Economía
Gonzalo Bernardos, economista, sobre los grandes problemas de los ciudadanos: "Está fastidiando a las familias..."
El experto en economía asegura que el precio de los alimentos es el principal problema en España
Vivir en España puede llegar a ser estresante. La inflación continúa creciendo y los ciudadanos encuentran grandes dificultades para llegar a fin de mes. Salarios bajos, precios altos en la vivienda y un elevado coste de los alimentos hacen que los meses sean, en muchas ocasiones, difíciles de superar.
Es por ello que, desde el Gobierno, ya empiezan a plantear el incremento del Salario Mínimo Interprofesional. Se trata de una de las grandes medidas que quiere llevar a cabo la Ministra de Trabajo Yolanda Díaz, aunque de momento dicha reforma se encuentra en una fase preliminar.
Y es que elevar los salarios puede suponer una gran solución, pero no acaba con todos los problemas que existen. Así lo ha expresado el economista Gonzalo Bernardos, que apunta como necesidad subir estos salarios, pero este no es el principal problema de las familias.
Subir el salario mínimo: un avance necesario
El incremento de los salarios implica una pequeña bomba de oxígeno para aquellos que perciben menos rentas. Así lo explica Gonzalo Bernardos, que apunta a este incremento como un tema a tratar de manera anual.
"El salario mínimo se ha de subir con base en la inflación que ha subido en el año anterior. Siempre sería muy conveniente que se subiera algo más", confirma.
Además, Bernardos añade que si los precios suben, los sueldos más bajos deben hacerlo en la misma proporción, para que quienes dependen del salario mínimo interprofesional no pierdan poder adquisitivo.
El gran problema de las familias
Sin embargo, el experto detalla que el tema de los salarios no es el principal problema de los ciudadanos en España. Y es que las familias deben lidiar con el alto precio de la cesta de la compra, algo que hace mella cada vez que se acude a los supermercados.
"Lo que realmente está fastidiando a las familias es la cesta de la compra. Es ir al supermercado y darte cuenta de que todo el mundo que va salimos con la misma impresión: qué caro es todo", declara el economista en laSexta.
Una afirmación que Bernardos acompaña con el claro ejemplo de que los productos alimenticios han incrementado su valor de manera exponencial. Según explica, entre enero de 2022 y julio de 2025, los precios de los alimentos y las bebidas no alcohólicas se han disparado un 29%.
A pesar de esta subida, el economista resalta el poco crecimiento de los salarios en ese mismo periodo. En total, los sueldos pactados en convenio han crecido un 12,7%, una cifra que queda lejos respecto a la subida de los alimentos.
Una pérdida del poder adquisitivo de las familias
Con todo esto encima de la mesa, las conclusiones son claras: existe una gran pérdida del poder adquisitivo de las familias. La alimentación es uno de los gastos más importantes para los hogares españoles, y casi una quinta parte del presupuesto doméstico se dedica a ello. Por tanto, esta variación de los precios tiene un efecto directo inmediato sobre la economía de los hogares.
"Esto significa que de 2022 hasta julio de 2025 hay una pérdida de poder adquisitivo de 2,4 puntos. Esto significa comerse lo que en los buenos años ganan los trabajadores después de 4 años", asegura Bernardos.
En consecuencia, el esfuerzo con las subidas salariales de los últimos años se ha esfumado en menos de tres años por el aumento de los precios de los productos básicos.
El precio de la vivienda en España se dispara un 12,7% en el segundo trimestre
Además de todos estos factores comentados, aparece el gran problema de la vivienda. Según el último Índice de Precios de Vivienda (IPV), el precio de la vivienda libre se disparó un 12,7% interanual en el segundo trimestre de 2025, la segunda mayor subida desde la burbuja inmobiliaria.
Con este avance, la vivienda encadena ya 45 trimestres consecutivos de incrementos, más de once años de subidas ininterrumpidas. La escalada afecta tanto a la vivienda nueva como a la usada, aunque es esta última la que concentra la mayor tensión.
Se trata de un problema que sigue aumentando con el paso de los meses, y que no ayuda a los ciudadanos, que ya se ven superados por el encarecimiento de la vida.