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La Universidad, motor de transformación social

En respuestas a LA RAZÓN, más de treinta rectores españoles coinciden en que la institución será parte activa y principal del salto a la nueva era digital

La Universidad debe ser un transformador social
La Universidad debe ser un transformador socialLA RAZON

La Universidad debe ser el actor protagonista de la transformación social. Así lo vislumbran numerosos rectores en la consulta realizada por LA RAZÓN en colaboración con la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE. La Universidad avanza hacia un futuro lleno de retos y oportunidades, entre los que están los pilares sobre los que se asentará la sociedad del futuro.

Como destaca Eva Alcón, rectora de la Universitat Jaume I y presidenta de CRUE, las universidades «queremos liderar un cambio social que no sea únicamente económico». Sólo así es entendible una institución cuyos canales de actuación deben seguir siendo la docencia, la investigación y la transmisión del conocimiento. «Apostamos por una oferta formativa centrada en el estudiantado, flexible y adaptada a sus necesidades, que fomente las competencias y habilidades transversales y garantice el aprendizaje a lo largo de la vida», concluye Alcón.

María Iraburu, rectora de la Universidad de Navarra, coincide con Alcón: «Las universidades podemos ser motores de transformación y de humanización desde nuestras misiones propias: la formación de las personas, la investigación y la transferencia», comenta a LA RAZÓN.

La empleabilidad actual, regida por un desarrollo integral de competencias transversales, es otro de los puntos a tener en cuenta para un futuro que es ya presente. Higinio Marín, rector de la Universidad CEU Cardenal Herrera, destaca la importancia de «formar en orden a la empleabilidad o a mejorar la formación doctrinal, teórica y en ciencias básicas». Y para lograr este objetivo es necesario contar con el mayor número de herramientas posible. Entre ellas, los estudios y alianzas internacionales juegan un papel primordial en la actualización y desarrollo global de los programas académicos de las universidades.

Internacionalización

Desde hace años, estas alianzas con universidades europeas y del resto del mundo se han erigido como uno de los grandes atractivos para los futuros alumnos. La posibilidad de cursar parte del programa en otro país y el enriquecimiento derivado de la globalización académica son un importante factor a la hora de decidir el itinerario formativo y laboral. Rosa Visiedo, rectora de la Universidad CEU San Pablo, explica cómo la sociedad de hoy «nos llama a ser más internacionales en nuestra oferta educativa, adaptando nuestros campus a las necesidades de una comunidad cada vez más diversa».

Joan Guàrdia, rector de la Universitat de Barcelona, afirma sobre la internacionalización que es un «marco de colaboración entre universidades de indudable valor». Un argumento que también esgrime Manuel Pérez, rector de la Universidad de Burgos, aludiendo a que este modelo «supera al tradicional y se adapta a una nueva realidad basada en la transferibilidad», redundando en el beneficio de alumnos, docentes y la sociedad».

En este sentido, la internacionalización terminará por «brindar un acceso universal a la educación de alta calidad en todo el mundo», según aporta Pedro Fernández, rector de la Universidad de Extremadura. José Muñiz, al frente de la Universidad Nebrija, coincide en que el futuro de la universidad reside, entre otros elementos, en la internacionalización, pero también en la «docencia de calidad, la transmisión de conocimiento y en la investigación rigurosa y aplicada a la sociedad».

Este elemento internacional hace que la sociedad se vea beneficiada de la transmisión de conocimiento que tiene lugar en la universidad, pues «son precisamente los países más desarrollados los que hacen un uso más intensivo del conocimiento que, en gran medida, proviene de potentes sistemas universitarios», como declara José E. Capilla, rector de la Universitat Politècnica de València.

Investigación

Otro de los pilares tradicionales de la institución que, por supuesto, no faltará en el futuro, es la investigación. Laia de Nadal, rectora de la Universitat Pompeu Fabra, explica que esta rama multidisciplinar debe incidir en una «transmisión bidireccional del conocimiento entre universidad y sociedad». En esta línea argumental, el rector de Univeresidad de Oviedo, Ignacio Villaverde, coincide en que «la universidad es la custodia del conocimiento», independiente de cualquier interacción por parte de terceros. «El conocimiento científico será clave para la toma de decisiones en una era de incertidumbre radical», destaca Francisco García, rector de la Universidad de La Laguna. La investigación, sin embargo, debe ser una pata más para lograr una «formación y desarrollo integral de los alumnos, no solo científico», como comenta Daniel Sada, rector de la Universidad Francisco de Vitoria, sin perder de vista el factor diferencial de la universidad como transformador social, pues como apunta Julián Garde, rector de la Universidad de Castilla-La Mancha, «debemos realizar una investigación con un impacto directo en la economía y el desarrollo social». Al igual que María Vicenta Mestre, rectora de la Universitat de València, que aboga por una investigación «para la transformación de los tejidos productivos en un mundo competitivo».

Formación a lo largo de la vida

Otro de los grandes temas en los que los rectores de España están de acuerdo es la formación continua. La universidad, destaca Julio Abalde, rector de la Universidade da Coruña, «está en continuo cambio, muy cerca de la sociedad y el sector empresarial», por lo que se ve imprescindible que la formación se mantenga a lo largo de toda la vida. Así, la universidad podrá desarrollar su «capacidad para proveer a la sociedad de los profesionales que necesita», explica Daniel García, rector de la Universidad Europea Miguel de Cervantes.

También coincide en este aspecto Elena Gazapo, rectora de la Universidad Europea de Madrid, destacando que gracias a este modelo de formación se puede «responder a las necesidades que demanda la sociedad actual». En suma, una formación continua «de calidad, especializada y adaptada a las necesidades del alumno y la sociedad», como apunta José Ignacio García, rector de la Universidad Internacional de Andalucía. Para el rector de la Universidad Pontificia de Comillas, Enrique Sanz, la formación continua estará propiciada por «una oferta académica flexible y abierta», otro de los fundamentos en los que se basan los rectores para prever la universidad del futuro.

Oferta académica flexible

Como explica Quim Salvi, rector de la Universitat de Girona, la diversidad del estudiantado hace que «no podamos permitirnos que nadie sea apartado del sistema educativo», y para ello es necesario ofrecer una «formación más variada, con itinerarios especializados para formar agentes que ofrezcan soluciones transformadoras» en sus ambientes más cercanos, comenta Juan José Etxeberria, rector de la Universidad de Deusto. La localidad es un factor muy importante para el futuro de la formación superior, favoreciendo la «adaptación de la oferta académica a las necesidades de la sociedad», como destaca José María Vázquez, rector de la UNIR.

Parece lógico pensar que cuanto más flexible sea el itinerario formativo mayores serán las salidas profesionales, logrando, como explica Jaume Puy, rector de la Universitat de Lleida, «formar profesionales de perfil elevado», una formación flexible e integral «capaz de aportar habilidades que mejoran el talento demandado por la sociedad», como explica Daniel Crespo, rector de la Universitat Politècnica de Catalunya, además de lograr «que un mayor número de personas pueda acceder a la enseñanza superior», en opinión de María Concepción Burgos, rectora de la Universidad a Distancia de Madrid. La flexibilidad tiene un aliado en la tecnología, como apunta Héctor Escamilla, rector de la Universidad Camilo José Cela. Según él, en el futuro «se potenciará un enfoque multidisciplinar en la formación de los estudiantes».

Tecnología y sostenibilidad

El cambio tecnológico es ya es una realidad. Según los rectores, corresponde a la universidad liderar este desarrollo «asegurando su dimensión ética», matiza Alfonso Méndiz, rector de la Universitat Internacional de Catalunya, que coincide con Santiago García-Jalón, rector de la Universidad Pontificia de Salamanca, que destaca el propósito de «contribución y compromiso social de la Universidad para intervenir de manera activa en el debate intelectual y cultural».

Hoy no se puede entender un futuro sin respeto al medioambiente, y la institución no es ajena a ello, siendo un actor fundamental «en la transición ecológica y digital», apunta Amaya Mendikoetxea, rectora de la Universidad Autónoma de Madrid. La formación universitaria debe estar «enfocada a la inclusión y la sostenibilidad», comenta Miguel Ángel Castro, rector de la Universidad de Sevilla, al igual que Fabio Gómez, de la Universidad Loyola, que aboga por «crear instituciones inspiradoras, que apuesten por el talento, fomentando la sostenibilidad».

Talento transformador

Pero si hay algo en lo que los consultados coinciden es en el papel de transformador social de la universidad, como apunta José Manuel Pagán, rector de la Universidad Católica de Valencia, que ve en ella «un factor para transformar la sociedad, no para adaptarse a ella», y coincide con la «contribución decisiva para lograr una sociedad más evolucionada» que quiere aportar Manuel Reigosa, rector de la Universidad de Vigo. Así se podrán «promocionar nuevas tendencias» para lograr ese cambio social, en opinión de Ricardo Mairal, rector de la UNED.