Opinión
Sánchez vuelve a hacer caja con la inflación
Sigue el expolio y España está a 15 puntos de la UE en renta per cápita ajustada por poder adquisitivo cuando estaba a 9 en 2018
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El Estado vuelve a lucrarse por la inflación con un gobierno que se niega a deflactar los impuestos al alza de precios, y dispara la recaudación por IRPF aunque se reduzca la cifra a cobrar.
La ministra de Hacienda se ha indignado ante la exigencia de Feijóo de aliviar la carga fiscal a los ciudadanos y ha respondido que sube la recaudación de IRPF porque hay más gente trabajando que nunca. Lo que no dice es que de los 20,8 millones de afiliados de diciembre, 800.000 son pluriempleos, como reconoce el propio Secretario de Estado y hay 3,5 millones empleados públicos pagados con mayor deuda pública, un nuevo récord.
Había 19,9 millones de afiliados en 2019 y el empleo público ha aumentado en 320.000 tirando de más deuda, mientras el pluriempleo ha aumentado en 120.000.
No solo no es cierto que haya un récord de empleo sino que las propias cifras del INE de horas trabajadas por afiliado según Contabilidad Nacional están por debajo de 2019 y de 2008. En el tercer trimestre eran 8.635.334,2 para 21,19 millones de ocupados, en el mismo trimestre de 2019 8.518.326,1 para 20,35 millones y en el equivalente de 2008 9.015.328,5 para 21,13 millones de ocupados.
La recaudación se ha disparado porque han crujido a impuestos a todos los trabajadores subiendo las bases mínimas de cotización escondido en el alza del SMI, subiendo los impuestos al trabajo y, además, lucrándose por la inflación.
Las cifras de paro y afiliación reflejan ese pobre desempeño. Hay más de 3,2 millones de desempleados apuntados al SEPE y 11.000 ERTE, con una cifra de paro efectivo, según Fedea, que no ha mejorado de manera significativa desde diciembre de 2019.
En la cifra de afiliación nos encontramos con un dato inflado por un aumento de más de 320.000 empleados públicos pagados con deuda y 800.000 «afiliados» que en realidad son pluriempleos.
Fedea también certifica que la temporalidad empírica no ha bajado, solo la contractual, que significa que han cambiado el nombre y poco más. La precariedad, la duración de los contratos y la supervivencia de los mismos no han mejorado desde la reforma.
El empobrecimiento de los españoles es doble. Por un lado, la inflación anual es del 3,1% según IPC, que es superior a la media de la eurozona (2,9%). Si además ajustamos por una renta más baja que la media, la diferencia es mucho peor, y no sorprende que perdamos puestos en renta per cápita ajustada por poder adquisitivo, situando a España a 15 puntos de la media de la UE cuando estaba a nueve en 2018.
No podemos olvidar que la inflación acumulada desde que gobierna Sánchez es del 16,3% según el INE, lo que supone –ajustado por la renta de los españoles– una pérdida mayor a la media de nuestros países comparables.
Efectivamente, no es lo mismo una inflación del 20% con sueldos alemanes que una inflación del 16,3% con sueldos españoles. Por eso, y por el brutal aumento de los impuestos a todos vía directa e indirecta, España se sitúa con el peor dato de renta per cápita comparado con la eurozona desde los 90.
Es sinceramente hilarante leer que España crece más que los países de su entorno cuando Sánchez firma en 2023 la tercera peor recuperación de la Unión Europea desde los niveles de 2019.
Es tal la desaceleración, que en el primer trimestre el gobierno se vanagloriaba de un crecimiento interanual del 4% y en el cuarto se pone la medalla de un rebote interanual del 1,8%. Con la cifra de negocios empresarial cayendo un 4,8% en 2023, hasta octubre, según el INE, y una caída de renta de los hogares brutal.
La renta real per cápita de los hogares está un 0,7% por debajo de la de 2007 en España, el tercer peor país de la OCDE. El empobrecimiento comparado con la OCDE es simplemente intolerable. En España está un 0,7% por debajo de los niveles de 2007 y en la OCDE desde entonces ha crecido un 22,1%.
Todo esto con un aumento de deuda de más de 325.000 millones de euros, unos pasivos totales de las administraciones públicas que superan los dos billones de euros, y una deuda según el protocolo de déficit excesivo que es de más de 1,57 billones, creciendo más de un 4% en lo que va de año.
Es decir, España se empobrece y no crece, se endeuda. 2024 va a ser una repetición de 2023, mayor expolio fiscal y más deterioro absoluto y relativo.
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