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El sueño del coche eléctrico se convierte en pesadilla: General Motors claudica y paraliza sus fábricas hasta 2026

La producción del coche eléctrico se frena en seco en Estados Unidos. General Motors anuncia despidos masivos y paraliza su producción de baterías ante la caída de la demanda, un revés que golpea a todo el sector en el país

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General Motors negociará una alianza de capital con el japonés Isuzularazon

El sueño del coche eléctrico en Estados Unidos parece toparse de bruces con la realidad. Lo que hace unos meses se presentaba como una transición imparable hacia la movilidad sostenible ha recibido un jarro de agua fría por parte del propio mercado. El entusiasmo de los consumidores se ha enfriado y, con él, las ambiciosas previsiones de los grandes fabricantes, que ahora se ven obligados a recalcular sus estrategias a marchas forzadas.

En este contexto, General Motors (GM) se ha convertido en el último gran fabricante en claudicar ante la nueva coyuntura, anunciando un drástico plan de reestructuración. La decisión del gigante de Detroit tendrá un impacto directo sobre 3.300 de sus empleados, una cifra que evidencia la magnitud del viraje en sus planes de electrificación y que dibuja un panorama de notable incertidumbre en el sector automovilístico estadounidense.

De hecho, el ajuste laboral es de una envergadura considerable y afectará a varias de sus instalaciones clave. La compañía ha confirmado el despido de 1.750 trabajadores, de los cuales 1.200 pertenecen a su planta de vehículos eléctricos cerca de Detroit y otros 550 a su fábrica de baterías Ultium Cells en Ohio. A ellos se suman 1.550 empleados que entrarán en paro técnico, lo que supondrá la paralización de la producción de baterías en Ohio y Tennessee desde enero hasta mediados de 2026.

Un cambio de rumbo forzado por el mercado

Detrás de esta drástica decisión se esconden dos factores principales que han erosionado la demanda. Por un lado, la eliminación de un crédito fiscal federal de 7.500 dólares que servía como un potente incentivo para la compra de estos vehículos. Por otro, una flexibilización en las normativas de emisiones que ha relajado la presión sobre los fabricantes para acelerar su transición ecológica.

Asimismo, la situación que atraviesa General Motors no es un caso aislado. La crisis de expectativas salpica a toda la industria del motor en Estados Unidos. Ford, su histórico competidor, también se ha visto forzada a posponer varios de sus proyectos de electrificación más importantes. Incluso Tesla, el gran pionero del sector, ha tenido que advertir públicamente sobre una ralentización en su ritmo de crecimiento.

No obstante, a pesar del complejo escenario actual, la multinacional asegura que no renuncia a su apuesta por la electrificación a largo plazo. Desde la dirección de GM insisten en que mantienen la vista puesta en el futuro y han comunicado su intención de reanudar la producción en las dos plantas de baterías que ahora detienen su actividad, fijando el verano de 2026 como la fecha para que las cadenas de montaje vuelvan a funcionar.

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