Análisis

Sanchismo depredador: deterioro institucional y destruir la democracia desde dentro

El Gobierno alienta un deterioro institucional sin precedentes. Esta misma semana, por ejemplo, la exministra Calviño admitió que interfirió en la labor de un organismo independiente y de enorme prestigio como el INE

Economía.- Calviño tomará posesión de su cargo al frente del BEI el 1 de enero y Sánchez designará a su sustituto pronto
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a la exministra de Economía, Nadia CalviñoEuropa Press

Los españoles asienten con estupor ante una carga de propaganda y ataque a las instituciones sin precedentes. Durante semanas, las informaciones de medios afines al gobierno y los comentarios del ejecutivo se han centrado en crear un ambiente de presión contra el Tribunal Supremo que se mueve desde la insinuación de prevaricación preventiva, antes de que se dictamine nada, hasta la amenaza directa a jueces nombrados sin tapujos en medios de comunicación.

Se ha llegado al nivel de aberración máximo al contemplar que se da por hecho que las declaraciones de unos periodistas de medios afines al gobierno, que no aportan pruebas sobre lo que declaran, deben ser consideradas como verdades y evidencias incontestables. Periodistas afirman sin rubor que “cientos” de personas tenían los correos electrónicos de un ciudadano privado con Hacienda y no pasa nada. Lo afirman sin presentar pruebas y tampoco pasa nada. Los medios de comunicación y el propio ejecutivo repiten machaconamente que no hay pruebas, que la UCO o desmonta las pruebas, cuando solo emite informes técnicos, o hace investigaciones contra el fiscal general por supuesto sesgo. Todo vale.

En un informe sobre RTVE del Instituto Juan de Mariana, se encuentra un brutal sesgo a favor del gobierno y la izquierda. Las menciones negativas al PP (41,6%) y Vox (45,3%) son dos veces más frecuentes que para el gobierno (23,1%) en los Telediarios estudiados. Asimismo, las intervenciones de miembros del gobierno o de los partidos políticos que lo sustentan suman el 61,2%, frente al 20,3% que se concede a la oposición, existiendo también un diferencial en la duración de estas intervenciones (12 segundos de media en el caso de la izquierda, 6 en el de la derecha). En los bloques informativos que aluden al gobierno y sus fuerzas aliadas, el tono crítico representa el 21,4% de la emisión, frente al 56,2% apreciado cuando se habla del PP o Vox.

En los 119 segmentos donde se formula algún tipo de atribución causal detrás de un problema o una crisis, vemos cómo las alusiones a asuntos delicados para el gobierno se abordan en un 68,9% de los casos haciendo alusión a factores externos: “contexto internacional”, “crisis energética global”, “emergencia climática”, etc.; en cambio, solamente en un 14,4% se liga la responsabilidad de lo ocurrido a acciones de la Administración. Por el contrario, cuando la controversia afecta al PP o Vox, el 72,3% se le imputa la responsabilidad de lo sucedido a dichas formaciones y los factores externos solamente son mencionados en el 9,6% de los casos, según el estudio.

Esta misma semana, la exministra de Economía del gobierno ha afirmado en un libro de memorias, sin tapujos, que “cuando me enteré de que el INE había revisado el PIB de 2023 y 2024, eso no podía pasar sin pena ni gloria», tras admitir, sin lugar a duda, que se dedicó a interferir en la labor de un organismo independiente de enorme prestigio como el INE. La Asociación de Estadísticos Superiores del Estado se ha visto obligada a hacer un segundo comunicado en menos de cuatro años alertando sobre la injerencia del gobierno. «Estos intentos de injerencia del poder político no han logrado sus objetivos en el INE, pero pueden provocar un enorme daño a la institución y a la credibilidad de sus estadísticas, sobre todo porque han sido expuestos abiertamente por quien hoy ocupa un cargo de tanta relevancia como la presidencia del Banco Europeo de Inversiones. No puede obviarse que todo ello se produce en un contexto de creciente descrédito social de otras instituciones del Estado», afirma la AESE.

Justicia, prensa e instituciones independientes. No es un error lo de Calviño, es la evidencia de un ejecutivo que se considera impune y traspasa todas las líneas rojas.

Ya nadie se escandaliza cuando los medios de comunicación cercanos al gobierno señalan a periodistas y jueces, hacen juicios paralelos, acuden al asesinato de personalidad y se atreven a dictar sentencia antes de que lo hagan los tribunales. Ya nadie se escandaliza al saber que la ministra de economía presiona al ente estadístico para que refleje los datos que a ellos les interesan.

Esto no se hace por casualidad, sino por estrategia. Demoler las instituciones e introducir el veto, el miedo y la cancelación al discrepante es un ejercicio de totalitarismo que busca perpetuarse en el poder a toda costa y sin contrapesos y, lo más importante, amedrentar al ciudadano libre y a la sociedad civil ante la amenaza, nada velada, de represalias y consecuencias profesionales.

El ejecutivo aprueba cada semana miles de millones de gastos sin espacio presupuestario y no pasa nada. Los portavoces del gobierno dedican días al asesinato de carácter de cualquier miembro de la oposición y no pasa nada. Se tilda de “asesino” y “criminal” a los gestores de la oposición y cualquier error del gobierno es por culpa de esa misma oposición, del cambio climático o de Trump, y no pasa nada. Los partidos de ultraizquierda señalan a policías y atacan al cuerpo por defender a los ciudadanos y no pasa nada. Los españoles desayunamos todos los días con un medio de comunicación despellejando a un juez o a un periodista y no pasa nada. Le revientan la cara a un periodista y el abyecto líder de la ultraizquierda antisemita sugiere que es un confidente policial y no pasa nada. El presidente monta un “Aló, presidente” chavista cada dos por tres y no pasa nada.

Si usted es afín al gobierno, pensará que esto es todo estupendo porque así ganan los suyos y su bando se fortalece. Tengo malas noticias. Cuando defiendes el desmantelamiento institucional y apoyas la deriva autoritaria del gobierno esperando beneficiarte como comisario político o votante, vienen las purgas y el hundimiento de tus opciones como ciudadano libre.

Los economistas que arroparon y apoyaron a Calviño en su intento de asalto al INE pensarán que eso es bueno para ellos, pero no han conseguido nada y, encima, a cambio de unas míseras moneditas de agradecimiento. Los periodistas que callan ante el señalamiento a sus compañeros o lo difunden, que se entregan al asesinato de personalidad del discrepante, no solo no han conseguido nada, sino que han perdido.

La buena noticia es que España tiene instituciones mucho más fuertes de lo que nunca pudimos esperar y que, gracias a los jueces, a los cuerpos de seguridad, a los héroes de la prensa libre y a los economistas independientes, la verdad sale adelante a pesar de la propaganda.

El viernes me dijo una persona que la propaganda es incesante y asfixiante. Es cierto, pero la razón por la que el gobierno debe entregarse en cuerpo y alma a la propaganda es porque no cala.

El único consuelo que nos queda ante la triste evidencia del auge de estos aspirantes a comisario político, propagandista y delator al servicio del sanchismo depredador es que son muy, muy baratos.

Si piensas que demoler las instituciones independientes es bueno porque lo hacen los tuyos, piensa dos veces, ya que irán por ti inmediatamente también. La razón por la que queremos instituciones independientes y prensa libre es precisamente para que sean estrictos y rigurosos con el poder, esté en manos de nuestro partido o de otro. Un país donde medios, justicia e instituciones están al servicio del gobierno es un país fallido. No dejes que España lo sea.