Vivienda

Niño Becerra (74), economista, sentencia el futuro de la gente joven: "La situación de los jóvenes en España es dura"

Un error político de hace décadas condena hoy a los jóvenes a destinar hasta el 90% de su sueldo a la vivienda, una asfixia económica que lastra la natalidad y para la que se proponen soluciones radicales

El economista Niño Becerra se pronuncia sobre la situación económica
El economista Niño Becerra se pronuncia sobre la situación económicaLa Razón

La solución al galopante problema de la vivienda en España podría requerir una medida tan drástica como inédita: levantar urbes enteras desde sus cimientos. Esta es la contundente propuesta del economista Santiago Niño-Becerra en X, quien considera que solo una intervención de semejante envergadura, con la construcción de ciudades nuevas para entre 25.000 y 30.000 habitantes, podría generar la oferta necesaria para equilibrar un mercado completamente desbocado.

De hecho, para el catedrático, las iniciativas gubernamentales actuales, como el bono joven para el alquiler, no son más que "parches" que eluden la raíz del asunto. A su juicio, estas ayudas temporales resultan insuficientes para atajar el problema de fondo, que no es otro que una escasez crónica de vivienda asequible. Sin un aumento masivo de la oferta, cualquier otra medida se convierte en un simple placebo frente a una enfermedad que se agrava por momentos. Esta visión es compartida por otros analistas que, como el economista Gonzalo Bernardos, consideran que el alquiler se ha convertido en una «trampa mortal» para la capacidad de ahorro de los ciudadanos.

Por otro lado, las consecuencias de esta situación van mucho más allá del drama personal de no poder emanciparse. La crisis habitacional tiene réplicas que sacuden los cimientos de la sociedad: la incapacidad de ahorro ahoga el consumo, la imposibilidad de mudarse frena la movilidad laboral y, lo que es más preocupante, frena de manera alarmante la natalidad, un escenario de precariedad detallado en unapublicación de Elespanol.

Las cifras de una crisis estructural

En realidad, para entender cómo hemos llegado hasta aquí, hay que mirar atrás. El origen de esta crisis estructural se remonta a las políticas desarrolladas entre las décadas de los 50 y los 80, cuando España apostó por un modelo de vivienda protegida centrada en la venta, en lugar de consolidar un parque público de alquiler social. Aquella decisión es una herencia envenenada que hoy soportan las nuevas generaciones. Precisamente, este arraigado modelo de propiedad es el que lleva a empresarios como José Elías a afirmar que la mejor opción para un joven es comprar una casa aun cobrando 2.000 euros, un consejo que refleja la pervivencia de esa mentalidad.

Y es que los datos ponen negro sobre blanco la anomalía española en el contexto europeo. Mientras países de nuestro entorno como Austria o Francia cuentan con un parque de vivienda social en alquiler superior al 15 %, España apenas alcanza un exiguo 2,5 %. Esta brecha no es casual, sino el resultado directo de una estrategia histórica que priorizó la propiedad frente a la protección del inquilino.

En definitiva, este desequilibrio estructural se traduce en una realidad asfixiante para miles de ciudadanos. La emancipación se ha convertido en una auténtica quimera para una juventud que se ve obligada a destinar hasta el 90 % del sueldo al pago del alquiler. En este contexto, las mujeres jóvenes afrontan una vulnerabilidad todavía mayor, a menudo a causa de unos salarios inferiores que complican aún más su acceso a un hogar.