Banca
¿Por qué el BCE va a “destruir” este jueves 550.000 millones de euros?
Los bancos de la eurozona tienen que devolver a la institución monetaria más de medio billón de euros, de los que unos 38.000 millones son españoles
John Kennet Galbraith (1908-2006), amigo de John F. Kennedy (1917-1963) y gran divulgador económico, con frecuencia algo provocador, decía que «el proceso por el que los bancos crean dinero es tan sencillo que repugna a la inteligencia». Todavía más simple es el método que utilizan los bancos centrales. Basta un simple apunte en su balance y se hace el milagro, el dinero surge de la nada. Es lo que hicieron sobre todo la Reserva Federal (Fed) americana y el Banco Central Europeo (BCE) para evitar el colapso durante la pandemia de la Covid-19. La inundación de dinero además puso los cimientos para que la inflación –también por otros motivos, pero todo ayuda– se disparara. Ahora la batalla, como ayer y anteayer recordaron en Sintra (Portugal) el FMI y la presidenta del BCE, Christine Lagarde, es contra la inflación, que sigue sin ser vencida, y esa guerra quizá sea más larga de lo que se pensaba.
El jueves, los bancos de la zona euro, tienen que devolver al BCE casi 500.000 millones de euros de ese dinero que fue creado de la nada y que, ahora, en teoría, debería ser destruido. El BCE dedicó las ingentes cantidades de moneda que fabricó –con simples apuntes en cuenta– a prestárselo a los bancos para que lo hicieran llegar a la economía real. Utilizó un mecanismo, el llamado TLTRO, «litronas monetarias para algunos», que ya ha hecho su trabajo. La devolución de todos esos préstamos supone, en definitiva, la retirada de la circulación de ese medio billón de euros –unos 38.000 millones corresponden a los bancos españoles–, algo que debería contribuir a mitigar la inflación. Supondrá también, antes o después, que los bancos vuelvan a retribuir las cuentas a sus clientes. Hasta ahora vivían en un océano de liquidez y, en la práctica, no necesitaban pagar por el dinero. A partir de ya, todo empieza a cambiar y, como en el caso de los tipos de interés positivos, todo regresa a una cierta normalidad. Siempre habrá quien añore la extraña época del dinero casi gratis. Los clientes recordaran las hipotecas al 1% o al 2% y los bancos cómo incluso cobraban por los depósitos. Tiempos pasados que no volverán, mientras el BCE se dispone a destruir medio billón de euros, también de una manera tan simple como la que describía Galbraith.
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