Trabajo

Juanma Lorente, abogado laboralista: “Cualquier cosa que hagas en la cena de empresa podría ser motivo de despido”

Un mal gesto, una copa de más o un comentario desafortunado durante la cena de empresa pueden convertirse en un problema laboral mucho más serio de lo que imaginas

Juanma Lorente, abogado laboralista: “Cualquier cosa que hagas en la cena de empresa podría ser motivo de despido”
Juanma Lorente, abogado laboralista: “Cualquier cosa que hagas en la cena de empresa podría ser motivo de despido”Montaje propio | Freepik, Juanma Lorente

Las cenas y comidas navideñas organizadas por las empresas se han convertido en una tradición muy arraigada pero que también puede ser un poco peligrosa. Lo que empezó como un gesto de agradecimiento de las compañías hacia sus trabajadores se ha transformado, para muchos, en un campo minado donde cualquier paso en falso puede desencadenar consecuencias laborales imprevisibles. La reputación digital, la convivencia profesional y las políticas internas tienen más peso que nunca y acudir a estos encuentros ya no es un simple trámite festivo.

Este año, las advertencias no vienen de rumores ni de experiencias ajenas, sino de especialistas en derecho laboral. Juanma Lorente, abogado experto en la materia, no se anda con rodeos y lanza un mensaje que ha generado debate y preocupación entre trabajadores de toda España: “No vayas a la comida de empresa. No hace falta”. Su consejo, lejos de ser exagerado, se sustenta en la realidad jurídica y disciplinaria que atraviesa el entorno laboral actual.

¿Por qué ir a la cena de empresa puede tener consecuencias negativas?

Una de las claves que recalca Lorente es la confusión habitual entre el ocio y el trabajo. Muchos empleados creen que, por celebrarse fuera del horario laboral y en un ambiente aparentemente distendido, lo que ocurra ese día no influye en su desempeño profesional. Nada más lejos de la realidad. Según afirma el abogado, en estas reuniones “no estáis en un bar cualquiera, en un sitio cualquiera, con gente cualquiera, estáis en un ambiente de trabajo”.

Esa condición implica que las normas de conducta del centro laboral siguen vigentes. Los tribunales españoles han reconocido en diversas sentencias que el comportamiento en actos organizados por la empresa, aunque se desarrollen fuera de la oficina o del horario regular, puede ser objeto de sanción e incluso despido disciplinario si afecta a la convivencia, la imagen corporativa o la autoridad empresarial. Casos de agresiones verbales, insultos, peleas, comentarios inapropiados o consumo excesivo de alcohol no son episodios aislados, sino precedentes reales utilizados en procedimientos laborales.

De ahí parte la sentencia más contundente del abogado: “Cualquier cosa que hagas en la cena de empresa, cualquiera que no le guste a tu jefe, que no le guste a la empresa o que pueda perjudicar de alguna manera a tu trabajo es motivo de despido”.

La relajación que produce el alcohol es, probablemente, el mayor enemigo de estas celebraciones. Lorente advierte algo que muchos prefieren ignorar: ese compañero o superior con quien ya existen tensiones no desaparece con la música y los brindis. “Aunque llevéis 20 años siendo los mejores en vuestra empresa… te tomas dos copitas y tienes un enfrentamiento… te puedes ver fuera de la empresa y es una desgracia”, explica.

El despido disciplinario, recogido en el artículo 54 del Estatuto de los Trabajadores, contempla como causas justificadas las ofensas verbales o físicas y la embriaguez habitual cuando repercuta negativamente en el trabajo. A ello se suman protocolos internos contra el acoso sexual o laboral, cada vez más estrictos y aplicables también en estas cenas. Una broma mal entendida o un comentario inapropiado pueden transformarse en una denuncia formal.

Lorente plantea con claridad la alternativa más segura: “Si estáis dudando porque sabéis que se puede liar, no vayáis”. Su recomendación llega acompañada de un matiz crucial: no existe obligación legal de acudir. Las empresas pueden invitar, proponer o animar, pero jamás exigir. Y concluye con un aviso que actúa casi como moraleja navideña: “Por no ir no pueden despedir. Ahora, si vais y la liáis, que sepáis que podéis tener una carta de despido preparada”.

Las cenas de empresa pueden ser un espacio de convivencia y reconocimiento, pero en un contexto laboral cada vez más regulado, no son terreno neutro. Si tienes un ambiente laboral complicado y en lo personal te repercute, la prudencia, más que la diversión, parece ser la clave de supervivencia profesional.