Volkswagen

Mercedes usó un software similar al de Volkswagen en el «dieselgate»

Fábrica de Mercedes-Benz en Bremen, Alemania
Fábrica de Mercedes-Benz en Bremen, Alemanialarazon

Daimler, propietario de la firma alemana, habría instalado dispositivos para detectar si el vehículo estaba siendo examinado para controlar sus emisiones de gases

Poco le ha durado la alegría al fabricante automovilístico alemán Daimler. Tras presentar ventas, ingresos y ganancias netas récord en su último informe anual, sus acciones cayeron ayer un 2,1% hasta los 71,01 euros. Fue el gran perdedor en la Bolsa de Fráncfort después de que unos investigadores estadounidenses descubrieran que algunos modelos de la automotriz Mercedes-Benz, propiedad del grupo Daimler, estaban equipados con un software similar al que empleó Volkswagen en el escándalo del «dieselgate» para manipular las emisiones de sus vehículos diésel durante las pruebas de homologación en Estados Unidos. La información publicada por el periódico alemán «Bild» asegura que el fabricante empleó dos dispositivos, Bit 15 y Slipguard, capaces de detectar cuándo el vehículo está siendo sometido a los test en función de las aceleraciones y la velocidad y desactivar la limpieza de emisiones después de rodar 25 kilómetros.

El objetivo, según el periódico, fue alargar la duración del tanque de AdBlue, una disolución de urea utilizada para reducir las emisiones de óxidos de nitrógeno causadas por los escapes de los motores gasóleo. Aunque en un primer momento Daimler rehusó comentar las acusaciones del diario, más tarde, en declaraciones recogidas por Europa Press, fuentes de la empresa explicaron que la compañía está cooperando desde hace más de dos años con las autoridades de Estados Unidos y señalaron que están ofreciendo «total transparencia».

«Confidencialidad absoluta»

En este sentido, explicaron que las autoridades conocen los documentos y resaltaron que no se ha producido «ningún tipo de acusación». Asimismo, señalaron que no iban a comentar más detalles respecto a esta investigación en curso, puesto que han acordado con el Departamento de Justicia de Estados Unidos «una confidencialidad absoluta». En esta línea, apuntaron que en su informe anual correspondiente a 2017 hay disponible una explicación «exhaustiva» de los procedimientos legales y su evaluación actual desde la perspectiva de la corporación que preside Dieter Zetsche. Cabe recordar que el gigante automovilístico se vio salpicado recientemente por haber sometido presuntamente tanto a seres humanos como monos a sus experimentos con motores diésel. La firma, sin embargo, se desmarcó «firmemente» de las pruebas y alegó que no tenía voz en ellas, además de afirmar que iban en contra de sus «valores y principios éticos».

Volkswagen, a la que se le acusó como principal responsable de estos test, reconoció el error y explicó que «habría sido mejor renunciar a tal prueba desde el principio». La noticia agita más si cabe la vorágine de escándalos relacionados con las emisiones de la industria alemana que estalló en septiembre de 2015. Fue entonces cuando Volkswagen admitió haber instalado un software secreto en 580.000 vehículos en Estados Unidos, que les había permitido superar las pruebas de emisiones al alterar los niveles cuando detectaba que estaban siendo objeto de pruebas de laboratorio.