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Guerra comercial

Musk y Trump, una historia de divorcio

La guerra arancelaria del presidente de Estados Unidos ha provocado daños más que milmillonarios en las empresas de Musk

Estaba cantado, pero tenía que suceder: se ha consumado el divorcio entre Trump y Musk. El sabio refranero popular español lo dice muy claramente: no puede haber dos gallos en el mismo corral. De momento, no ha sido como en la película «La guerra de los Rose», pero no descarto que terminen tirándose los trastos a la cabeza de verdad, aunque ninguno de los dos resulte beneficiado por ello. Sin embargo, como son «dos egos muy egos» puede ocurrir de todo.

Qué lejos quedan aquellos días, de los que no hace tanto, en los que vimos a Musk y su hijo en el despacho oval de la Casa Blanca con un Trump de espectador divertido. Han pasado poco más de 120 días, que no es mucho, en los que la guerra arancelaria del presidente de Estados Unidos ha provocado daños más que milmillonarios en las empresas de Musk. Habrá que estar muy atentos para ver como termina este divorcio, ya que no creo que la cosa acabe aquí.

Mientras tanto, Trump se prepara para vivir otro de sus momentos estelares: la Cumbre de la OTAN, en la que va a insistir en su divorcio con esta organización y sus socios europeos, a los que reclama que se hagan cargo de su defensa, lo que supone que estos últimos tendrán que poner un «porrón de pasta» encima de la mesa.

Eso se traduce en otro grave problema para el presidente del Gobierno español, porque el marido de Begoña todavía no ha mandado, ni enviará, el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para este año. Supongo que los de Hacienda ya estarán enfrascados en la preparación del correspondiente a 2026, porque faltan menos de cuatro meses para que se tenga que remitir a las Cortes. Si nos atenemos a las exigencias de Trump habrá que aumentar el gasto en defensa, no el 2%, tal y como se baraja en España, sino por lo menos el doble.

En el caso del marido de Melania y del esposo de Begoña no se puede decir que haya divorcio entre sus posiciones, porque nunca hubo matrimonio.

Lo preocupante para el inquilino de la Moncloa, y para los españoles, es que este debate termine en un divorcio entre España y sus socios europeos, justo cuando el régimen socialsanchista se está descomponiendo, lo que no deja ser otro divorcio.