurales urgentes para garantizar su sostenibilidad. Y en un intento de reconducirlas, nombró al cardenal Kevin Farrell, el camarlengo de la Iglesia católica, como administrador único del fondo. Francisco, como en el caso de las cuentas públicas, enfatizó antes de su muerte la necesidad de decisiones difíciles que requerirán generosidad y sacrificio por parte de todos los involucrados.