Finanzas

«Shadow banking», opción en auge para obtener financiación

Cada vez más empresas buscan fondos alternativos a la banca, según Bravo Capital

«Shadow banking», opción en auge para obtener financiación
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El «shadow sanking», («banca en la sombra», en castellano») es un fenómeno relativamente reciente, pero que ha llegado para quedarse. Y es que los años de crisis han llevado a una nueva realidad que ha redibujado totalmente el escenario financiero mundial. Tan imparable es la tendencia, que en 2020 podría representar el 35% de los activos financieros globales. Así se desprende del estudio «Capital Markets 2020», elaborado por PwC, y que se ha realizado a partir de 250 encuestas a los principales ejecutivos mundiales.

La gran mayoría de los entrevistados, el 70%, considera esta actividad como una «amenaza moderada-severa» para los bancos tradicionales, mientras que un 20% cree que puede surgir entre ambas nuevas formas de colaboración innovadoras.

El avance de la nueva financiación, junto a nuevas regulaciones en los distintos países, a una creciente innovación impulsada por los avances tecnológico, y a unas demandas más exigentes por parte de los clientes van a obligar a las compañías financieras de toda la vida («private equities», fondos de pensiones, bancos de inversión, brokers, entidades financieras, «hedge funds»...) a transformarse y a definir con claridad qué papel quieren jugar en este nuevo entorno, inestable, en el que las tensiones geopolíticas y las decisiones monetarias de los bancos centrales van a marcar el paso de la economía y, en consecuencia, de la actividad financiera.

Las conclusiones del estudio de PwC coinciden con las arrojadas por el I Barómetro Económico de Bravo Capital. El estudio refleja que las empresas, conscientes de la escasez de recursos monetarios, buscan, cada vez más, fondos fuera del circuito bancario.

Así, el informe de Bravo Capital revela que el 37% de las empresas que han participado en el mismo tiene intención de recurrir en el futuro a algún tipo de financiación alternativa para cubrir sus necesidades de capital. Además, el 80% de las compañías con las que contacta Bravo Capital muestra interés por conocer esta vía de financiación, que es totalmente compatible con otras opciones de acceso a liquidez. Esta necesidad de financiación es fruto de una percepción económica más positiva por parte de las empresas, debido al repunte de la demanda interna y a la mejora del sector exterior. Ello se ha traducido en un mayor interés de las compañías en invertir para crecer y crear empleo, por lo que necesitan unos fondos, que la banca no siempre puede o quiere prestar. Según el Barómetro de Bravo Capital, el 70% de las pequeñas y medianas empresas (pymes) consultadas, cuya facturación oscila entre los 7 y 4.000 millones de euros, esperaba un crecimiento de la economía nacional este año 2015.

Que no se la «jueguen»

José Luis Villafranca, director Comercial de Bravo Capital, que lidera el equipo de directores de Cuenta de Financiación Alternativa de la sociedad, esta haciendo una importante labor para que el mayor número de empresas españolas conozcan de primera mano otras opciones que contribuyan a estabilizar su acceso a fondos. «Si echamos la vista atrás, cuando nuestras empresas han necesitado financiación, sólo han podido acudir a la banca. Afortunadamente, hoy, existen otras fuentes de obtención de crédito complementarias al sistema financiero tradicional, como Bravo Capital, a las que pueden acudir no sólo las sociedades cotizadas, sino cualquier compañía, independientemente de su tamaño y de su sector de actividad. Mi consejo es que no se la ‘‘jueguen’’ con un solo proveedor financiero», asegura José Luis Villafranca.

Y ésa es, precisamente, la filosofía con la que nació Bravo Capital en enero de 2014: ser un complemento a la banca, después de detectar que las empresas españolas estaban creciendo, pero que la financiación tradicional no era suficiente para cubrir todas sus necesidades.

Bravo Capital canaliza dinero de inversores, estructurando soluciones adaptadas a las necesidades de capital de cada empresa. Para ello, utiliza varios instrumentos, como préstamos amortizables a seis meses desde el 2,5% de interés nominal anual; otros tipos de préstamos estructurados a diferentes plazos; programas de bonos y pagarés con distintos plazos, así como operaciones de «factoring».