
Inflación
Milei evitó la hiperinflación en Argentina
Los precios estaban aumentando a un ritmo de casi un 1% diario cuando llegó a la presidencia, lo que equivaldría a una inflación anual del 3.600%

Cuando Javier Milei asumió la presidencia de la República Argentina, allá por diciembre de 2023, el país se encontraba al filo de una hiperinflación. Como le gusta recordar al propio Milei, los precios estaban aumentando a un ritmo cercano al 1% diario, lo que equivaldría a una inflación anual del 3.600%. Y aunque algunos analistas cuestionaron que una elevación tan acelerada de los precios pudiese mantenerse en el tiempo, la situación macroeconómica de aquel momento sí parece indicar que el país se dirigía hacia la hiperinflación.
A la postre, a finales de 2023, la suma del déficit fiscal y el déficit cuasifiscal de Argentina rondaba el 15% del PIB. El primero representaba cerca de un 5% del producto, mientras el segundo ascendía a un alarmante 10%. Además, el gobierno peronista saliente apenas podía financiar ese agujero presupuestario en los mercados internacionales debido a su historial de impagos. En consecuencia, se recurría de manera sistemática a la emisión monetaria para cubrir las necesidades de gasto, incrementando brutalmente la oferta de pesos sin que existiera ninguna demanda adicional de esta moneda que la absorbiera.
Conforme se disparaban los temores de que esa práctica de financiación inflacionaria persistiera, la demanda de pesos disminuía aún más. Nadie quería mantener una divisa cuyo valor corría el riesgo de desplomarse aceleradamente. Esa confluencia de factores –exceso de emisión y caída de la demanda– conducía inexorablemente a la pérdida de valor del dinero y, por tanto, a una inflación galopante que amenazaba con devenir hiperinflación.
Pues bien, el Fondo Monetario Internacional acaba de corroborar que este riesgo existía. En un reciente informe, el organismo internacional advierte de que, en diciembre de 2023, Argentina enfrentaba un escenario “inminente de hiperinflación y depresión económica” que exigía un programa integral de estabilización. En respuesta, el gobierno de Milei aplicó un ajuste fiscal de magnitud histórica –eliminando de inmediato el déficit del 5%– y puso fin a la financiación del gasto público mediante emisión monetaria. Al mismo tiempo, se acometieron otras reformas clave, como la corrección de precios regulados, la apertura económica, el saneamiento de los balances del Banco Central y una reestructuración del sector público.
El resultado, según el propio FMI, fue un cambio radical en los indicadores macroeconómicos del país, que evitó la hiperinflación. De haberse perpetuado las políticas peronistas, hoy Argentina estaría condenada a una de las mayores miserias de toda su historia.
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