Editorial

Sánchez deja una España endeudada

Hoy, los españoles carguen con el mayor volumen de deuda de su historia. Es una situación indeseable a la que el próximo gobierno tendrá que esforzarse en poner remedio.

Pedro Sánchez cerrará campaña este viernes en Getafe
MADRID.-23J.- Pedro Sánchez cerrará campaña este viernes en GetafeEuropa Press

Es cierto que algunas corrientes del pensamiento económico actual, generalmente del ámbito progresista, consideran que el brutal endeudamiento público a nivel mundial no tiene por qué ser un problema, pero otras voces, precisamente, las que escucha con más atención la Comisión Europea, advierten de que la próxima crisis vendrá marcada por el exceso de deuda y tendrá un efecto arrastre sobre las principales economías del mundo.

De ahí, que los mismos dirigentes que, a través de los bancos centrales, han fomentado el crecimiento de las deudas nacionales, como el BCE, aboguen ahora por una reducción del crédito público, la subida de los tipos de interés y un retorno a la disciplina fiscal. Valga este largo preámbulo como marco de los datos que ha facilitado el Banco de España sobre el importe de la deuda nacional de España, que en el tercer trimestre de este año supera el billón y medio de euros, es decir, el 113 por ciento del PIB, tras cinco años de carrera alcista, o lo que es lo mismo, el tiempo que ha estado Pedro Sánchez al frente de los destinos de la Nación.

Se argüirá que las circunstancias extraordinarias de este período, con la pandemia del coronavirus de telón de fondo, no dejaban otra opción al BCE que tirar de la máquina de imprimir dinero para afrontar los enormes costes sanitarios, sociales y económicos provocados por el Covid –más bien, por la respuesta de unos gobiernos que se vieron desbordados por las circunstancias– y que el Ejecutivo social comunista hizo lo único que cabía hacer, pero es un argumento que casa mal con el incremento de los ingresos fiscales del Estado, merced a la mayor presión impositiva que ha conocido España, y con la supuesta evolución favorable de una economía que, en gráfica expresión del presidente del Gobierno, «va como una moto».

Y es así, porque sólo en el último ejercicio la deuda pública se ha incrementado un 5,8 por ciento, es decir, en 85.176 millones más de euros, cuando los efectos de la pandemia se habían aminorado en todo los órdenes, cuando no desaparecidos. Ayer, los distintos portavoces gubernamentales se mostraban encantados con los datos del Regulador porque, según su versión, demostraba que la voluntad del Ejecutivo de llevar a cabo un proceso de reducción de la deuda se estaba cumpliendo, afirmación que no es posible negar, puesto que, en efecto, España llegó a tener un ratio de endeudamiento del 120 por ciento del PIB, pero que no empece para que, hoy, los españoles carguen con el mayor volumen de deuda de su historia. Es una situación indeseable a la que el próximo gobierno tendrá que esforzarse en poner remedio. Y si como muestra vale un botón, ahí está el déficit de la Seguridad Social, que ha pasado de 41.194 millones de euros en 2017 a 106.169 millones en 2022, nada menos que un 157 por ciento más.