Editorial

Galicia frente a la propaganda desleal

Lo más descorazonador es que de no haberse convocado las elecciones regionales el pasado 21 de diciembre, el vertido de microplásticos se hubiera mantenido en el bajo perfil político e informativo que le había conferido la actuación del Ministerio de Transportes.

La Xunta cifra en 30 las playas afectadas por el vertido de plástico y pide a Óscar Puente "no embarrar"
La Xunta cifra en 30 las playas afectadas por el vertido de plástico y pide a Óscar Puente "no embarrar"Europa Press

De la tragedia medio ambiental del «Prestige» quedaron en la memoria colectiva la gracieta de un dirigente del PSOE, «y si no, hundimos otro barco», satisfecho con el devenir de las encuestas electorales y el intento del populismo nacionalista gallego de camuflarse tras una supuesta asociación ciudadana, «Nunca Maís», para atacar al gobierno central. Salvando las distancias, una vez más, la propaganda de la izquierda se ha activado ante un accidente marítimo para cargar contra la Xunta popular, aunque con la novedad de que es el propio Ejecutivo, responsable directo de la vigilancia y seguridad de las costas y del mar territorial, quien endosa de manera desleal la responsabilidad a un gobierno autonómico en manos de la oposición.

Con todo, lo más descorazonador es que de no haberse convocado las elecciones regionales el pasado 21 de diciembre, el vertido de microplásticos se hubiera mantenido en el bajo perfil político e informativo que le había conferido la actuación del Ministerio de Transportes. Porque por más que se empeñe su titular, Óscar Puente, sacándose de la manga cronologías de más que dudosa veracidad, lo cierto es que fueron los propios representantes legales del armador del portacontenedores accidentado quienes se pusieron en comunicación con Transportes para alertar de las consecuencias contaminantes del vertido, ofrecerse a pagar el coste de la recogida y ponerse a disposición de las autoridades afectadas. Esto sucedió el 20 de diciembre, como consta en el correo remitido al Ministerio, es decir, doce días después de que cayeran los contenedores al mar, frente al litoral portugués.

Que el ministro Puente trate de hacer pasar un whatsapp del Centro de Coordinación de Salvamento con los servicios de guardacostas de la Xunta, que era, en realidad, un aviso a navegantes, como una comunicación oficial del vertido demuestra o mala fe o profunda ignorancia sobre el funcionamiento de las normas internacionales de la seguridad marítima. Por fortuna, los polímeros que están llegando a las playas gallegas, como a las de Asturias, Cantabria y, probablemente, del País Vasco, no son tóxicas por sí mismas y, por su tamaño, no afectarán a los bivalvos.

Por supuesto, no significa que estemos ante un hecho inocuo, porque será muy complicado recoger un vertido que se mezcla con la arena, entre las algas y en los huecos de las rocas, pero exageran quienes desde la izquierda tratan de evocar la tragedia del «Prestige» y lo hacen conscientemente por motivos meramente electorales. Es prácticamente imposible recoger las «perlas de sirena» en alta mar, por lo que pecarían de sectarismo pedestre quienes pidieran otras responsabilidades al Gobierno que las de no haber dado la alarma en tiempo y forma. Precisamente, ese sectarismo pedestre que está desplegando la izquierda en las playas gallegas.